Diatriba contra el deportista

DIATRIBA CONTRA EL DEPORTISTA

En este texto se exhibe no solo al deportista, sino a su disciplina en sí y sus fanáticos como un espectáculo competitivo, sin ética o moral, un exhibicionismo puro e irracional y, por añadidura totalmente desmeritable.

En esta actividad física claramente el deportista es el protagonista, despreocupado por su intelecto y su visión crítica, pero ocupado, rigorosamente en su físico y su desempeño en el campo, para su desarrollo es capaz de hacer cualquier cosa, sin importar si se necesitan de acciones inmorales o ilegales, por escalar la pirámide, vencer a sus contrincantes y finalmente ser recompensado en el podio con una medalla o un trofeo falso. Él es netamente una pieza del sistema, del “juego”, pasivo y limitado a comprender y practicar técnicas motrices que le aseguren un rendimiento deportivo, por consecuente, hablaríamos más bien de una maquina sin conciencia o pensamiento propio, que no le importa cualquier esfuerzo o desgaste físico y mental, si al final, logra alcanzar sus metas.

El deporte por otra parte se convierte en un fenómeno social, un completo espectáculo para las masas, el cual además de entretenerlas, las controla, se llega incluso al fanatismo, a la obsesión de espectadores, los cuales sienten este “espíritu deportivo” alcanzando la euforia y el llanto cundo ven a sus equipos y deportistas en la práctica, idolatran a algunos y desprecian a otros, estos fanáticos son sujetos dóciles e inútiles fuera del estadio. Adicionalmente está lleno de exhibicionismo, empujando entonces a sus participantes a gimnasios, a cuidar no solo su imagen sino su alimentación, en algunas disciplinas, tratando de alcanzar y mantenerse en estándares que ni siquiera son saludables e incluso llegan a acortar sus expectativas de vida. De modo que se entra en conflicto con el muchas veces mencionado “Mente sana en cuerpo sano”, exponiendo que esta mente “sana” en realidad es mansa, tonta y convencional, está sumida además en el conformismo y claramente esto para el autor no es salud, por lo menos hablando en el sentido de la mente, no es “sana”. En el deporte, el cuerpo, separándolo de sus opiniones y conocimientos, se convierte en el único objeto y foco de atención, el deportista se transforma entonces en alguien expuesto a la opinión no solo de jueces si no de sus mismos fanáticos.

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