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ASPECTOS GENERALES DE LA EXPRESIÓN ORAL


Enviado por   •  22 de Julio de 2013  •  2.556 Palabras (11 Páginas)  •  41.132 Visitas

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Introducción

La comunicación es un proceso, una acción, basada en unas destrezas expresivas e interpretativas, por lo que la expresión oral debe entenderse como tal, junto a la comprensión oral, la lectura y la escritura.

En las actividades de la vida cotidiana el uso de la lengua oral va sufriendo cambios debidos a los nuevos medios y a los nuevos hábitos de la sociedad. Las conversaciones familiares se han visto sustituidas por la computadora, el celular, la música, la televisión haciendo casi imposible la conversación, lo que empobrece la comunicación oral, sin embargo, la expresión oral es algo tan específico al hombre que no es posible aislarse y no hablar, ya que cuando no se tiene a personas con quien conversar, se habla hasta solo o con el perro de la casa.

Los aspectos generales de la expresión oral es el punto principal del presente trabajo: aspecto fónico, verbalismo aspecto gramatical., los vulgarismos, como dirigirse apropiadamente al público, la comunicación con personas con discapacidad y la definición de algunos términos como: conversación, comentario, discusión, disertación, exposición, conferencia.

ASPECTOS GENERALES DE LA EXPRESIÓN ORAL

Aspecto fónico

Es el nivel de los fonemas y los sonidos a los que superponen el acento y la entonación. Los fonemas constituyen la imagen mental de un sonido de la lengua que hablamos; es decir, si tenemos palabras como pero, reja, era, etc., podríamos observar que la pronunciación de la e puede ser en algunos casos más abierta y, en otros más cerrada, pero eso no cambia la existencia de un solo fonema /e/ que como imagen abstracta está en la mente. El sonido, en cambio, es lo que realmente pronunciamos, es de naturaleza concreta y constituye la realización material del fonema.

Ejemplo:

En Venezuela tenemos palabras como bueno y vino y un solo fonema que representa tanto el sonido de la b como el de la v: /b/

El verbalismo

Las actividades de expresión oral conllevan al enriquecimiento del vocabulario de los individuos. Existen diversos errores que pueden cometerse al expresarse de forma oral, entre ellos se encuentra el verbalismo.

El verbalismo es un error lexical que consiste en dar más importancia a las palabras que a los conceptos. Este error implica una falta conceptual, y se encuentra muy generalizado.

Aparece cuando se usan palabras sin conocer su significado, cuando se usan las palabras erróneamente y cuando no existe correspondencia entre la palabra y lo citado.

Origen

Generalmente el origen se encuentra en la niñez, en la tendencia del infante a llenar con su imaginación y fantasía de un sentido impreciso los vocablos abstractos, y otros concretos pero de muy baja frecuencia en el lenguaje común.

El verbalismo se refleja en la tendencia de muchas personas de establecer una débil relación entre los procesos de pensamiento y expresión verbal, que se traduce en el mal hábito de pensar sin precisión, y en una indiferencia hacia las palabras.

El aspecto gramatical o aspecto verbal, en lingüística, es una propiedad que poseen los verbos y las perífrasis verbales, para señalar si la acción que expresan ha concluido o no en el instante de referencia indicado en la oración, es decir, se refiere a los diferentes estados del desarrollo de la acción expresada por el verbo.

Es una categoría lingüística que se da al interior del predicado. El predicado tiene no sólo la idea de determinada acción o cualidad, sino también la de un modo de manifestación temporal de ésta, es decir, el aspecto.

Un vulgarismo es una expresión morfológica, fonética o sintáctica empleada en lugar de la palabra correcta y que no se considera parte de la llamada lengua culta. Sin embargo, muchas expresiones que antiguamente se consideraban vulgarismos hoy se aceptan y son de uso común (por ejemplo, adecúo en lugar de adecuo). Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de ignorancia, sino que dependen del contexto (la región) en el que se halla el hablante. Hasta no hace mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del español, en particular muchos giros americanos, como recién, no más, etc., que actualmente están aceptadas como correcta

Expresión oral espontánea

La principal finalidad de la expresión oral espontánea es la de favorecer el rápido intercambio de ideas entre las personas, pero puede tener otras. La persona que habla es el centro del discurso coloquial, dirigido a un 'tú' que escucha. A su vez, el 'tú' se convierte en 'yo' cuando le contesta.

La estructura del discurso es generalmente abierta, porque el texto se produce en el momento mismo en el que se habla. El emisor puede variar su discurso, alargarlo o acortarlo, en función de la reacción que cause en quien le escucha.

La expresión oral, por lo general, es dinámica, expresiva e innovadora. Cobra en ella gran importancia el acento, el tono y la intensidad dados a cada palabra o frase, porque atraen o refuerzan la atención del oyente. La modulación de la voz, los gestos, los movimientos de nuestro rostro y cuerpo, etc., ayudan a comprender el verdadero significado del discurso; también influyen la intención y el estado de ánimo de quien habla.

En la expresión oral se reflejan las variedades lingüísticas geográficas, sociales y de estilo, que ponen de manifiesto la procedencia y la cultura de quien se está expresando. Las oraciones suelen ser breves y sencillas. El contexto, la situación y los gestos favorecen la elipsis (omisión o supresión) de palabras:

— ¿Vienes conmigo? — Sí (voy contigo).

Al estar el discurso poco elaborado, en la expresión oral son frecuentes:

Las interrupciones momentáneas, repeticiones, incoherencias y divagaciones: esto...; claro que...; ¡porque sí, porque lo digo yo!

Las palabras comodín (que sirven para referirse a conceptos muy distintos), como cosa, cacharro, y el uso genérico de verbos como haber, hacer o tener.

Las muletillas, palabras que se repiten por hábito, costumbre, etc.: bueno, eh, ¿no?

Las locuciones (grupos de palabras), los refranes o las frases hechas: tela marinera; de tal palo, tal astilla; echar la primera papilla.

Las expresiones exclamativas e interrogativas: ¡qué me cuentas!, ¿vienes o no?

Las incorrecciones lingüísticas, como la pérdida de la -d- intervocálica del participio: comío; el uso del infinitivo por el imperativo: seguir, seguir así...; o el apócope (eliminación de sonidos) de ciertas palabras: *na por nada, *pa por para.

Los errores de concordancia, las frases sin terminar:

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