La lectura: Habilidad superior del pensamiento
Enviado por Esther Parra • 3 de Julio de 2024 • Ensayo • 1.677 Palabras (7 Páginas) • 62 Visitas
La Lectura: Habilidad Superior Del Pensamiento
La Lectura constituye un aspecto esencial de la vida lingüística e intelectual del hombre. Por eso es difícil formular una definición precisa. Cuando nos preguntamos ¿Que es leer? Vienen implícitas otras interrogaciones que la ciencia del lenguaje no puede contestar con claridad: ¿Que es la palabra, qué el lenguaje, qué el simbolo, que el pensamiento?. La lectura es un proceso de procesos, un complejo sistema de mecanismos y y reacciones fisiológicas y psíquicas organizadas en una unidad funcional coherente. Es un instrumento de difícil adquisición y una operación mental susceptible a cada vez mas delicados y versátiles refinamientos. El modus operandi de este proceso es, desde hace casi un siglo, uno de los problemas fundamentales de la psicología moderna. Es el acto de conversación dinámica de la lengua impresa o escrita en vivencias personales y sociales. Es movimiento, trashumancia, que dijera Ortega y Gasset. La lengua que yace como germen soterrado e inerte en el libro, se vivifica y germina en el pensar del lector. Por esto se tiene a la vez cierto carácter receptivo y expresivo y constituye un proceso creador y estético. La percepción de los símbolos del lenguaje impreso es fuerza generadora de emociones y pensamientos, caudal de energía psíquica desatada. Leer es traducir y convertir los símbolos impresos en pensamientos, conceptos, emociones e imágenes. Es escuchar, conversar y reflexionar al mismo tiempo. Oímos al autor e interiormente discutimos con él. Las gráfias convencionales y artificiosas que integran el complejo sistema simbólico de la lengua escrita constituyen los estímulos sencioriales cuya presencia despierta en el hombre reacciones iguales o similares a las vivencias directas de su existencia natural.
La buena lectura abre nuevos caminos a la meditación, libera al hombre temporalmente del trabajo de la vida corriente con sus problemas cotidianos , sus trivialidades y sus angustias materiales, aporta experiencias vicarias, estimula la fuentes de la vida anímica y espiritual, fortalece la actitud de entendimiento y comprensión, protege el espíritu fatigado contra los impactos del mundo circundante, cultiva la experiencia de la belleza y la actividad intelectual y ayuda al hombre a entender mejor su destino y mision en el mundo y a encontrar , sí posible, la razon de ser de la criatura humana. Al calor de buenas lecturas reverberan y florecen en el hombre recuerdos, experiencias pasadas, significaciones, reflexiones y asociaciones de incalculable riqueza. La vida interior expande sus fronteras y su cause, y el espíritu humano se adueña de secretos y cobra energías psíquicas de indescriptible ímpetu y efecto. El mundo de los valores y del conocimiento dilata su horizonte y el hombre se transforma espiritualmente, como la arcilla bajo los dedos del alfarero inteligente. Cada buen escritor es el modelador de nuestra alma, y en ella deja indeleble el sello de su espíritu. La práctica habitual y consecuente de la buena lectura es la más enriquecedora de las experiencias intelectuales y una de las más enriquecedora de las experiencias intelectuales y una de las más difícil de analizar. Su ejercicio, moderado y selecto constituye la mejor garantía y protección contra el deterioro intelectual y emocional y contra la fuerza arrolladora del olvido y del tiempo... Hace ya varios años, una de aquellas empresas dedicadas a investigar el pensamiento de los humanos, referentes a los más diversos temas, preguntó a científicos, filósofos y público ciudadano ¿ Cuál había sido, para su entender, el descubrimiento científico más importante de la humanidad?. Las respuestas fueron de lo más variadas, dependiendo del campo del entrevistado. Para algunos había sido el fuego, para otros el átomo, par aquel, el hacha; en fin, los entrevistados no lograron acercarse, siquiera a un consenso. Pero cuando la pregunta cambio y se interrogó sobre ¿Cuál había sido el invento más importante para el desarrollo de la humanidad? Las respuestas casi fueron unánimes: la impresa. Si aquel aparato que permitió difundir el pensamiento a todos los rincones de la tierra. El desarrollo de la inteligencia y la reflexión adquirieron dimensiones planetarias, gracias a la imprenta. Para alcanzar ese objetivo hacia falta que el ser humano, supiera leer y, si fuera posible, escribir. Desde entonces la educación tomo a la lectura como una las herramientas, más importante, al menos una de ellas. Es que la palabra libro se parece tanto a la palabra libre que hasta parecen hermanas. Ambas definen una condición humana ya que el libro nos hace libres, establece nuestra identidad individual y nos conduce a imaginar una sociedad más justa, más inclusiva y solidaria. La libertad nos aleja de cualquier tiranía y violencia y nos toma de la mano para llevarnos a la brillantez de la razón y de la paz. Cada época ha tenido sus maneras de leer y el ritmo lector ha estado enmarcado por esas características. La era actual o era de la información se caracteriza por el dinamismo, la fluidez y la economía. En las ciudades, la dinámica de vida es muy rápida y en muchas ocasiones quisiéramos que el día tuviera treinta horas. Estás características también influyen en la lectura, en los textos y libros que leemos. El
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