Cuento inventado. Había una vez un príncipe muy bueno

Había una vez un príncipe muy bueno al que sus padres deseaban casar con una joven dama y para eso organizaron un baile con todas las damas casaderas de aquella tierra y muchas otras. En esa tierra, en una gran casa lujosa, vivía una joven que sus crueles hermanastras y su madrastra llamaban Cenicienta porque siempre estaba cubierta de hollín pues al morir su padre le delegaron todo el trabajo doméstico sin acceso a la fortuna que su padre le había dejado. A pesar del insensible apodo Cenicienta era muy amable y hermosa, tenía cabello dorado cual oro, ojos azules como zafiros y una sonrisa blanca como perlas.

Ella deseaba ir al baile del príncipe no por la posibilidad de casarse con él sino para disfrutar de una noche mágica en el castillo real, pero su madrastra no estaba de acuerdo con dejarla salir de su casa así que le dejo muchas tareas y le dijo que solo iría si las terminaba a tiempo, sabiendo que no tendría suficiente tiempo de arreglar el antiguo vestido de su madre, pero Cenicienta tenía un arma secreta: sus amigos animales, que la ayudaron a terminar todo a tiempo para el baile.

Cuando la madrastra y hermanastras vieron que Cenicienta estaba lista para el baile no dudaron en recurrir a la crueldad con la que siempre la habían tratado y rompieron su vestido, dejándola desolada y con el corazón roto; así partieron al baile sin Cenicienta, pero mientras ella lloraba apareció un ser mágico diciéndole “soy tu hada madrina” y prometiéndole un vestido y carruaje para el baile con la condición de que solo duraría hasta media noche. Así Cenicienta partió al baile.

El príncipe vio a Cenicienta entrar al gran salón y se vio perdidamente enamorado pues su corazón latía rápido como las alas de un colibrí y le pidió un baile, nadie reconocía a esa hermosa chica, ni sus propias hermanastras, pero no importaba porque el príncipe y Cenicienta estaban hechizados el uno con el otro… hasta que ella vio el reloj y huyo de la escena abandonando al príncipe y una de sus zapatillas de cristal. Al dar la medianoche su vestido y carruaje desaparecieron.

Al día siguiente el vocero del reino anuncio que buscaban a la dueña de la zapatilla de cristal y todas las damas casaderas tendrían la oportunidad de probársela y si les quedaba se casarían con el príncipe. Cuando la madrastra buscaba ropa para sus hijas encontró la otra zapatilla de cristal entendiendo que la misteriosa chica del baile era Cenicienta. Por lo que la encerró en la torre para que no le quitara la oportunidad a una de sus hijas de casarse con el príncipe. Al estar distraídas las 3 los amigos ratones le robaron la llave a la madrastra y corrieron a salvar a Cenicienta, entonces cuando no les quedo la zapatilla a las hermanastras Cenicienta bajo las escaleras y, aunque la madrastra rompió la zapatilla Cenicienta traía la otra para probar su identidad.

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