ANTOLOGÍA-POESÍA DEL SIGLO XVlll
Enviado por Dania08 • 30 de Marzo de 2014 • 2.155 Palabras (9 Páginas) • 331 Visitas
Antología
POESÍA DEL SIGLO XVlll Y SIGLO XlX
ÍNDICE
1. Prólogo
2. La inmortalidad-Manuel de Navarrete
3. Letrilla-Anastasio de Ochoa
4. Diez y seis de septiembre –Andrés Quintana Roo
5. La paz del alma- José M. Roa Barcena
6. A Iturbide en su coronación- Francisco Ortega
7. Bibliografía
PRÓLOGO
Esta antología tiene 2 propósitos:
1.- Presentar de una manera mejor ordenada la poesía del siglo XVlll y siglo XlX dando a conocer las obras de los autores de dichas poesías
2.- Recopilar obras de distintos escritores que tienen algo en común relacionar la poesía con palabras hispanas.
Esta antología está compuesta de poesías hispanoamericanas que tratan de la Independencia, de la paz del alma, de la inmortalidad.
La poesía que más me intereso fue la de la inmortalidad porque habla de la humanidad.
La inmortalidad
En este triste solitario llano,
De violentas me asaltan las congojas,
No ha mucho que extendió sus verdes hojas
Y salpicó de flores el verano.
Este tronco esqueleto, con que ufano
Estuvo el patrio suelo,
Abrigaba los tiernos pajarillos
Entre frondosas y ramas
El líquido arroyuelo,
Por márgenes sembradas de tomillos,
De cantuesos, de pálidas retamas,
De rubias amapolas,
De albos jazmínes y púrpureas violas,
mansamente corría
bañando el fértil prado de alegría.
Benigno el aire de la espaciosa estancia
De los lejanos frutos y las flores
Desparramaba el bálsamo y la fragancia.
¡Oh tiempo y lo que vencen tus rigores!
Llega del año la estación más cruda,
Y, mostrando el invierno sus enojos,
Todo el campo desnuda
A vista de mis ojos
Que ya lloran ausentes
Los pájaros, las flores y las fuentes.
En lo que miro ¡ay triste! Retratados
Los gustos de mi vida
Por la mano del tiempo arrebatados
Cuando helada quedó mi edad florida.
¡Dulces momentos, aunque ya pasados!
A mi vida volved, como a esta selva
Han de volver las cantadoras aves,
Las vivas fuentes y las flores suaves,
Cuando el verano delicioso vuelva.
Más ¡ay! votos perdidos
Que el corazón arroja
Al impulso mortal de mi congoja!
Huyéronse los años más floridos,
Y la edad, que no pára,
Allá se lleva mis mejores días.
¡Adiós, breves, pasadas alegrías!
¿Qué? ¿No volvéis siquier la dulce cara?
¡Aridas tierras, más que yo dichosas!
No así vosotras, que os enviando el cielo
Anuales primaveras deliciosas,
Se corona con mirtos y con rosas
La nueva juventud de nuestro suelo!
¿Pero qué rayo ¡ay Dios! a mi alma enciende?
¡Ay! Luz consoladora
Que del solio estrellado se desprende;
Más allá de la vida fatigada,
Si, de la vida cruel que tengo ahora,
Cuando sea reanimada
Esta porción de tierra organizada,
Entonces, por influjos celestiales,
En los campos eternos
Florecerán mis gustos inmortales,
Seguros de los rígidos inviernos.
Pero ¿qué haré entretanto?
Soltar las riendas a mi triste llanto.
FRAY MANUEL DE NAVARRETE
Letrilla
Que un rico cuando hay función
Asista a misa y sermón.
Vaya en paz.
Más que, sin que convite haya,
Por devoción sólo vaya.
¡Qué capaz!
Que tosa en el templo Juana
Cuando le viene la gana,
Vaya en paz,
Pero que esta tos no sea
Porque algún hombre la vea,
¡Qué capaz!
Que en un mes un comerciante
Tenga un lucro exorbitante,
Vaya en paz.
Más que para tanto aumento
Le baste un ciento por ciento,
¡Qué capaz!
Que la muchacha Teresa
Gaste cual una marquesa,
Vaya en paz.
Pero que para este gasto
Sólo el marido dé abasto,
¡Qué capaz!
Que al artesano extranjero
Se pague mucho dinero,
Vaya en paz.
Pero que se dé igual paga
Al criollo que mejor lo haga,
¿Qué capaz!
Que a los conciertos concurra
De música aquella curra,
Vaya en paz.
Pero que atienda a un zorcico
Más que a jugar su abanico.
¡Qué capaz!
Que aplauda con boca y manos
Juan los versos italianos,
Vaya en paz.
Pero qué porque él se extienda
En su elogio, los extienda,
¡Qué capaz!
Que diga Anita la bella
Que es muy honrada doncella,
Vaya en paz.
Más que su aire deshonesto
No diga que miente en esto
¡Qué capaz!
Que no quiera el casamiento
El otro, con el fundamento,
Vaya en paz
Más que por esta aversión
No le quede sucesión,
¡Qué capaz!
Que insulsas salgan y frías
Las letras y coplas mías,
Vaya en paz
Pero que estas frialdades
No estén llenas de verdades,
¡Qué capaz!
Anastasio de ochoa
DIEZ Y SEIS DE SEPTIEMBRE
Renueva ¡oh musa! El victorioso aliento
Con que, fiel de la patria al amor santo.
El fin glorioso de su acerbo llanto
Audaz predije en inspirado acento:
Cuando más orgulloso
Y con mentidos triunfos más ufano,
El libero sañoso
Tanto ¡ay! en la opresión cargó la mano,
Que al Anáhuac vencido
Contó por siempre a su coyunda unido.
“Al miserable esclavo (cruel decía)
Que, independencia ciego apellidando,
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