Características de la crónica
Enviado por Transition • 15 de Junio de 2013 • Informe • 1.408 Palabras (6 Páginas) • 331 Visitas
Características de la crónica
La palabra crónica deriva del griego "cronos" que significa "tiempo".
La crónica periodística es un intento de atrapar con el poder de la palabra escrita el tiempo en que se vive. Es un relato detallado objetivo (o subjetivo en algunos casos) y cronológico de hechos, acontecimientos e historias comunes que no son considerados como una noticia. La crónica periodística se considera un género interpretativo
Para mí, la crónica periodística es la antítesis del cuento que asesores comunicacionales para periódicos, revistas y grupos editoriales nos han querido vender sobre el lector que no le gusta leer, de una especie de lector que le gusta obtener información en capsulas, y para reforzar esta alocada tesis se invierten millonarias sumas de dinero en diseños de páginas en donde el mayor espacio lo ocupan las fotografías, infografías, recuadros con el llamado “dato duro”, se destinan más espacios blancos entre líneas y columnas, mientras que el texto es llevado a la mínima expresión.
La crónica era el género periodístico privilegiado hasta que el formato pirámide invertida (la noticia breve) invadió las redacciones de los Estados Unidos por considerar que es un estilo mucho más ágil. Actualmente, en el periodismo latinoamericano, la pirámide invertida se ha convertido en el género periodístico por excelencia, aunque sigue usándose la crónica cuando la pirámide invertida resulta insuficiente. Cuando la intención es mantener el interés del lector desde la primera hasta la última línea se utiliza la crónica periodística. En la pirámide invertida casi toda la información se concentra en el "lead".
Muchos autores sostienen que crónica es un género que vio la luz en América del Sur. Los primeros cronistas –conquistadores españoles- plasmaron en las Crónicas de Indias sus impresiones sobre un mundo nuevo. Sus relatos eran extensos, descriptivos, cargados de emotividad. En la mayoría de los casos las descripciones eran adaptaciones de lo que no se sabía a lo que sí: describir el sabor y la apariencia de una fruta tropical partiendo de otra conocida en Europa, describir la selva, la fauna, las tradiciones indígenas, los peligros, tristezas y alegrías a partir de sus propias vivencias y siempre comparándolas con la cultura natal.
En la crónica el periodista aprovecha la potencia del texto, la fuerza de la palabra escrita. El cronista narra los hechos con tan nivel de detalle que los lectores pueden imaginar lo que sucedió. A medida que avanza la lectura se construye mentalmente un escenario plagado de lugares, olores, sabores, situaciones y personajes. Una foto, una infografía no tienen posibilidad alguna de crear un clima. La palabra por el contrario cuenta con una fuerza avasalladora para construir, evocar, reflexionar, sugerir, soñar.
La peculiaridad de la crónica consiste en la introducción de elementos de valoración e interpretación por parte del cronista. De igual modo ocurre con el reportaje o la entrevista, cuyos géneros también presentan un valor interpretativo.
La interpretación le aporta especifidad a la crónica, ya que el gran protagonista no es la información en sí, sino la forma como el cronista interpreta la realidad de la que es testigo.
Periodismo en primera persona
La crónica tiene una enorme carga de subjetividad. Hasta el cansancio se ha tratado de equiparar objetividad con honestidad y subjetividad con engaño, pero, ¿acaso no es un ser de carne y hueso quien escribe las historias?
El cronista se sumerge a fondo en lo que va a escribir, en la piel de los personajes, esa reportería es racional y emocional. En la crónica existe un yo, una primera persona. Los detractores de la crónica sostienen que la primera persona le quita autoridad a lo escrito, prefiriendo la prosa informativa: despojada, distante, impersonal. Pero un texto en primera persona le dice al lector: yo estuve allí lo vi, lo viví lo supe, lo pensé. No obstante, cuidado, cuando el cronista habla más de sí que del mundo, deja de ser cronista.
La primera persona en la crónica no tiene siquiera que ser gramatical. En este género es imprescindible que se escuche la voz del periodista, el lector debe percibir que un ser, tan humano como él, es quien le echa el cuento .
El cronista es un cazador en estado de alerta permanente, al acecho de historias que puedan saciar su hambre de escritor.
El cronista mira un hecho, otros tan solo lo ven. Mirar es “dirigir la vista a un objeto”. Ver es “percibir por los ojos los objetos mediante la acción de la luz”.
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