Bodas De Sangre
Enviado por karencitax • 27 de Noviembre de 2012 • 3.605 Palabras (15 Páginas) • 621 Visitas
BODAS DE SANGRE
1933
Poema trágico en tres actos y siete cuadros
Personajes
Madre Criada Leonardo Mozos
Novia Vecina Novio Leñadores;
Suegra Muchachas Padre de la novia Mozos
Mujer de Leonardo Luna Muerte
Acto primero
CUADRO PRIMERO
Habitación pintada de amarillo.
Novio:(Entrando) Madre.
Madre: ¿Que?
Novio:Me voy.
Madre: ¿Adónde?
Novio:A la viña. (Va a salir)
Madre: Espera.
Novio:¿Quieres algo?
Madre: Hijo, el almuerzo.
Novio:Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja.
Madre: ¿Para qué?
Novio:(Riendo)Para cortarlas.
Madre: (Entre dientes y buscándola)La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
Novio:Vamos a otro asunto.
Madre: Y las escopetas, y las pistolas, y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.
Novio:Bueno.
Madre: Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados...
Novio:(Bajando la cabeza)Calle usted.
Madre: ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.
Novio:¿Está bueno ya?
Madre: Cien años que yo viviera no hablaría de otra cosa. Primero, tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
Novio:(Fuerte)¿Vamos a acabar?
Madre: No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre y a tu hermano? Y luego, el presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios... Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes...
Novio:¿Es que quiere usted que los mate?
Madre: No... Si hablo, es porque... ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que.... que no quisiera que salieras al campo.
Novio:(Riendo)¡Vamos!
Madre: Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana.
Novio:(Coge de un brazo a la madre y ríe)Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
Madre: ¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
Novio:(Levantándola en sus brazos)Vieja, revieja, requetevieja.
Madre: Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres, el trigo, trigo.
Novio:¿Y yo, madre?
Madre: ¿Tú, qué?
Novio:¿Necesito decírselo otra vez?
Madre: (Seria)¡Ah!
Novio:¿Es que le parece mal?
Madre: No
Novio:¿Entonces...?
Madre: No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.
Novio:Tonterías.
Madre: Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me queda más que tú, y siento que te vayas.
Novio:Pero usted vendrá con nosotros.
Madre: No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera uno de los Felix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco contra la tapia.
Novio: (Fuerte)Vuelta otra vez.
Madre: Perdóname.(Pausa) ¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
Novio: Tres años. Ya pude comprar la viña.
Madre: Tres años. Ella tuvo un novio, ¿no?
Novio: No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quien se casan.
Madre: Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está.
Novio: Usted sabe que mi novia es buena.
Madre: No lo dudo. De todos modos, siento no saber cómo fue su madre.
Novio: ¿Qué más da?
Madre: (Mirándole)Hijo.
Novio: ¿Qué quiere usted?
Madre: ¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida?
Novio: (Alegre)¿Le parece bien el domingo?
Madre: (Seria)Le llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le compras...
Novio: Usted entiende más...
Madre: Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes... ¡Tres! ¡No te tengo más que a tí!
Novio: Me voy. Mañana iré a verla.
Madre: Sí, sí; y a ver si me alegras con seis nietos, o lo que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí.
Novio: El primero para usted.
Madre: Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
Novio: Estoy seguro que usted querrá a mi novia.
Madre: La querré. (Se dirige a besarlo y reacciona)Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer.(Pausa. Aparte)Cuando lo sea.
Novio: Me voy.
Madre: Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada.
Novio: ¡Lo dicho!
Madre: Anda con Dios.
(Vase el novio. La madre queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una vecina vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.)
Madre: Pasa.
Vecina: ¿Cómo estás?
Madre: Ya ves.
Vecina: Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos...!
Madre:
...