Capítulo 1 9 Buck es traicionado

Capítulo 1

9

Buck es traicionado

El día que cambió la vida de Buck comenzó como cualquier otro día en la finca de California del juez Miller. El juez lo llamó para dar un paseo por la mañana temprano, dándole palmaditas enérgicas. ¿Cómo está mi perro grande? -preguntó el Juez. Para una respuesta. Buck sacudió su enorme cabeza, con su largo y saludable pelaje gris. Su tamaño ciento cuarenta libras vino de su padre, un St. Bernard. Pero era su madre, un perro de pastor escocés, que había dado la forma larga, lobo a la nariz y las mandíbulas.

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Buck y el juez visitaron los establos y las perreras, donde los perros más pequeños miraban a Buck con envidia. Los dos hijos del juez, mojados de asalto en la piscina, invitaron a Buck a entrar en el agua, pero Buck prefería un hombre digno con su mejor amigo, el Juez. La última parada fue el jardín para ver cómo las flores de finales del otoño estaban haciendo. Aquí, Manuel, el ayudante del jardinero, se sonrió cuando vio a Buck. Solamente Manuel sabía que está orgullosa mascota tenía su último paseo bajo el cálido sol en la finca del juez Miller.

Después de cenar, Buck yacía a los pies del juez en frente de la chimenea y el observó las llamas. El viejo le habló como a otra persona, diciendo: "Buck, los hombres están locos con la fiebre del oro, están desertando de sus familias y huyendo hacia el norte hasta el Klondike. No están preparados para el frío amargo allá arriba o las penurias de un Medio país civilizado, pero incluso ahora, en 1897, algunos hombres Manuel tiene un mal plan.

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Hará todo por dinero”.

Y esa misma noche, Manuel, acosado por pesadas deudas de juego, demostró lo correcto que estaba el Juez.

Después de que el juez se fue a la cama, Manuel llamó suavemente a Buck. Buck sabía que Manuel era un amigo y se dirigió a él. Con un movimiento rápido, Manuel dobló una cuerda alrededor del cuello de Buck. Buck llevaba un costoso collar con su nombre y el nombre del juez en él. Pero nunca antes había sentido una cuerda gruesa como ésta en su cuello. Levantó la mirada a Manuel, pero el hombre no se encontró con su mirada. Manuel tiró de la cuerda un tirón y se apresuró a salir por el camino que conducía más allá de la puerta de la finca. Buck obedeció el tirón de la cuerda y trotó a su lado.

Allí, un coche estaba esperando con su motor en marcha. Manuel no habló con el conductor. Simplemente abrió la puerta trasera y tiró de Buck en el asiento de atrás con él. Buck responde a una voz amistosa

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Subió de buena gana. Le encantaba hacer un paseo, pero éste se prolongó unos instantes. Cuando Manuel lo apresuró fuera del coche, Buck reconoció la estación de tren local. Un hombre corpulento, casi el doble del tamaño de Manuel, esperaba en las sombras.

-Has llegado muy cerca -se quejó-, el tren ya está por llegar.

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