Elementos cronotópicos en Joyce, Borges y Nabókov
Enviado por Cesar De Ita • 1 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 3.047 Palabras (13 Páginas) • 297 Visitas
Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Cuajimalpa
Temas Selectos en Arte y Literatura III
Dr. James Ramey
8/diciembre/2017
César Osvaldo Rodríguez de Ita
Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajena y antigua?
Jorge Luis Borges
He puesto muchos laberintos y enigmas que mantendrán ocupados durante siglos a los profesores discutiendo sobre lo que yo quería decir. Es la única manera de lograr la inmortalidad
James Joyce
Nuestra existencia no es más que un cortocircuito de luz entre dos eternidades de oscuridad
Vladimir Nabókov
Elementos cronotopicos en Joyce, Borges y Nabókov
Cuando hablamos de la literatura universal podemos discutir cuantiosos temas e infinidad de autores, así como múltiples títulos. Por ejemplo, se puede hablar de la guerra de Troya o del viaje de Ulises en epopeyas griegas como la Ilíada y la Odisea, respectivamente. O, del mismo modo, se puede hablar sobre el carácter protonacionalista de los cantares de Gesta. Épicas[a] medievales que, como se sabe, narran las hazañas o hechos heroicos de un individuo, cuyos valores morales y virtudes,[b] hacen que se consolide como un modelo para su pueblo. Igualmente, podríamos hablar de la crítica que le hace el romanticismo al racionalismo ilustrado y a las sociedades preindustriales como se hace presente en Frankenstein de Mary Shelley.
Conviene señalar que, en su momento, la Ilíada, la Odisea, los cantares de gesta, Frankenstein, al igual que otras obras de la literatura universal, plasmaron el espíritu de su época. Lo que se puede vincular[c] con la tradición filosófica alemana, en particular, con el concepto de Zeitgeist o espíritu del tiempo. Pues, algunos escritores se inspiraron en ese sentimiento o esencia que permeaba en su entorno y en su tiempo para escribir novelas icónicas. Por ejemplo, Mary Shelley,[d] no escribió Frankenstein pensando en una obra futurista que nos provocara pensar en la creación de nuevos seres inteligentes. En contraste[e], creo que la escribió pensando en una sociedad decadente y aberrante que se dejaba guiar por un racionalismo excesivo, o quizás, que a Mary Shelley le parecía demasiado racional y poco sentimental. Sin embargo, la autora decidió escribir sobre los peligros del conocimiento. Aunque cabe aclarar,[f] que la narrativa de é[g]sta novela no sólo pone de manifiesto una aversión ideológica, sino que la escritora recurre a otros elementos literarios para poder enganchar al lector. Estos elementos o recursos son nombrados por Bajtín como cronotopos.
Un cronotopo, según Bajtín, es “la conexión esencial de relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamente en la literatura”[1]. Dicho de otra manera, es la abstracción del espacio-tiempo en que transcurren las obras pertenecientes a un género. Los cronotopos permiten superar las épocas y las diversas literaturas, ya que buscan los carácteres comunes que están intrínsecos en las obras literarias. Aquello que [h]comparten las obras y que se repite a lo largo de la historia literaria. Desde mi punto de vista considero que existen escritores que rompen el molde sugerido por Bajtín y crean nuevas narrativas. Por eso, considero que, a pesar de que las narrativas de Joyce, Borges y Nabókov recurren a diversos elementos cronotópicos universales de la literatura identificados por Bajtín, salen de las pautas literarias convencionales al sincretizar los cronotopos de manera novedosa para así generar nuevos tipos de narrativas, como la circularidad en ‘Las ruinas circulares’ de Borges o el dios maléfico en Lolita.[i]
Uno de los recursos literarios que rompe los lineamientos tradicionales y que podemos encontrar en las obras de James Joyce, es la temporalidad que está presente en Retrato del artista adolescente. En ésta obra, el tiempo tiene gran relevancia, ya que,[j] el protagonista Stephen Dedalus se va desarrollando mentalmente conforme crece y conforme se va desenvolviendo la obra. Nunca permanece en una infancia eterna.[k] Primero, los pensamientos del infante son muy simples y esto es visible cuando Dedalus, en una especie de soliloquio o monologo interno, cuestiona de manera inocente la existencia de Dios:
Dios era el nombre de Dios, igual que su nombre era Stephen. Dieu quería decir Dios en francés y era también el nombre de Dios; y cuando alguien le rezaba a Dios y decía Dieu, Dios sabía de inmediato que era un francés quien le rezaba. Pero aunque había diferentes nombres para Dios en distintas leguas del mundo y aunque Dios entendía lo que rezaban en todas las lenguas, sin embargo, Dios seguía siendo siempre el mismo Dios, y el verdadero nombre de Dios era Dios.[2]
Como se puede ver en ésta cita, el niño se rompe la cabeza tratando de comprender el carácter polisémico del concepto de Dios; el significante y el significado, visto desde la teoría de lingüística de Saussure, le juegan una mala pasada.[l] En este caso, el significante es ese ser intangible, abstracto, omnisciente, omnisapiente[m] y omnipotente al cual, en busca de arrepentimiento, se arroja la humanidad. Y por otra parte, el significado es el concepto (la palabra)[n] Dios, esto es precisamente lo que causa en Stephen una terrible jaqueca. Piensa que la palabra Dios debe ser intransferible y por ende, no debe cambiar, a pesar del idioma.[o]
Después, conforme el niño va creciendo, éste deja de tener pensamientos infantiles o los tiene en menor grado y surge en él una pulsión sexual que no puede controlar, pues al final del segundo capítulo tiene relaciones sexuales con una prostituta. En el siguiente capítulo, Stephen Dedalus esta atormentado por haber cometido un acto pecaminoso,[p] es claro que influye el entorno en el que vive, pero lo importante es que tiene momentos de reflexión propios de un adolecente. En el capítulo cuatro, el joven calma su conciencia mediante rezos que sirven como alicientes, pero en el fondo, él no quiere seguir el camino de la religión ni el de la filosofía, así que opta por un tercer camino, el del artista. A lo largo de la narración se ve el crecimiento de Dedalus, no sólo mental, dado que también incrementa su léxico y su capacidad de observar, su capacidad analítica. A través de su desarrollo mental se puede apreciar que han transcurrido los años y que Stephen ha dejado de ser un niño para convertirse en un pubescente, en un adolescente y finalmente en un adulto.
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