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Erase una vez el amor pero tuve que matarlo


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2017  •  Ensayo  •  2.180 Palabras (9 Páginas)  •  1.868 Visitas

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Universidad del Cauca

Facultad de Ciencias Naturales Exactas y de la Educación

Licenciatura en Educación Básica con
Énfasis en Lengua Castellana e inglés

ERASE UNA VEZ EL AMOR PERO TUVE QUE MATARLO
(Efraim Medina Reyes)

Estudiantes:

John Fernando Vallejo Días
Daniel Alejandro Elvira Machado
Samuel Enrique Bello
Fernando Bolaños Renza
Juan David Ángel

(Primer Semestre)

Docente:

Stella Pino Salamanca

Materia:

Espacio, Naturaleza, Sociedad y Cultura.

Ideas Centrales

 

1. La narración se centra en las reflexiones que Rep, el protagonista, hará sobre el amor; el amor como un relato obsceno, el amor como una canción de rock, el amor como un suicidio. El autor atrapa al lector con una prosa fuerte, concreta y rabiosa.

2. El autor representa a través de estas parejas icónicas, un tipo de relación sentimental. Presenciar la violencia que existe entre estas parejas y su incursión en las drogas. Sin embargo, lo que tal vez desea ser retratado con mayor fuerza es el romance en su destrucción; el amor en su patetismo. El tipo de amor destructivo que necesita víctimas y suicidios. Y por eso, las reflexiones sobre el amor perdido de Rep tomarán como referente la muerte de Kurt, Nancy y Sid, proponiendo con esto a la muerte como canción triunfal de una generación que creció escuchando música punk.

3. Por otro lado, a pesar de que la novela intente presentar al amor (o su imposibilidad) como nudo central de las historias, y de las reflexiones que surgen de este, Quizás el efecto de no profundizar en ninguna de las historias y al homenajear constantemente a las figuras en cuestión hacen de “Érase una vez el amor pero tuve que matarlo (música de Sex Pistols y Nirvana)”, exactamente esto último: la música de estas bandas.

4. Finalmente, lo que más se aprecia detrás del aparataje y del ruido que hay detrás Érase una vez el amor pero tuve que matarlo es su honestidad, pues no pretende ser más que lo que dice. En esencia, el libro es completamente sólido, y escasas veces se ven oportunidades de interpretarlo mal, inclusive el lenguaje fuerte que maneja es símbolo de su completa sinceridad con el lector.

Biografía del Autor:

Efraim Medina Reyes nació en Cartagena de Indias el 20 de junio de 1967. Sus influencias son bastante evidentes en sus obras, el cine underground estadounidense, el rock, el jazz y autores como Cesare Pavese, John Fante, Juan Carlos Onetti y el colombiano Andrés Caicedo, son algunas de las numerosas tendencias que han motivado la obra de este autor colombiano.

Sus libros han sido traducidos a varios idiomas, a la vez que ha incursionado en el cine escribiendo y dirigiendo las películas Tres horas mirando un chimpancé y Eso no me infla la Banana. También se ha desempeñado como periodista, faceta en la cual ha colaborado con revistas como “Soho”, “Trip de Brasil” e “Internazionale” de Italia. Como músico, se ha desmpeñado en el bajo siendo autor de todas las canciones de “7 Torpes” y con esta banda está próximo a sacar en Italia lo que el llama un “álbum de grandes fracasos” titulado La Forma Del Vacío.

Entre sus próximos títulos están Lo que todavía no sabes del pez hielo (que fue lanzada en abril de 2012 durante la feria del libro de Bogotá), Los infieles y La mejor cosa que nunca tendrás. También se aproxima su colección de poemas “Bluesman (Songs & Stories)”

Las vidas de los personajes en sus narraciones cuentan, por lo general, la historia de una frustración. Dicho de otra manera, al instalarse la narrativa de Efraím Medina en medio de un mundo contemporáneo, regido por el mercado y el espectáculo, siempre serán las figuras de Sid Vicious, John Dillinger y Rep (protagonista de su novela Érase una vez el amor pero tuve que matarlo), la noticia de un mundo de amor (en su mayoría desilusionado) y sexo desenfrenado, drogas, alcohol, sueños (algunos desaventurados, otros inconclusos y unos cuantos realizados), un mundo ridículo y patético en su contemporaneidad, por lo cual la literatura de Efraím Medina devela, de manera bella y cruel, un "un irónico sucumbir".1

Según algunos estudiosos, la obra de Efraím Medina pertenece a una literatura pos literaria, es decir, una producción escrita desvinculada de la institución tradicional de la Literatura. Así, como afirma Alejandro Quin Medina, "los textos de Medina Reyes se articulan en un espacio narrativo en el que la literatura, como institución y práctica discursiva, ha renunciado a su tradicional impulso autonómico y ha sucumbido al mercado y a su modo de expresión en el capitalismo tardío: el lenguaje de la industria cultural".2 De esta manera, es posible percibir la inserción constante del cine, la música de los años ochenta y noventa, la televisión, la industria cultural y el mercado en sus cuentos y novelas, lo cual se ha querido identificar como rasgos fundamentales de la "cultura massmediática".3

En los últimos años Medina Reyes ha estado trabajando, a la par de su producción literaria y musical, en una trilogía de libros filosóficos titulada "Se vende artefacto para pelar manzana". La trilogía está compuesta por los títulos: "El mecanismo u otra historia de amor", "Curso acelerado de inteligencia básica" y "La muerte del referente" (esta última con la colaboración del filósofo italiano Gianmarco Serra. También el cine y el cómic siguen haciendo parte de sus preocupaciones.

Frases Célebres de “Érase una vez el amor pero tuve que matarlo”:

“Sólo se puede ser un soñador o un tramposo, lo demás es retórica”  - Página 51

Se hablaba de un sujeto que vende una pócima para ser invisible, su cliente la prueba y cuando el vendedor confirma que no lo ve, el cliente se da a la huida botella en mano. Se pregunta al lector, ¿El vendedor no lo siguió por que la pócima era falsa o porque de verdad funcionó? Al responder, no se descubre la naturaleza del vendedor ni de la pócima, si no la propia, según lo que uno responda está demostrando que sólo se puede ser un soñador o un tramposo… lo demás termina siendo retórica como lo dice el autor. Esta frase revela una realidad que parece absoluta, y del todo perteneciente a la naturaleza humana. Si hacemos trampa por un sueño terminamos en la retórica nuevamente. Es un proceso lógico que termina por convertirse en tautología. ¿Soñador o tramposo? Cada quien escoge.

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