Las botas de santa
Enviado por vivaviva • 22 de Noviembre de 2016 • Trabajo • 920 Palabras (4 Páginas) • 229 Visitas
LAS BOTAS DE SANTA[pic 1][pic 2][pic 3]
Corría el año 1995 cuando Jazmín, Violeta y Yo (Juan), jugábamos muy felices, éramos unos niños; jugábamos siempre bajo un árbol plantado en el centro de nuestra casa; era un árbol muy bonito, decían que se era un encino, nosotros no sabíamos que era pero nos llenaba de alegría porque siempre estaba lleno de pajaritos y nos daba mucha sombra; ahí jugábamos a la piñata colgando una caja de cartón y pegándole con un palo de escoba.
Éramos muy pobres y nuestros papás no tenían para darnos de comer ni para comprarnos juguetes; todos los días salían a trabajar con la gente que quería que les lavaran la ropa y que les cortaran el pasto de la calle o que les limpiaran la casa.
Jugábamos con tanta mucha ignorancia, pues no conocíamos la calle; y ya de muy noche, llegaban nuestro papás y nosotros corríamos a encontrarlos y a recibirlos con un abrazo y un beso. Papá de repente sacaba del costal que cargaba en sus espaldas todos los días, los juguetes que alguna gente le daba para que nos los llevara para que también jugáramos con ellos y eso era de todos los días. Un día de navidad, muy lluvioso y que hacía mucho frío, de su costal sacó unas botas pequeñas y muy hermosas, ¡Póntelas –me dijo-, yo no quería ponérmelas, pues las quería para ir a la Escuela y presumirlas ahí. ¡Póntelas –me dijo- para la escuela te traeré otras, pero deben ser tan bonitas como estas –le dije-.
Ya cuando me las puse, caí en un profundo sueño y del cual no quería despertar nunca, pues soñaba que volaba por todo el mundo y por el cielo infinito. Soñé que Jazmín y Violeta volaban junto conmigo y que tocábamos las estrellas; ¡Mira Jazmín aquella es para ti, y esta otra para ti Violeta, ¡Miren –hermanas- cuántas estrellas agarro con mis manos!. Ya sé, las pondré en un costal y las llevaré por el mundo para que todos los niños tengan una parar jugar; pero antes, le pediremos permiso a Santa Claus, y también a él no lo llevaremos a jugar con todos los niños de la ciudad y del mundo.
Jugamos con las estrellas toda la noche hasta que amaneció, ¡Ah!, pero Santa Claus era el que organizaba todos los juegos…
¡Despierta! Hijo mío –grito mi papá- vamos a cenar el pollo lo que preparó mamá para esta noche que es noche buena. Mientras cenábamos, les platiqué lo que había soñado al ponerme las botas. Mi papá me platicó que se las había regalado un Viejito muy barbón y lleno de canas.[pic 4]
Pasó el tiempo los niños crecimos y del viejito nunca supimos más ni quién era. Ahora yo pienso que quizás era Santa Claus que me había regalado sus botas.
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