Antologia universal de cuentos.
Enviado por edson078 • 14 de Enero de 2017 • Reseña • 15.040 Palabras (61 Páginas) • 963 Visitas
Antología universal de cuentos
Tradicionales
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Edson Jair Hernández Sánchez 2b
Antología universal de cuentos
Tradicionales
1…………………..la serpiente de las tres hojas , y la esposa engañante
2…………………..blanca nieves ,blanca nieves (cuento modificado
3…………………..la bella durmiente y a mi manera amanece
4…………………..el pricipito y el pricipito (modificado)
5…………………..caperucita roja y caperucita roja (modificado)
6…………………..los tres cerditos ,los tres cerditos (modificado)
7…………………..pinocho y pinocho (modificado)
8…………………..el gato con botas y el gato con botas(modificado)
9…………………..el patito feo y el patito feo (modificado)
10…………………hansel y gretel y hansel y gretel (modificado)
En esta recopilación queremos dar a ustedes lectores una nueva forma de ver los cuentos y muy conocidos y ahora con una nueva adaptación si es asi con un cambio en el cuento
Esto antalogia que contiene 10 capitulos en total se requiere que usted disfrute de estas lecturas
Se selcciono aquellos cuentos que fueron conocidos además de que se dieron a conocer las diferente recopilaciones que había
Creemos que esta antolgia sea una buena forma de conocer mas a las historias antiguas
Que lo disfrute.
Introducción
Esra antologia contiene varios cuentos muy reconocidos además de que cada cuento tiene una copia modificado para que usted conozca mas versiones de estos cuentos que lo disfrute.
La serpiente de tres hojas
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La esposa engañante
Vivía una vez un hombre tan pobre que pasaba para alimentar a su único hijo le dijo entonces este padre mio estais muy necesitado y soy una carga para vos mejor será que me marche a buscar el modo de ganarme el pan.dio el padre su bendición y se despidió de el con honda tristeza.sucedio que por aquellos tiempos el rey perdia contra un imperio poderoso .el joven se alisto en su ejrecito y partio para la guerra .apenas llegando al campo empezó la batalla y gritando “no dejaremos que se hunda nuestra patria seguido de los demás batallones y derrotando al enemigo al saber esto el rey que solo a el le debía el honor ascendiéndolo por encima de los demás dándole grandes tesoros y lo nombro primero del reino el rey tenia una hermosa hija pero muy seria había dicho que no aceptaba a nadie como esposo ¡sabes la promesa que vas a hacer si te casas con ella? Alamo el rey debes bajar con ella a la tumba ,si muere antes que yo respondio el tan grande es mi amor aue no me arredra este peligro . consistio el rey y se celebro la boda con gran solemnidad y esplendor los recién vivieron una temporada felices y contentos hasta que un dia la princesa murió de una enfermedad de la cual no se encontraba cura .cuando fallecio el esposo recordp la idea de ir enterrado con ella al querer escapar fue alcanzado por los guardias quienes lo aventarian a la tumba con 6 litros de vino y un pan.asi estaba bebiendo y comiendo de pedazo en pedazo pasado unos días el hombre encontró una serpiente que se le acercaba al hombre la mato con su fiel espada partiendo a la mitad de repente llego otra serpiente al ver a su compañera partida a la mitad saco tres hojas de menta y rosandolas en la serpiente ,despertó y salio con la otra serpiente dejando las hojas en el suelo el hombre levanto las hojas abrió la tumba y puso las tres hojas en los ojos y la boca de repente eela despertó diciéndole que ella diciéndole que ella había muerto rápidamente los dos subieron para que los sacaran el hombre y la mujer había dicho lo sucedido al rey además los envio en un viaje por mar para relajarse derrepente la mujer había empujado al hombre y un lacayo al mar el lacayo reacciono rápidamente llevando que el hombre al arena el lacayo saco de su bolsillo las hojas y las puso en ojos y boca rápidamente el le dijo que fuern en busca de quien la engaño. Al llegar reino los dos hombres llegaron con el rey y le dijeron lo ocurrido además que todo por que su esposa había cambiado el rey se indigno y le dijo: que insolencia enciérrenlos en una celda al llegar lahija le dijo que su esposo se había apuñalado y tirado al mar junto con su lacayo el rey: mentirosa tu has mentido el dio la vida por ti al siguiente dia el rey ordeno que los sacaran de las celdas rey: ahora pagaras por tus fechorías el rey ordeno encerrarla en la cripta y encerrarla en su tumba para siempre.
