Cuento Inventado

El pastelero y la dama

Era una vez en un pueblo muy lejano donde había muy pocos habitantes, se encontraba una humilde pastelería en la cual el pastelero José hacia deliciosos panecillos, desde pasteles extravagantes hasta pequeños biscochos era muy conocido por todo el pueblo.

Un día una joven que provenía de una familia acomodada se encontraba de compras en el pueblo, mientras paseaba a su gato escogía la frutas y verduras que estaban en el mercado, de pronto, el gato se soltó y corrió hacia la panadería de Juan en la cual hizo un verdadero desorden, la dama apenada ofreció disculpas al panadero y este al verla se enamoro completamente de ella y le pregunto su nombre ella le contesto que se llamaba Ana y felizmente siguieron conversando.

José preparo la masa para que la joven llevara unos ricos pastelillos a su casa ya que el gato travieso había tirado todo, la joven lo acompaño mientras el los preparaba, ya cuando termino ella quedo maravillada con el rico sabor de aquellos panes.

Muy agradecida Ana se despidió de José y se dirigió a su casa junto con su gato para llevar lo que había comprado especialmente los pastelillos que hizo el pastelero Juan, cuando llego a su casa su madre y su hermana estaban preocupadas por ella ya que había demorado en regresar. Ana les platico lo que había pasado con su gato y el pastelero y les confeso lo que sintió por el que quería volverlo a ver ya que le parecía que era bueno y atractivo. La madre de ella un poco extrañada le dijo que era un hombre pobre y no merecía el amor de Ana, la hermana de Ana se quedo callada y prefirió no decir nada.

Ana al día siguiente sin permiso de su madre busco al pastelero el como todas las tardes se encontraba haciendo pastelillos, cuando vio llegar a Ana se sorpriendo y a la vez se alegro de verla ya que Juan sentía lo mismo que Ana sentía por el, la joven le confeso su amor pero también la desaprobación de su mama, el pastelero se volvió loco de felicidad y le pidió a Ana que fuera su esposa.

Los dos se dirigieron hacia la casa de Ana para pedir su mano en matrimonio, pero la mama de Ana no estaba muy convencida ya que el era humilde, José le llevo unos pastelillos muy especiales que preparaba con una receta secreta de familia, la mama de Ana al probarlos por arte de magia cambio de parecer y acepto su matrimonio con el pastelero.

Su boda fue celebrada con todo el pueblo y el pastel fue preparado especialmente por Juan y vivieron felizmente por siempre.

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