“La escritura como proceso”

TP N° 1

E.D.I. 2017

Cristian Simeoni 2° 1° L Y L TV

“La escritura como proceso”

En el texto “El descubrimiento de la escritura académica” de Charles Bazerman, nos encontramos con varios concejos para abordar la escritura en el nivel terciario, empresa bastante difícil. Charles, en este artículo, advierte de las dificultades de este fenómeno discursivo tratando de ponerse en los zapatos de los destinatarios.

Charles Bazerman es uno de los mayores expertos norteamericanos en la enseñanza y desarrollo de habilidades discursivas y en particular de la escritura académica y profesional. Es profesor en la universidad de Santa Bárbara, California.

En este trabajo, el escritor norteamericano se dirige a los estudiantes que están a punto de terminar la secundaria o ingresando a la universidad. Usando párrafos cortos y simples y una escritura donde prevalece el uso de la segunda persona. Va llevando a los destinatarios del texto hacia un intento de identificación con ellos, trata de generar empatía.

Para abordar la explicación de la difícil tarea de escribir en el nivel terciario hace uso de un recurso (principal) que es la metáfora, con la ayuda de esta dice que cada disciplina genera nuevas formas de ver y pensar el mundo como así también actuar en él, y que estas disciplinas son un conjunto de “lentes mágicas” que les permiten ver detalles nuevos que antes estaban ocultos, pero que solo verán si adoptan a la disciplina de su área. Así podrán reflejar en los escritos una forma novedosa de ver y decir lo que incumbe a la disciplina que han elegido seguir.

El autor hace uso de nexos como “no obstante” para lograr la conexión entre dos ideas, se asegura de que el destinatario entienda la oposición entre las lentes que amplían la visión y las que invisibilizan. Las lentes que invisibilizan pueden ser leídas como la mirada distinta de otras disciplinas como la sociología o la psicología ante un fenómeno como Facebook. Más adelante aparece el nexo “es decir” para reformular la idea anterior, pero no toda.

Advierte al destinatario sobre la desmoralización que sobreviene al comparar la perfección de los textos de la bibliografía obligatoria que es más precisa, exhaustiva y elocuente de la que pueda hacer él mismo. En este punto tendrán ganas de ceder a lo más fácil que es dejar librado a citas interminables y poca producción personal a los escritos, pero apoderándose de ciertas técnicas y practicas especificas podrán llegar al nivel de la escritura basada en las lecturas de campo y podrán representar sus ideas en el texto y expresar sus propias aserciones. A este fenómeno lo llama intertextualidad.

Aconseja que no dejen la escritura para último momento, que la planificación de un trabajo escrito debería empezar ni bien se lo asigne el profesor de la materia pertinente. Continúa diciendo que lo peor que tienen en común los escritores (que “tenemos” los escritores, se identifica) es la procrastinación, esta no le permite a la escritura perfeccionarse, madurar o refinarse. Y termina prometiendo más dolores de cabeza ocasionado por las “lentes” aun habiendo aprendido a usarlas, porque les permitirán identificar nuevas problemáticas y resolverlas para sentirse más inteligente y con mayor conocimiento.

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