Las tres hojas de la serpiente
Vivía una vez un hombre tan pobre, que pasaba apuros para alimentar a su único hijo. Díjole entonces éste:
- Padre mío, estáis muy necesitado, y soy una carga para vos. Mejor será que me marche a buscar el modo de ganarme el pan.
Dióle el padre su bendición y se despidió de él con honda tristeza.
Sucedió que por aquellos días el Rey sostenía una guerra con un imperio muy poderoso. El joven se alistó en su ejército y partió para la guerra. Apenas llegado al campo de batalla, se trabó un combate. El peligro era grande, y llovían muchas balas; el mozo veía caer a sus camaradas de todos lados, y, al sucumbir también el general, los demás se dispusieron a emprender la fuga. Adelantóse él entonces, los animó diciendo:
- ¡No vamos a permitir que se hunda nuestra patria!
Seguido de los demás, lanzóse a la pelea y derrotó al enemigo. Al saber el Rey que sólo a él le debía la victoria, ascendiólo por encima de todos, dióle grandes tesoros y lo nombró el primero del reino.
Tenía el monarca una hija hermosísima, pero muy caprichosa. Había hecho voto de no aceptar a nadie por marido y señor, que no prometiese antes solemnemente que, en caso de morir ella, se haría enterrar vivo en su misma sepultura: "Si de verdad me ama -decía la princesa-, ¿para qué querrá seguir viviendo?." Por su parte, ella se comprometía a hacer lo mismo si moría antes el marido. Hasta aquel momento, el singularísimo voto había ahuyentado a todos los pretendientes; pero su hermosura impresionó en tal grado al joven, que, sin pensarlo un instante, la pidió a su padre.
- ¿Sabes la promesa que has de hacer? -le preguntó el Rey.
- Que debo bajar con ella a la tumba, si muere antes que yo -respondió el mozo-. Tan grande es mi amor, que no me arredra este peligro.
Consintió entonces el Rey, y se celebró la boda con gran solemnidad y esplendor.
Los recién casados vivieron una temporada felices y contentos, hasta que, un día, la joven princesa contrajo una grave enfermedad, a la que ningún médico supo hallar remedio. Cuando hubo muerto, su esposo recordó la promesa que había hecho. Horrorizábale la idea de ser sepultado en vida; pero no había escapatoria posible. El Rey había mandado colocar centinelas en todas las puertas, y era inútil pensar en sustraerse al horrible destino. Llegado el día en que el cuerpo de la princesa debía ser bajado a la cripta real, el príncipe fue conducido a ella, y tras él se cerró la puerta a piedra y lodo.
Junto al féretro había una mesa, y con ella cuatro velas, cuatro hogazas de pan y cuatro botellas de vino. Cuando hubiera consumido aquellas vituallas, habría de morir de hambre y sed.
Dolorido y triste, comía cada día sólo un pedacito de pan y bebía un sorbo de vino; pero bien veía que la muerte se iba acercando irremisiblemente. Una vez que tenía la mirada fija en la pared, vio salir de uno de los rincones de la cripta una serpiente, que se deslizaba en dirección al cadáver. Pensando que venía para devorarlo, sacó la espada y exclamó: "¡Mientras yo esté vivo, no la tocarás!." Y la partió en tres pedazos.
Al cabo de un rato salió del mismo rincón otra serpiente, que enseguida retrocedió, al ver a su compañera muerta y despedazada. Pero regresó a los pocos momentos, llevando en la boca tres hojas verdes. Cogió entonces los tres segmentos de la serpiente muerta y, encajándolos debidamente, aplicó a cada herida una de las hojas. Inmediatamente quedaron soldados los trozos; el animal comenzó a agitarse, recobrada la vida, y se retiró junto con su compañera. Las hojas quedaron en el suelo, y al desgraciado príncipe, que había asistido a aquel prodigio, se le ocurrió que quizás las milagrosas hojas que había devuelto la vida a la serpiente, tendrían también virtud sobre las personas. Recogiólas y aplicó una en la boca de la difunta, y las dos restantes, en sus ojos. Y he aquí que apenas lo hubo hecho, la sangre empezó a circular por las venas y restituyó al lívido rostro su color sonrosado. Respiró la muerta y, abriendo los ojos, dijo:
- ¡Dios mío!, ¿dónde estoy?
