SUCEDIÓ

SUCEDIÓ

Un joven sale de su casa en su scooter en búsqueda de recorrer la ciudad. Mientras va manejando, distraído, no se da cuenta de que una mujer cruza la calle, y ocurre un accidente. Ella sale ilesa, mientras que el joven tiene varias heridas y una fractura de tobillo. Él es llevado al hospital. Allí se queda dormido y sueña que está en un bosque oscuro en la noche. Huye de los mafiosos italianos que buscan venganza por la muerte de uno de los integrantes de su clan, pero el dolor en su tobillo le impide llegar muy lejos.

En el sueño el hombre pertenece a un pueblo alejado de la ciudad, de pocos recursos. Posteriormente, despierta en el hospital recostado en una cama, con sus heridas curadas y su tobillo alzado del palo de la camilla. Se vuelve a quedar dormido, debido a la fiebre. Comenzó a cuestionarse su concepción de la realidad.

Se localiza de vuelta en un bosque donde se oculta. Ve que se acercan sombras, tiene un cuchillo en las manos y cuando las luces están sobre él ataca a sus perseguidores, pero es capturado. Regresa a la sala médica, siente sed, bebe agua y el sueño lo vuelve a invadir. Una vez más se halla en la oscuridad, atado de pies y manos, mientras espera ser asesinado a sangre fría.

Llegan los integrantes del clan a presenciar el asesinato del hombre que arruinó sus vidas. Al cerrar los ojos se percata de que está en la sala del hospital, quiere beber agua, pero antes de tomar la botella aparece nuevamente la noche.

Finalmente, el hombre desea despertar de la pesadilla, pero se da cuenta de que no está soñando, de que el verdadero sueño era el otro, donde se encontraba en el hospital, donde había andado por hermosas callecitas de una gran ciudad, con una extraña ave metálica que vibraba bajo sus piernas. En la mentira de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le acercó con un instrumento filoso en la mano, también hubo alguien que le ató el tobillo, también vio sangre, todo aquello SUCEDIÓ.

DISTRAIDO IBA MANEJANDO, UNA MUJER CRUZA LA CALLE Y OCURRE UN ACCIDENTE. ELLA SALE ILESA Y EL ES LLEVADO AL HOSPITAL. DORMIDO SUEÑA QUE ESTA EN UNA PERSECUCION DE NOCHE, HUYE DE LOS MAFIOSOS QUE BUSCAN VENGANZA POR LA MUERTE DE UNO DE SUS INTEGRANTES. DESPIERTA Y SE ENCUENTRA EN EL HOSPITAL DE DIA. VUELVE A CAER DORMIDO Y COMIENZA A CUESTIONARSE SU CONCEPCION DE LA REALIDAD.

DENTRO DEL SUEÑO NUEVAMENTE, ES SECUESTRADO ESPERANDO A SER ASESINADO A SANGRE FRIA, PERO AL CERRAR LOS OJOS SE PERCATA DE QUE ESTA EN LA SALA DEL HOSPITAL.

EL HOMBRE DEASEA DESPERTAR DE LA PESADILLA, PERO SE DA CUENTA DE QUE NO ESTA SOÑANDO, DE QUE EL VERDADERO SUEÑO ERA EL OTRO, DONDE SE ENCONTRABA EN EL HOSPITAL. TODO AQUELLO SUCEDIÓ.

“La noche boca arriba” es uno de los cuentos más interesantes de su tiempo. Julio Cortázar cautiva a su audiencia y los lleva a otra dimensión. En esta historia, el narrador nos presenta dos mundos; uno en el presente y otro en el pasado, cada uno con su propia realidad y los sueños que experimenta la protagonista en cada realidad. El narrador representa su protagonista en sus pensamientos. Al principio, nos lleva a pensar que el mundo moderno en el que ocurre la historia es la realidad y el antiguo mundo en el que sueña, es una fantasía. No es hasta el final de la historia que nos enteramos de que la situación es inversa; todo el tiempo el sueño ha sido la realidad y la realidad, el sueño. Esto viene como una sorpresa al acabar la historia. Pero después de leerlo otra vez, vemos que hay pistas pequeñas a lo largo del cuento que nos dan un sentido de cómo termina la historia. Aunque las realidades se reversan, hay elementos comunes entre las dos que representan el uno al otro o que comparten significado, incluyendo elementos dentro del ambiente físico, medios de transporte y movimiento y el significado simbólico de las referencias a los sentidos.

En el ambiente físico del mundo moderno, el protagonista tiene un accidente en su motocicleta en una parte de la ciudad, que siempre anda muy ocupada y tiene muchos edificios y calles. Lo llevaron en ambulancia al hospital donde lo recibió un médico joven. Lo mueven a una camilla y lo llevaron por el pasillo del hospital hasta un cuarto. Aunque se partió el brazo y, “enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas” (l. 82), no le dolió mucho. El hombre empezó a quedarse dormido e, inmediatamente, empezó soñar. Soñó que estaba en la selva, huyendo de los aztecas. Tuvo que huir de los aztecas y esconderse en la parte más gruesa de la selva porque lo estaban persiguiendo.

Cuando se despertó, pensó que era raro que su sueño estuviese lleno de olores porque que nunca había soñado con olores. Pensó que olía a guerra. Ahora, sintiéndose un poco mejor, se empezó a dar cuenta sobre cosas como “la luz violeta de la lámpara” y la luz del sol en la ventana (l. 154). Siguió así por un tiempo, quedándose dormido mientras sus pesadillas continuaron. Poco a poco, todo empezó a desdibujarse y el hombre comenzó a cuestionar su concepción de la realidad. Soñó que estaba “estaqueado en el suelo, en un piso de lajas helado y húmedo” (l. 160). Se despertó una vez más, solo para volverse a quedar dormido. Soñó con un sacrificador azteca que venía hacia él con un cuchillo de piedra; había más gritos y más olores terribles, sólo que esta vez, no regresaría. No es solo hasta después de haber terminado de leer el cuento que descubrimos lo que realmente pasó. La experiencia que el hombre tuvo del mundo moderno resultó ser una fantasía que había creado en su mente mientras que sufrió a mano de los aztecas que estaban buscando sacrificios para ofrecerlos a sus dioses.

Aunque la experiencia del hombre en el hospital no era real, algunos de los elementos correlacionan con lo que actualmente paso. Sobre el mundo antiguo:

Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño, también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras (l. 217).

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