Los objetos misteriosos

Los objetos misteriosos

Autor: Emiliano Cazares Torres 6to D

Había una vez una historia que me paso hace un tiempo.

Tenía mucho miedo cuando empezó esto, primero pensaba lo que podrían decir de mí, no iba a ser muy creíble lo que me estaba sucediendo.

El 9 de enero del 2018 empezó este problema extraño, al cual no le presté mucha atención, pensaba que era algo normal. Ese día aparentemente normal y soleada del día 9, saqué a mi gatito Cándido al frente de mi casa, como siempre lo dejé correr y jugar con los perros y gatos de mi primo Memo. Ese día en especial, la vi jugar con un perro que venía de la calle, era un perro enorme y de un negro bastante tenebroso, no sabía cuál sería la raza ya que nunca había visto un perro como ese, pensé que era único, nunca lo había visto ni lo volví a ver.

cándido jugaba con este perro enorme como si fuera un perro de juguete, me tranquilicé y pensé que no iba a pasar nada, por eso me fui a jugar free fire con mi primo memo.

Después de uno 5 minutos llamé a cándido con nuestra particular señal, un silbido pegajoso. No llegó, busque en toda la casa, y en la casa de mis primos y abuelita, pero no apareció; les comentaba a todos el aspecto de ese extraño perro que parecía más bien una pequeña pantera negra y peluda, toda la familia se asombraba cuando veían mi rostro lleno de seriedad y se aguantaba las ganas de reír.

Me resigné después de las 3 horas, era imposible que no apareciera, aunque fuese enfermo o con alguna persona milagrosa que lo trajera. Me fui a mi casa, lloré a solas, sintiéndome observado, me encerré en mi habitación. Después de una hora escuché lloridos, pensé que estaban en mi cabeza por el deseo de escuchar a mi Cándido. Duraron bastante, pero no veía a mi gato.

Diez minutos después fui a revisar el patio y encontré al gato medio muerto, con una cadena muy colorida y de color azul que tenía una cadena de aspecto antiguo y misterioso, alrededor de su cuello. Di gracias de que mi gato fuera muy peleonero y fuerte, porque cuando le quité el collar quedaron heridas que hasta el día de hoy no se han cicatrizado.

Le decidí contar a mi papá, quien sintió un disgusto y enojo mucho más grande que el mío por la mala persona que podría haberle causado esto. Él y yo no queríamos contarle a mi mamá porque ella nos hubiera dicho que dejáramos las cosas como estaban. Mi papá fue la primera persona en medio saber, no quería estresarlo más de lo necesario ya que se sentía mal con un problema de su trabajo.

Fuimos a revisar las cámaras de la casa de mis abuelos, después de dos largas horas esperando a mi abuelita que llegara de trabajar y a los cuidadores de la casa, pudimos revisar cómo aparecía un carro negro que se llevaba a al gato.

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