Terremotos, explicación mística y científica

Terremotos, explicación mística y científica

Cuando hablamos de terremotos actualmente, hablamos sobre un movimiento del suelo producido por las fuerzas que actúan al interior de la tierra, una falla normal  geológicamente. Pero en la antigüedad la gente que nunca había presenciado un terremoto no iba a encontrar normal, dicho suceso.

En 1647, en Chile, gobernaba Martín de Mujica quien tenía en estado de calma y paz la relación  española e indígena; lo que no tenía previsto era que esa calma no duraría mucho. A las 22:30 pm hora local, el día 13 de mayo se produce el quinto terremoto más destructivo del país abarcando todo el reino de Chile, en especial la capital Santiago, el sismo fue de 8,5 grados en la escala sismológica de Richter durando alrededor de medio cuarto de hora según el obispo Gaspar Villarroel. La ciudad de Santiago quedó devastada, se cayó la catedral, los edificios públicos y de las 600 casas que se habían construido pocas quedaron en pie. Todo quedó igual a como estaba cuando llegó Pedro de Valdivia según cuentan los  historiadores Encina y Castedo. La Real Audiencia en esa época databa de unos 600 fallecidos aproximadamente y muchos heridos.

En consecuencia de este movimiento de tierra, la gente sobreviviente y más aun los religiosos se comenzaron a cuestionar ciertos acontecimientos para ellos “milagrosos”; como es el caso del Cristo de mayo y la famosa figura mítica: Catalina de los Ríos y Lisperguer, “La Quintrala”. El Cristo de mayo era una escultura expuesta en la catedral de san Agustín, que después del terremoto su corona de espinas descendió desde su frente hacia su cuello. Está escultura fue la única pieza que sobrevivió intacta de esta catedral, por lo que la gente comenzó a especular que esto representaba un castigo divino o que era obra de la quintrala, a quien se le acusaba de brujería y pactos con el diablo.

La leyenda del Cristo de mayo no acaba aún. Al terminar el movimiento sísmico el obispo Gaspar Villarroel sacó al Cristo de la iglesia y lo puso en l plaza de armas para que la gente pudiera desahogarse y rogar por el perdón de sus pecados “Dipuse en la plaza-dice- cuarenta o cincuenta confesores, entre clérigos y frailes. Repartidos por las calles muchos, para los enfermos y heridos. Y con estar yo herido en la cabeza, sin tomar la sangre ni tener con que cubrirla, estando en cuerpo como salí, no dejé de confesar” (Obispo Gaspar Villarroel, 1647, carta al rey de España)

A mi juicio la mentalidad de estas personas era de esperarse, gracias al contexto evangelizador en el que se encontraban, relacionaban lo religioso con algo netamente  natural. Actualmente estos fenómenos tienen explicación lógica y comprobación científica que descartan tajantemente cualquier asociación con algún tipo de misticismo o aspecto religioso, como milagros o castigos divinos.

Las personas tienden a darle una explicación a todo lo desconocido es por esto que comenzaron a crearse leyendas sobre este devastador terremoto, se dice que cuando intentaron volver a subir la corona del Cristo a su frente, volvía a temblar, lo intentaron varias veces y siempre sucedía lo mismo. Con esto, los religiosos prefirieron renunciar a la idea de dejar al Cristo tal y como estaba antes del terremoto ya que creían que podía significar otro “milagro divino”, lo que ellos no pensaban es que la corona de espinas se volvía a caer gracias a la fuerza de gravedad que estipula que todo cuerpo es atraído por la tierra.

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