Afán Franciscano Y Mundo Religioso

El ideal, de forma sencilla, pura y pobre, fue uno de los elementos que otorgaron identidad al movimiento franciscano: los franciscanos siempre se resistieron a llevar el modo de vida clerical, rehusando, entre otras cosas los cargos párrocos.

La manera en que surge la vida desinteresada de los franciscanos es con el apoyo de fray Francisco Jiménez de Cisneros, quien al ser nombrado provincial de la orden franciscana en el siglo XV, acomete en ella una profunda reforma: “(…) [consistía] en el retorno a la vida simple, si privilegios, apegada a la forma de vivir del pueblo pobre, con el que comparte su forma de orar con una liturgia llena de religiosidad popular, alejada de la pomposidad de los grandes conventos o monasterios” (Morales, 1993:11).

Como ya sabemos, el día 13 de agosto de 1521 cae Tenochtitlán a manos españolas, marcando así, más que un fin el inicio de un sincretismo de culturas, sin embargo para los españoles no había nada primordial a la religión católica.

Para llevar a cabo tan importante misión era requerida la ayuda de religiosos quienes pudieran evangelizar, con el poder de la cura de almas, el nuevo mundo.

Opina Cortés que no deben venir obispos ni prelados “que seguirán la costumbre que por nuestros pecados tienen, en disponer de los bienes de la iglesia, que es gastarlos en pompas y en otros vicios” y recomienda que sólo vengan religiosos de acreditado celo por la conversión de las gentes, a quienes se les den los diezmos para que funden casas y monasterios. (Trueba, 1975:14)

Ciertamente, a Hernán Cortés le debemos el haber planteado la cristiandad en nuestra patria. Es así como concluimos con el cronista Mendieta en su obra Historia, libro III, capítulo III, mencionado en el libro de Trueba (1975) que aunque Cortés no hubiera hecho en toda su vida otra obra tan buena como esta era, era bastante para alcanzar el perdón de otros y muchos más y mayores pecados de los que de él se cuentan.

Es así como llegamos, retomando el tema de España, a que, el último periodo de lucha por el retorno a los ideales coincide con los primeros planes misioneros a América, siendo fray Francisco de los Ángeles Quiñones, Franciscano luchador por la reforma, con el proyecto de misiones a Nueva España, escoge a los hermanos de la provincia de San Gabriel, tomando como custodio de la misión a uno de los más nobles apegados a las ideas de San Francisco de Asís: Fray Martín de Valencia.

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