Cuento:" La caja"
Enviado por Analia Zayas • 1 de Mayo de 2023 • Ensayo • 622 Palabras (3 Páginas) • 51 Visitas
Cuento:" La caja"
Era un bicho bolita tan lindo que a Martín le dio pena encerrarlo en un frasco. "Se va a aburrir, se va a morir, no me va a durar nada ", pensó.
Entonces se le ocurrió. Buscó una caja de zapatos, la llenó de tierra y le puso algunas plantas del balcón. Todo tierra y verde, era un nuevo mundo. Entonces Martín puso al bicho bolita, su primer habitante.
Fue a la plaza, y en la caja entró sol. Hundió los ojos en el césped y descubrió una vaquita de San Antonio. Él le ofreció su mano, y ella la caminó hasta las cosquillas. Después la invitó a la caja, y los habitantes fueron dos.
Así pasaron cinco lombrices, cuatro hormigas rojas, tres negras, dos cucarachas y un caracol que tenía una mancha de nacimiento .Y, aunque no pasearon sobre su mano, también agregó tres piedras.
Cada día Martín volcaba agua, un fleco de sol y carne picada ¿Les gustará a las hormigas?
Otro día ponía azúcar, un poco de viento y migas de pan ¿Las comerá la vaquita de San Antonio?
Cuando se iba a la escuela, escondía la caja en el ropero y, al volver, la ponía en la ventana y pasaba lista. Cinco lombrices, cuatro hormigas rojas, tres negras, un caracol con mancha de nacimiento...
Un día la abrió y empezó a contar. Las piedras eran las más fáciles .Una, dos, tres. Siempre donde él las dejaba. El caracol parecía un príncipe con turbante, caminando con pasos lentos y acaramelados.
Contó una, dos...ocho...diecinueve... ¡veintitrés hormigas!
"Acá hay hormigas coladas “, dijo. Y contó cucarachas.
"También se invitaron cucarachas “, agregó. "¿Y esas lombrices? "
A Martín no le gustó que hubiera colados en su jardín. Y le gustó menos ser el último en enterarse.
Tal vez por eso, por un tiempo, se olvidó de la caja.
Hasta que un día, al abrir el ropero, vio filas de hormigas corriendo como si llegaran tarde a todas partes. Las lombrices se enroscaban como piolines ¡y había arañas en los rincones!
Las únicas obedientes eran las piedras, que seguían una, dos, tres, donde él las había dejado.
El caracol también estaba en la caja, como un verdadero príncipe que camina por el palacio mientras afuera se desata una guerra.
Porque eso es lo que había: una guerra. Las hormigas no dejaban cucarachas con patas.
Las atacaban de a miles y ganaban por mayoría. Y las grandulonas se refugiaban en las
zapatillas de Martín.
" ¡Qué desastre! ¡Qué desastre! ¡Qué desastre! “, dijo Martín.
Pensó un rato y volvió con un tarro. Puso tanta azúcar en la caja que cuando las hormigas la olieron, dejaron de pelear. Y entraron en su antiguo jardín soñado con novias y alas. Martín agarró las cucarachas y las puso adentro. También las lombrices. Entonces llevó la caja al baldío de al lado. Parecía una hojita en medio del bosque.
De un salto entró un grillo. Y lo copió una langosta.
Ya iban a llegar más.
...