Pedir Un Objeto

Una concertación por la educación

Ayer se cumplió la segunda ‘Mesa de Diálogo’ de la ministra de Educación María Fernanda Campo con los estudiantes del país, un buen síntoma para solucionar el paro que vive la educación pública de la Nación.

A esta propuesta se unió lo manifestado ayer por el vicepresidente de la República Angelino Garzón, quien instó a los estudiantes a presentar ante el Congreso su propio proyecto de reforma a la educación para tratar de unificarlo con el radicado por el Gobierno y de esta forma el legislativo apruebe una sola reforma.

De acuerdo con el Vicepresidente, el propio Presidente de la Nación le dijo que el proyecto de reforma a la educación presentado por el Gobierno es susceptible de modificaciones. Es decir, ahora lo que falta es incluir las propuestas universitarias y lograr un solo acuerdo que facilite la inclusión y la no pérdida del semestre para los estudiantes de todas las universidades públicas del país.

“Es el Congreso el escenario para que los estudiantes vayan a plantear sus diferencias e inconformidades con el proyecto”, les recordó la Ministra ayer a todos los estudiantes. Sin embargo, el jueves pasado muchos estudiantes elevaron la petición ante el Congreso para que se eliminara esta propuesta de reforma, pues la consideraban lesiva en el interés de comercializar la educación y no hacerla dinámica en el sentido de que las instituciones de educación superior formaran estudiantes capaces de crear y no de oprimir botones de máquinas que sí pueden hacer en otros países donde la educación le apunta al desarrollo.

Es decir, luego de más de 15 días de paro lo más saludable para la educación del país, es llegar a una concertación que permita reformar para bien la educación del país sin que con esto haya una deserción universitaria, pues en el fondo lo que buscan los estudiantes de las universidades públicas es que no hayan incrementos en las matrículas. Hecho que debería tener un especial cuidado en la reforma, pues si a la fecha se habla de una abrumadora cifra de estudiantes de universidades públicas que desertan, pues qué sería si los costos se incrementan.

¿Están nuestras universidades públicas capacitadas para competir en calidad con universidades privadas? Ojalá la reforma definitiva le apunte a la edificación de una universidad pública sólida, capaz no sólo de competir sino de formar profesionales con un alto sentido ético y profesional, que se destaquen por su aporte a la sociedad y no por ser un egresado más de una ‘universidad de garaje’.

Pero esta personalidad y este criterio se deben demostrar desde la misma universidad. ¿Qué podemos esperar de estudiantes que instan a otros para protestar de forma violenta dañando todo cuanto encuentran a su paso? Esto también merece una evaluación sincera, pues si bien es cierto

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