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Semana Santa


Enviado por   •  30 de Agosto de 2012  •  2.602 Palabras (11 Páginas)  •  813 Visitas

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SEMANA SANTA

1 de Abril

DOMINGO DE RAMOS

En la Semana Santa se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días desde su entrada mesiánica en la ciudad de Jerusalén.

La semana santa comienza con el domingo de Ramos de la Pasión Señor, que une el triunfo de Cristo -aclamador como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los cristianos- y el anuncio de la pasión con la proclamación de la narración evangélica en la Misa.

Los ramos no son algo así como un talismán, ni un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual.

5 de Abril

JUEVES ANTO

LA ÚLTIMA CENA

En este día recordamos la última cena de Jesús con sus apóstoles, en la que les lavó los pies dándonos ejemplo de servicialidad y humildad. También instituyó la Eucaristía y el sacerdocio. Al terminar se fue a orar al Huerto.

Los grandes hechos del Jueves Santo son: la institución de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal, el mandato del Señor sobre la caridad fraterna, la oración en el Huerto de Getsemaní.

El Jueves Santo Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua en una cena especial en la que lavó los pies a sus discípulos. Con las palabras “Haced esto en memoria mía” al convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, es el momento en que instituye la Eucaristía para demostrarles a sus discípulos cuánto les amaba, para dar ejemplo de humildad y amor, y para quedarse con nosotros por siempre.

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6 de Abril

VIERNES SANTO

PASION Y MUERTE DE JESUS

El Viernes Santo es el día de pasión y muerte del Señor y del ayuno pascual como signo exterior de nuestra participación en su sacrificio

Este día no hay celebración eucarística, pero tenemos la acción litúrgico después de medio día para conmemorar la pasión y la muerte de Cristo. Cristo nos aparece como el Siervo de Dios anunciado por los profetas, el Cordero que se sacrifica por la salvación de todos.

La cruz es el elemento que domina toda la celebración iluminada por la luz de la resurrección, nos aparece como trono de gloria e instrumento de victoria; por esto es presentada a la adoración de los fieles.

El Viernes Santo no es día de llanto ni de luto, sino de amorosa y gozosa contemplación del sacrificio redentor del que brotó la salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consuma su ofrenda, que libera y reconcilia, por eso nuestra alegría.

LA RESURECCION

El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Pero se encontraron con una novedad: la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar, pero en ese momento vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes. Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?. No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: el Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado, y al tercer día resucitará." Ellas entonces recordaron las palabras de Jesús. Al volver del sepulcro, les contaron a los Once y a todos los demás lo que les había sucedido. Las que hablaban eran María de Magdala, Juana y María, la madre de Santiago. También las demás mujeres que estaban con ellas decían lo mismo a los apóstoles.

LAVATORIO DE PIES

Cuando el Evangelio de San Juan relata que Jesús decide lavarle los pies a sus discípulos, nos ofrece un testimonio de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos nosotros los fieles.

Entre los detalles que hacen diferente a la Misa de la Celebración de la Cena del Señor a otras misas durante el año es que en esta se incluye una parte donde se lavan los pies a los apóstoles representados por doce niños o ancianos de la comunidad.

En esta parte de la misa resalta la importancia tan grande que tiene el servicio al prójimo.

Pero antes de comenzar la Cena Cristo "... sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y , tomando una toalla , se la ciñó. Luego echó agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido." (Jn 13 3-5)

JESUS ARRESTADO POR LAS AUTORIDADES JUDIAS

Jesús, terminada la Última Cena, salió con sus discípulos hacia el huerto de Getsemaní en el monte de los Olivos. Llegados allí, se apartó del grupo, y a solas, muy a solas, cayó rostro en tierra, y suplicaba: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú». Sumido en agonía, insistía en su oración y el sudor se le hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Más tarde llegó Judas con unos enviados de los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo; el traidor les indicó con un beso quién era Jesús, y ellos se acercaron, le echaron mano y lo prendieron. Los discípulos le abandonaron todos y huyeron.

Las autoridades judías no podían por sí mismas ejecutar esa sentencia; por eso, cuando amaneció, llevaron a Jesús ante el procurador romano y se lo entregaron. Pilato, al saber que Jesús era galileo y por tanto súbdito de Herodes, se lo remitió; pero éste, después de mofarse de Jesús, se lo devolvió. El relato de San Lucas nos dice que Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: «No he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que lo castigaré y lo soltaré». Pilato pensaba liberar a Cristo aplicándole el indulto que solía conceder por pascua. Pero la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!». Éste había sido encarcelado

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