Toxina Paralizante: Marea roja en alza

Capítulo VII final :

muerte en el mar de chiloé: la más anunciada de todas las crónicas  

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Fig.  1. Presencia Toxina Asfixia Salmones. Mapa Resolución Exenta 667, 14 de Mayo 2016. Fuente: Seremi Región de los Lagos.

Historia Oficial de un desastre

Durante los primeros días de marzo del 2016, autoridades de Gobierno, representados por SERNAPESCA y visados por la Armada^[1], autorizan verter 9 mil toneladas de salmón descompuesto a 140^[2] kilómetros mar afuera, al noroeste de las costas de Ancud, extremo norte de la Isla Grande de Chiloé.

Se trata del salvavidas solicitado por la industria salmonera, para controlar la crisis sanitaria que la desestabiliza, en medio de cuantiosas mortalidades en 38 centros de cultivo, de 14 empresas de la Región de Los Lagos.

La causa, una explosiva floración de algas nocivas (FAN)^[3] auspiciada por un caluroso verano insular^[4]. Entre ellas, algunas que producen asfixia^[5] y muerte a más de 23 millones de salmones de cultivo, según informa Eduardo Aguilera, director de SERNAPESCA de Los Lagos, a medios periodísticos en su momento^[6].

Como consecuencia, los despidos masivos comienzan a abarrotar las oficinas de la inspección laboral, desde comienzos del verano. El gremio de trabajadores salmoneros de Chiloé advierte en febrero del 2016, que los primeros exonerados por esta causa en la Isla, suman más mil^[7].

Un mes después, Felipe Sandoval a nombre de la industria, señaló que “la situación llevaría a una pérdida de 10.000 a 12.000 puestos de trabajo durante la segunda mitad de este año [2016]”^[8].

El panorama es desalentador y hace recordar de inmediato la experiencia del sector, ocho años antes, con el virus ISA.  

Toxina Paralizante: Marea roja en alza.

Comienzos del 2016. Como cada verano, la autoridad sanitaria pone en juego un monitoreo de toxinas marinas en el área. Se debe prever la aparición de la toxina paralizante, en la extracción y distribución de mariscos desde la Isla. Ojalá antes que comience Semana Santa y el consumo de productos del mar se dispare en todo el país.

El monitoreo local arroja positivo en altas concentraciones. Se identifica un claro avance desde más al sur a Chiloé, de una multiplicidad de algas nocivas coexistiendo. Entre ellas, la Alexandrium catenella, temida por su efecto paralizante en los peces^[9] y con potencial de muerte en seres humanos. Es Marea roja. La autoridad sanitaria de la región, debe actuar.

Lo hace desde comienzos de marzo, con cierres preventivos en zonas donde se detectó toxinas en altos índices. Las primeras restricciones, se dieron en el extremo sur de la Isla Grande. Luego, como dominó en perfecto orden, los cierres se extienden uno a uno, en dirección norte, hasta copar la totalidad del archipiélago.^[10]/^[11]

Con ello, los trabajadores independientes recolectores de orilla de mariscos y los dependientes de centros de cultivo de mitílidos de todo Chiloé, quedan cruzados de brazos. No hay quién se atreva a vender mariscos provenientes de Chiloé, ni quién sea capaz de comprarlos.

Monitoreo permanente: FAN, Marea Roja, Bloom, esta toxina o la otra.

En el caso de Chiloé, los monitoreos son normales y recurrentes. Todos a cargo del Laboratorio de Toxinas Marinas de la Universidad de Chile, único órgano especializado en la región. Tiene sede propia en Castro, capital provincial de Chiloé, desde el 2002, por ser “la principal zona productora y exportadora de mariscos del país”^[12] según señala en su página electrónica.

Desde ahí, según publica la web, presta “apoyo a la Autoridad Sanitaria e industria local, ejerciendo un importante rol en la vigilancia, contribuyendo a garantizar la inocuidad alimentaria y en la alerta temprana frente a eventos de floraciones algales nocivas causantes de intoxicaciones alimentarias”^[13].

De hecho, “el Laboratorio de Toxinas Marinas, sede Castro, fue creado ante la necesidad de contar con un Laboratorio capaz de dar una rápida respuesta frente al evento tóxico de veneno paralizante (VPM) registrado en la Provincia de Chiloé a partir de marzo del año 2002”, según explica el organismo.

Como bien señala el laboratorio, la “marea roja” es uno más entre varios tipos de florecimientos algales. Su nombre deriva del hecho que “pueden provocar grandes cambios en la coloración del agua, debido a que las microalgas poseen pigmentos (que les permiten realizar la fotosíntesis), tornando las aguas a colores rojo, amarillo, verde o café. Por esta razón, estos fenómenos son conocidos mundialmente como “mareas rojas”^[14].

La misma publicación destaca que “las microalgas, constituyen la base de la cadena alimentaria, ya que son el principal alimento de especies como los moluscos filtradores. Bajo ciertas condiciones ambientales, como temperatura del agua, salinidad, luminosidad y disponibilidad de nutrientes, éstas proliferan en forma explosiva, provocando un fenómeno que se conoce con el nombre de Floraciones Algales o “Bloom”, los que, generalmente, son beneficiosos para la vida marina”.

Las hay tóxicas y no tóxicas. Las tóxicas, contienen veneno (V), que al afectar al hombre, puede ser paralizante (P), como la  Alexandrium catenella , diarreica (D), como la Dinophysis o amnésica (A), como la Pseudonitchia. Entre las no tóxicas, encontramos la Chatonella sin veneno, pero capaz de consumir el oxígeno donde se desarrolla. Los salmones ante ella, si están en jaulas, no tienen salvación. Para los chilenos, dado los acontecimientos, estas serán las más conocidas, aunque no las únicas. De hecho en el mundo se registran más de 6000 microalgas diferentes.  

Lo anterior, permite entender que las floraciones algales, han sido estudiadas en demasía y en el caso de Chiloé, monitoreadas permanentemente.  

FAN, desde enero antecedentes

La autoridad de Gobierno ya había advertido presencia de marea roja, meses antes de los sucesos de abril del 2016.

Así por ejemplo, el 22 de enero de igual año, SERNAPESCA y la Seremi de Salud de la Región de Los Lagos, confirmaban la “presencia de Floraciones Algales Nocivas (FAN) del tipo Veneno Amnésico del Molusco (VAM) en los sectores pesqueros de Teupa, Terao, zona sur de Isla Lemuy, Lincay y Detif, provincia de Chiloé”^[15]. Ante ello, se obligó al cierre temporal de 27 centros de producción de mitílidos, de un total de más de 700 presentes en la región.

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