Canastitas En Serie
Enviado por erikuriel • 15 de Febrero de 2012 • 420 Palabras (2 Páginas) • 6.942 Visitas
“Canastitas en serie”
En este cuento se involucra un hombre estadounidense. Este mister llamado Winthrop decidió hacer un viaje al viejo México,un poblado del estado de Oaxaca; mientras caminaba por el pueblo notó a un artesano local que tejía unas canastas muy bonitas y naturales que él mismo coloreaba con tintes extraídos de diversos insectos . Cuando el mister preguntó al artesano acerca del precio de las canastas, se sorprendió del precio tan bajo y comenzó a pensar en las ganancias que podría obtener vendiéndolas en Nueva York; después de preguntar al artesano el precio de diez canastas 65 centavos decidió comprar todas las canastas que tenía en existencia.
Cuando Mr. Winthrop hubo llegado a Nueva York rápidamente hizo un trato con un hombre que tenia una tienda de dulces finos quien acordó en pagar un dólar con setenta y cinco centavos por canasta.
El americano regresó a aquel pueblo no sin hacer montones de cálculos en su vuelo, tales como costos de embarque, tarifa de importación y ganancias. Al llegar al pueblo encontró al artesano, tejiendo sus canastas en el mismo lugar y le ofreció el “negocio de su vida” donde el artesano podría vender doce mil canastas de una sola vez.
Mr. Winthrop le mencionó las ventajas y todo el dinero que el artesano podría obtener. Después de que Mr. Winthrop confundió al artesano con todos esos cálculos complicados decidió darle respuesta al día siguiente. Cuando el artesano tuvo la respuesta el americano se sorprendió mucho de que el precio por doce mil canastas sería de quince pesos cada una y preguntó al artesano la razón de tal precio; el indio respondió de manera calmada que su precio no podía ser más bajo y explicó que si estaba todo el día y toda la noche haciendo tantas canastas descuidaría su ganado, cosechas. Y que nadie podría cuidar de éstas sin descuidar las propias. Cuando el mister se desesperó del artesano y éste dio su última palabra no podía hacer tantas canastas porque no pondría un pedacito de su alma, ni podría cantarles a cada una de ellas y así serían canastas vacías, idénticas y terminarían por acabar con su corazón.
Lo que me sorprendió de este cuento fue el comentario final: “Nueva York no fue, pues, saturada de estas bellas y excelentes obras de arte, y así se evitó que en los botes de basura americanos, aparecieran, sucias y despreciadas, las canastitas tejidas con poemas no cantados, con pedacitos de alma y gotas de sangre del corazón de un artesano mexicano.”
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