Instituciones oratorias

INSTITUCIONES ORATORIAS

Marco Flavio nos cuenta en un principio el compromiso que sentía por obrar algo sobre oratoria, al tener como legado trabajos incompletos de autores de gran reputación.

Habla sobre un orador perfecto, el cual no existe pues habría de tener conocimiento absoluto en todas las ciencias, además del título de sabio que en un tiempo atrás solían adoptar pretenciosamente. El ingenio y el conocimiento van separados, pero complementados. Se nace sabio quizás, pero el conocimiento de cultiva.

Nacerá en la infancia, al seleccionar cuidadosamente qué se quiere para los hijos, principalmente si es basta la educación pública a la de en casa; nos plantea varias ventajas y desventajas: principalmente la calidad del profesor y la atención hacia el alumno, la intervención de otras personas (compañeros de clases) y sus costumbres contra la educación que lleve en casa (padres y tutor). Toma muy en cuenta la edad para iniciar con la educación oratoria, pues se tiene la creencia que a más apresurado es la enseñanza, más floja se vuelve para el infante.

 “Ojalá no corrompiéramos nosotros las costumbres de nuestros hijos”

Habla del vicio como una contaminación cultural proveniente de terceros, precisamente refiriéndose a la educación pública, pero en la domestica hay mil y un más que pudiesen afectar el aprendizaje del niño, según el autor. El malcriarlos y darles todo fácilmente los hará decaer en su cultivo.  

El profesor, así como los padres tendrán la tarea de animar y corregir al aprendiz en todo momento y con la mejor disposición y ánimo, para así irlo forjando tanto mental como físicamente por el camino del buen orador.

El talento del niño se descubre mediante su memoria, la cual cumple dos funciones básicas en el aprendizaje: la facilidad para retener y aprender los conocimientos dados. Se debe de cuidar también el ambiente en el que se desarrolla, propiciando una atmósfera no aburrida y de desagrado por el estudio; pues puede causar algo totalmente contrario al objetivo. Los castigos jampas deberán ser violentos hacía el infante, más bien se deberá de escoger con mayor cuidado al profesor, ya que los castigos no son para el aprendiz sino al enseñante por su déficit.

Habla de la buena gramática y ortografía que, como tal orador ya hecho y formado con los anteriores capítulos, dará el perfil con el arte del expresar de manera correcta lo que se quiere dar a entender: comunicación. El lenguaje corporal, la fluidez, la elegancia con el cual se desenvuelven las palabras son propiedades que conforman el lenguaje.

La formación del infante para su desarrollo oral. Se deberá cuidar lo que consuma y esto le ayude a practicar con su buena lectura. Puntos, comas, acentos, etc, deberá saberlos expresar correctamente, así como emplear el sonido y volumen de la voz, dependiendo de lo que se quiera dar a entender.

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