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Edipo rey


Enviado por   •  10 de Octubre de 2015  •  Trabajo  •  1.000 Palabras (4 Páginas)  •  442 Visitas

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HOJA DE DATOS

Nombre: Laura Tadey Sánchez Rodríguez

Grado: 1er año                                                       Grupo: 3                                      

Número de Lista: 31

Materia: Tecnología                               Tema: Edipo Rey

Fecha: Viernes 9 de octubre de 2015

Nuevo León, García.

EDIPO REY


Edipo Rey

Escenario

Tebas.Palacio real. Altar de Apolo Licio. Sarcedote de Zeus y un  grupo de niños c0n rama de olivo.

Personas

EDIPO, rey de Tebas

YOCASTA, esposa y viuda del rey Layo

CREÓN, Hermano de Yocasta

TIRESIAS, vidente oficila de la ciudad, anciano y ciego, guiado por un lazarillo

SACERDOTES DE ZEUS

UN MENSAJERO

UN PASTOR, que fue siervo de Layo

UN PAJO del palacio

ANTÍGONA E ISMENE, hijas de Edipo y Yocasta, aún niñas

CORO DE ANCIANOS

GRUPOS DE SUPLICANTES

PAJES, CRIADOS, PUEBLO

EDIPO. ¡Hijos, progenie renovada del remoto Cadmos! ¿Qué mueve esta reunión? ¿A qué esas suplicantes disposiciones? Postrados en tierra, con ramos de oliva ¡y toda la ciudad saturada del perfume de los sacrificios del incienso y, en toda ella, lamentos y clamores!

¿Qué es? –me dije yo. Pero en lugar de que los mensajeros me dieron razón he preferidpo venir en persona-. Aquí estoy. Soy Edipo. Todo el mundo celebra su gloria.

(Se dirige al sarcedote.) A ti, anciano, te toca darme razón. ¿Qué motiva esta humillada situación por tierra? ¿Algo teméis? ¿Algo anheláis?

¡Ah, si de mí depende remediarlo: tened por dada la ayuda! ¡Qué duro fuera yo si ante este cuadro no me llenara de conmiseración!

SACERDOTE. Vamos, lo digo. Rey, rey de mi patria, Edipo. ¿Ves qué edad tienen lo que aquí están congregados? Están ante el altar. Unos son niños débiles, avecillas que el vuelo alzar no pueden. Otros, son viejos, por la anciana tormenta rendidos, como soy yo, sacerdote de Zeus, y aun así. Acá está la gallarda flor de los pubescentes, y luego, todos, todos tus vasallos. En esta plaza, todos agrupados cabe el altar. Y otros allá ante el templo de Palas, o al lado de la tumba del agorero Ismeno.

Turbión de males pesa sobre esta ciudad. Está abrumada ya. Oleaje de sangre la sumerge. No puede alzar cabeza entre las turbulentas ondas. Los frutos de la tierra, en sus mismos tallos se agostan. Los rebaños que van por las praderas paciendo, caen yertos ante la muerte. Y lo más duro y cruel: el germen humano atormenta a los madres, pero no es fecundo.

Un numen que arde en fuego contra la ciudad pungna. La destruye, la anonada. Es la tremenda Peste. Que da vacía y silenciosa la tierra de Cadmo y el Averno se enriquece de lamentos,de gemidos interminables.

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