Amol Se Escribe Con R
Enviado por Fran1494 • 10 de Octubre de 2012 • 714 Palabras (3 Páginas) • 1.049 Visitas
Amol se escribe con r
Salvador Tio (puertorriqueño)
Jardiel Poncela escribió hace unos años una novela que se titulaba Amor se escribe
sin h. Si a mí se me ocurriera, Dios me proteja, escribir una novela parecida, le pondría
por título Amol se escribe con R. Eso de la h no me suena. En cambio la r es la letra clave
de material rodante, burro, carro y ferrocarril. Pero a nosotros, de tanto arrastrarla, se nos
ha convertido en ele, letra sin la cual Lalo no podría haber estado aquí.
Cuando los españoles abandonaron el país, forzados por las circunstancias, dejaron
aquí el café, el coco, la caña, el caballo, el perro (¡Cuídamelo bien!) y la lengua. Pero se
llevaron la r. Por eso no hemos podido hacer revoluciones. Y hasta las reformas nos cuestan trabajo.
La r al sol se ha disipado, se ha elongado, se ha alelado. Y casi puede decirse que hemos
perdido una letra. Al puertorriqueño lo distinguen en Hispanoamérica, aunque se disfrace,
³por la manera de hablal´. Si usted le oye a alguien, en cualquier país de Hispanoamérica,
esta frase tan manoseada ya, ³tengo el alma en el almario´, puede usted asegurar que se trata
de alguien que quiere pasar por intelectual. Si la oye en Puerto Rico, -¡apártese!-. En Puerto
Rico eso quiere decir ³tengo un Colt en el ropero´.
Hemos perdido una letra. Parece poca cosa después de todas las cosas que hemos
perdido. Hemos perdido el tranvía, el agua, la bolita, los tributos al ron. Hemos perdido hasta
la alegría, y los viejos aseguran que hemos perdido la vergüenza. Pero sobre todo hemos
perdido el tiempo. Y este es pecado que se paga amargamente en la historia.
Ahora que estamos tratando de recuperar tantas cosas, yo propongo que hagamos un
esfuerzo colectivo por recuperar la r. A las maestras, que no digan ¡dolol!, a los legisladores,
que no digan ¡honol!, a los locutores que no digan ¡placel!, a los novios que no digan ¡amol!,
y a las mujeres que no digan tan ligero que sí, que le están quitando el gusto al romanceo.
Pero de todos esos débiles de espíritu, que no tienen energía ni para pronunciar una r
como manda la Fonética, los que más me indignan son esos pervertidores de la lengua que se
llaman locutores de radio. Hay algunas excepciones, pero no debo decirlo, porque como
ocurre siempre, todo el mundo se creerá incluido en la excepción. ¡Y
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