EL RECUERDO – NIÑEZ TOMADO DE FELISBERTO HERNANDEZ
Enviado por 11252004 • 4 de Octubre de 2018 • Ensayo • 2.345 Palabras (10 Páginas) • 213 Visitas
EL RECUERDO – NIÑEZ TOMADO DE
FELISBERTO HERNANDEZ
VIVIANNA LICETH DIAZ
60449039
ENSAYO Y CRITICA LITERARIA
MG. SRGIO GUAQUEC
UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
FACLTAD DE EDUCACION
LICENCIATURA EN LENGUA CASTELLANA Y COMUNICACION
SAN JOSE DE CUCUTA
2018
Como punto de partida, en la obra Por los tiempos de Clemente Colling (1492), se puede apreciar a Felisberto Hernández como un sonetista. Además, la recurrencia con la que evoca esos días de antaño y como se solidifica su carácter musical y destaca a la memoria y a la música como dos bases considerables en la primera obra importante del uruguayo Felisberto Hernández.
El uso del recuerdo es de gran importancia en la obra del uruguayo, por ende, ha sido analizado. Es evidente que se enfatiza en el componente visual para el autor como el propulsor de los recuerdos.
Aunque también, se destaca los recuerdos repetitivos a partir de la sonoridad, en la obra Por los tiempos de Clemente Colling (publicado originalmente en 1942) se indaga cómo los sonidos crean lazos y separaciones con el pasado y como el autor explora sus recuerdos de infancia relacionándolos con sus experiencias vividas y el desequilibrio de la memoria. De igual forma se puede notar la peculiar manera de recordar de Felisberto Hernández, donde no evoca claramente sino que recuerda por vaivenes y desviaciones.
En su obra Por los tiempos de Clemente Colling, Felisberto comienza haciendo una reflexión sobre los cambios de ánimo sin justificación que lo llevaban a evocar recuerdos y el problema de determinar su conveniencia: “Algunos, parece que protestaran contra la selección que de ellos pretende hacer la inteligencia. Y entonces reaparecen sorpresivamente, como pidiendo significaciones nuevas o haciendo nuevas y fugaces burlas, o intencionando todo de otra manera” (Hernández, 2015, p 4). Un vaivén de recuerdos invade al autor durante su escrito y aunque algunos de ellos parecieran sin sentido o poco inteligentes y sin relación alguna con otros recuerdos estos se entrelazan con su estado emocional por la marcada época de niñez y la familia. Razón por la que pese a que algunos de los recuerdos no están relacionados directamente con la vida del músico Clemente Colling estos se hacen presentes en la vida del narrador y corresponde a marcadas situaciones de su infancia que no podría dejar pasar desapercibidas y que en el ultimas guardan relación con su pasión por la cultura y la música detonante que le llevo a conocer a Clemente Colling por lo que la obra plasma dichos recuerdos del narrador y cuya significado o interpretación pueden variar viendo desde otra perspectiva de adulto lo que de niño visualizo de una manera.
En este sentido, cobra vital importancia el pensamiento Bajtiniano que afirma: “en la realidad, cualquier comunicado va dirigido a alguien, esta provocado por alguien, tiene alguna finalidad, es decir; viene a ser un eslabón real en la cadena de la comunicación discursiva, dentro de una esfera determinada de la realidad cotidiana del hombre” (Bajtin, 2003, p 10). Por lo que se podría decir que el autor Felisberto Hernández en cada uno de sus recuerdos evoca hechos de su época de antaño que los plasma en la obra de una manera sorpresiva al ser provocados por sonidos del presente que relacionaba con situaciones de su pasado y cuya finalidad podría ser mostrar su cotidianidad.
Felisberto puede ser emparentado con el novelista francés Marcel Proust puesto que en los recuerdos de ambos autores se le da una significación particular al aspecto sensorial como punto de partida, así en su obra por el Camino de Sawnn el narrador al probar (percepción del sentido del gusto) una mezcla de té con una tradicional magdalena o biscocho típico de Francia le permitió reconocer el sabor y evocar el recuerdo de la Magdalena que su tía le daba cada sábado evocando consigo otros recuerdos de su infancia como su natal casa y ciudad; por su parte, Felisberto Hernández en la obra a través del sentido de la vista y de la audición se concentra inicialmente en el tranvía 42, hecho que le permitió reconstruir el escenario típico de su infancia como las calles de su barrio, las quintas y las palmeras apareciendo el narrador como único protagonista que tal cual fantasma poblaba ese espacio ficticio en su mente transformado por él.
Durante la obra cuando el escritor se deja llevar por los recuerdos, opta por usar el tranvía para reemprender el control, se interrumpe: “Pero volvamos al 42” o “no quiero engolfarme en esas reflexiones: quiero seguir en el 42” (Hernández, 2015, p 7) ).
El 42 es una estampa repetitiva al comienzo de la historia. Pero conforme va avanzando la narración, la mención al tranvía se hace menos frecuente hasta que esta desaparece. El sonido que hace el recorrido del tren sobre rieles, es el estímulo para que Felisberto empiece a recordar: “cuando el tranvía va por encima de ellos, hacen chillar las ruedas con un ruido ensordecedor. Pero en el recuerdo, ese ruido es disminuido, agradable, y a su vez llama a otros recuerdos entrelazados.
“Ahora bien; como compositor Felisberto Hernández posee grandes condiciones. Un primer conocimiento solamente auditivo de su obra no puede permitir a nadie una calificación definitiva. Si bien creemos inaceptable la concepción de «música de programa» de su tríptico sobre la Montonera” ( Ayestarán, 2015,p 2). Es claro que el sonido es pieza del ser humano, de este se originan los fonemas para los abecedarios, y con ello el vocablo que usamos dentro de un léxico; es decir una regla lingüística que se interpreta en diferentes cosas como lo son la música, los sentimientos. Por consiguiente, el ser humano genera, crítica y razona de todo lo que incorpora, lo cual se traduce en conocer, apreciar y generar conocimiento pero aún más interesante recordar y tenerla presente, es decir el portal de entrada hacia el recuerdo.
Como pianista profesional el narrador tenía un sentido del oído muy agudo por lo que la música es un elemento ligado clave en las evocaciones de su época de adolescencia y de infancia, muestra de ello son las frecuentes veces que aparece en su obra la sonoridad, hace uso de la figura de la metonimia como elemento conector entre un objeto del presente y que representa un objeto o situación del pasado; tal es el caso del ruido del tranvía que lleva al lector al escenario del Montevideo de antaño.
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