Actividad 2 Comprensión de textos
Enviado por panco123 • 14 de Noviembre de 2014 • 1.067 Palabras (5 Páginas) • 326 Visitas
a) Comprensión de textos
I. Elabora un esquema de los ocho tipos de descripción y sus definiciones (página 107)
II. Realiza una descripción de cada uno de los siguientes tipos (Mínimo 5 renglones cada una)
Prosopografía
: es la descripción de los rasgos físicos de una persona, el color de su piel, de sus ojos y de su cabello, la forma de su rostro, su estatura y otras cualidades. Así como su corpulencia, facciones.
Etopeya
Hace referencia a las características morales y psicológicas del sujeto, con sus propiedades virtuosas pero también sus vicios. El modo de ser los sentimientos y la actitud también puede formar parte de esta descripción.
Retrato
Es la descripción de una persona o personaje efectuada por un observador por medio de la palabra. En el retrato, el observador elige rasgos físicos y de personalidad de la persona, a los que les asignan cualidades. Para realizar un retrato el observador puede centrarse en una parte del cuerpo, en una posición determinada o bien puede hacer un retrato de cuerpo entero.
Paralela
Es la descripción que se hace de dos personas o de personajes, en la cual se contraponen sus características mediante aposición, para que ciertas características y diferencias entre cada uno de los personajes destaquen con mayor acentuación y fuerza. la descripción de paralelo se pueden hacer sobre personajes reales o ficticios.
II. Realiza las descripciones que se te piden a continuación.
a) Imagina cómo será tu ciudad en el año 2030 y realiza una descripción de tipo cronografía (descripción de la época en que se realiza un hecho)
b) Realiza una descripción topográfica de la siguiente imagen:
c) Realiza una descripción de tipo carácter de la afición de un equipo de fútbol.
d) Realiza la descripción del proceso de inscripción que hiciste para entrar en la preparatoria.
III. Lee la siguiente narración y contesta lo siguiente (página 118):
La noche del perro
Mi amo se está muriendo. Se está muriendo solo, sobre su catre duro, en esta helada buhardilla, adonde penetra la nieve. Mi amo es un poeta enfermo, joven, muy triste, y tan pálido como un cirio.
Se muere así, como vivió desde que lo conozco: silenciosamente, dulcemente, sin un grito ni una protesta, temblando de frío entre las sábanas rotas. Y lo veo morir y no puedo impedirlo porque soy un perro. Si fuera hombre, me lanzaría ahora mismo al arroyo, asaltaría al primer transeúnte, le robaría la cartera e iría corriendo a buscar un médico. Pero soy perro, y, aunque nuestra alma es infinita, no puedo sino arrimarme al amo, mover la cola o las orejas, y mirarlo con mis ojos repletos de lágrimas.
Quisiera al menos hablarle, consolarle, pues sé que aunque es muy desgraciado, ama la vida, las cosas bellas y claras, el agua, los árboles…
Está tísico y morirá irremediablemente. Yo también lo estoy, pero ello importa poco. Él es un poeta, y yo un perro de la calle. Un perro -como tantos- a quien el poeta mantiene y cuida a costa de tremendos sacrificios; un perro que, una cruda noche de invierno, lo asaltó a la puerta de un tugurio, medio muerto de hambre y de fiebre. Me tomó entonces consigo, me condujo a su casa, encendió la estufa y se asomó a mis ojos tranquilamente. Adivine el punto de sus propósitos. Me dijo:
-Quieres ser mi amigo-
Aquella noche –y otras muchas- me cedió su leche, su pan duro, sus mantas viejas. Sin embargo, no logré conciliar el sueño, agobiado por la melancolía más terrible.
“¿Qué podría yo hacer para ayudar a este hombre?” –me preguntaba continuamente.
Y esta alma buena que llevamos todos los perros dentro me aconsejó al instante:
“Seguirlo siempre a donde vaya.”
Así lo he hecho. No me he apartado de él un segundo.
1. ¿A qué
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