La instrucción social para hacer una nación prudente

UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SUS APORTES AL CAMPO DE LAS ARTES DESDE SU POSTURA DE LA

EDUCACIÓN POPULAR

 “La instrucción social para hacer una nación prudente. La instrucción corporal para hacerla fuerte. La instrucción técnica para hacerla experta y la instrucción científica para hacerla pensadora”.

Hablar de Simón Rodríguez es sinónimo de discernimiento, nobleza, templanza, carácter, compromiso, innovación y sobre todo, revolución. Este gran pensador nuestro americano sembró sus ideas descolonizadoras e innovadoras con la intención que la América resurgiera de la oscuridad y se levantará en lo más alto del conocimiento, de la ilustración a través de su proyecto educativo inclusivo.

        Consideraba de vital importancia la formación de los maestros como responsables directos del desarrollo integral de los ciudadanos, haciendo énfasis en la combinación de la actividad manual con la intelectual como la interacción perfecta para la adquisición de conocimientos tanto ancestrales como de los criollos como un pilar fundamental para el fortalecimiento de los pueblos.  Además, Rodríguez insistía en que la creatividad es el camino que conlleva al crecimiento del ser humano de una manera armónica y sensible, permitiéndole la transformación y los cambios necesarios.

        Otro aporte que se puede mencionar es el hecho de introducir en sus propuestas transformadoras el establecimiento de escuelas de ciencias y también de arte, resaltando que el maestro debe enseñar a sentir el conocimiento, aludiendo al hecho que es una labor de amor alquímica como todo arte.

Arte para el alma, la que tiene la facultad de mejorar y transformar no sólo la vida de las personas sino también de las comunidades. Es considerada una gran herramienta que motoriza el desarrollo emocional e intelectual. Un lenguaje universal que permite la comprensión del mundo y la conexión con las demás personas, pero que a pesar de dicha influencia aún muchas  expresiones de la cultura presentan rasgos de desigualdad y exclusión, dejando muchas de lado a un sector marginado que lamentablemente no participan en la construcción simbólica de la sociedad que se quiere y que se sueña.

Dichas desigualdades se pueden evidenciar en la falta de poseer infraestructuras suficientes y hasta formación artística, hechos que no le permiten al ciudadano común tener un acercamiento comprensivo al arte, acceso al goce estético y la diversidad de expresiones artísticas.

Se puede decir entonces que el maestro Rodríguez se adentró en el campo de los estudios de la creatividad haciendo contribuciones interesantes en cuanto a la valoración del razonamiento abductivo, es decir, se basándose en el planteamiento de premisas o hipótesis para llegar a la explicación de determinados hechos. Explica que un aprendizaje realmente significativo se logra a través de la sensibilidad, o bien en la búsqueda constante de la creatividad en el ámbito educativo.

Se puede acotar entonces que elementos como la creatividad y la sensibilidad que de manera innata se encuentran inmersos en el arte y la cultura crean la hermosa posibilidad que una persona desarrolle todo su potencial, llevándolos a que sean los constructores de su propio desarrollo integral. Por ello educación, arte y cultura deberían ser elementos indivisibles para todo ser humano. Es lo que permitirá realmente una verdadera educación humanista, inclusiva y cercana al pueblo, a la comunidad. Aspectos que siempre resaltó Rodríguez en sus postulados de la educación popular.

Una visión mágica…

        El gran maestro de nuestra América se adelantó a su época mezclando en su discurso elementos importantes de la conciencia mágica y de la conciencia histórica dándole así un nuevo sentido y una visión al lenguaje verbal, combinando entonces la idolatría hacia las imágenes, pero también a los libros que eran los responsables de nutrir las conciencias. Esta visión llega a formar parte de la visión de la historia del arte latinoamericano. Instaurándose el arte como una herramienta de liberación de los pueblos, como bien lo destacaba el maestro, como la didáctica de la liberación.

        Así mismo, Simón Rodríguez en su característica rebeldía construye una nueva manera de escribir, de contextualizar el mundo que le rodea no sólo a través de la palabra escrita sino también a través de las imágenes. Siendo dicha situación un hecho de romper las barreras de lo lineal.

        Este pensador afirmaba que el conocimiento nace de la curiosidad de la exploración, siendo ésta el motor que impulsa el saber desde las diversas posturas, conocimiento e ignorancia, acierto y error, entre otras. Esta curiosidad es la fuerza que domina y se opone a la ignorancia.

Un despertar de conciencias…

Su empeño de formar hombres libres y virtuosos, capaces de conocer, superando la ignorancia, para actuar con conocimiento de causa en el presente y en el porvenir era su meta.  Educar al ciudadano para fundar las repúblicas nacientes, realizar la segunda revolución, que para él sería la económica y social (puesto que se había cumplido la primera revolución, política, de independencia) que permita un estado de bienestar social.

Consideró la educación social como el mecanismo a través del cual las Repúblicas podrían llegar a consolidarse y a la sociabilidad como el fin social de la escuela, en la medida en que el primer deber de un republicano era saber sus obligaciones sociales.

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