- Estás conmigo, esposa querida -respondióle el príncipe, y le contó todo lo ocurrido y cómo la había vuelto a la vida.
Dióle luego un poco de pan y vino, y cuando la princesa hubo recobrado algo de vigor, ayudóla a levantarse y a ir hasta la puerta, donde ambos se pusieron a golpear y gritar tan fuertemente, que los guardias los oyeron y corrieron a informar al Rey. Éste bajó personalmente a la cripta y se encontró con la pareja sana y llena de vida. Todos se alegraron sobremanera ante la inesperada solución del triste caso. El joven príncipe se guardó las tres hojas de la serpiente y las entregó a su criado, diciéndole:
- Guárdamelas con el mayor cuidado y llévalas siempre contigo. ¡Quién sabe si algún día podemos necesitarías!
Sin embargo, habíase producido un cambio en la resucitada esposa. Parecía como si su corazón no sintiera ya afecto alguno por su marido. Transcurrido algún tiempo, quiso él emprender un viaje por mar para ir a ver a su viejo padre, y los dos esposos embarcaron. Ya en la nave, olvidó ella el amor y fidelidad que su esposo le mostrara cuando le salvó la vida, y comenzó a sentir una inclinación culpable hacia el piloto que los conducía. Y un día, en que el joven príncipe se hallaba durmiendo, llamó al piloto y, cogiendo ella a su marido por la cabeza y el otro por los pies, lo arrojaron al mar. Cometido el crimen, dijo la princesa al marino:
- Regresemos ahora a casa; diremos que murió en ruta. Yo te alabaré y encomiaré ante mi padre en términos tales, que me casará contigo y te hará heredero del reino.
Pero el fiel criado, que había asistido a la escena, bajó al agua un botecito sin ser advertido de nadie, y en él se dirigió, a fuerza de remos, al lugar donde cayera su señor, dejando que los traidores siguiesen su camino. Sacó del agua el cuerpo del ahogado, y, con ayuda de las tres hojas milagrosas que llevaba consigo y que aplicó en sus ojos y boca, lo restituyó felizmente a la vida.
Los dos se pusieron entonces a remar con todas sus fuerzas, de día y de noche, y con tal rapidez navegaron en su barquita, que llegaron a presencia del Rey antes que la gran nave. Asombrado éste al verlos regresar solos, preguntóles qué les había sucedido. Al conocer la perversidad de su hija, dijo:
- No puedo creer que haya obrado tan criminalmente; mas pronto la verdad saldrá a la luz del día- y, enviando a los dos a una cámara secreta, los retuvo en ella sin que nadie lo supiera.
Poco después llegó el barco, y la impía mujer se presentó ante su padre con semblante de tristeza. Preguntóle él:
- ¿Por qué regresas sola? ¿Dónde está tu marido?
- ¡Ay, padre querido! -exclamó la princesa-, ha ocurrido una gran desgracia. Durante el viaje mi esposo enfermó súbitamente y murió y, de no haber sido por la ayuda que me prestó el patrón de la nave, yo también lo habría pasado muy mal. Estuvo presente en el acto de su muerte, y puede contároslo todo.
Dijo el Rey:
- Voy a resucitar al difunto -y, abriendo el aposento, mandó salir a los dos hombres.
Al ver la mujer a su marido, quedó como herida de un rayo y, cayendo de rodillas, imploró perdón. Pero el Rey dijo:
- No hay perdón. Él se mostró dispuesto a morir contigo y te restituyó la vida; en cambio, tú le asesinaste mientras dormía, y ahora recibirás el pago que merece tu acción.
Fue embarcada junto con su cómplice en un navío perforado y llevada a alta mar, donde muy pronto los dos fueron tragados por las olas.
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