Carmen Maria

TOC- TOC!! Tocan la puerta en un departamento del 2do piso, ubicado en el centro de la ciudad.

-Miguel ya te dije que los domingos no necesito que vayas al mercado- se apresura a abrir la puerta una mujer de piel morena, estatura media, de nombre Carmen María, con una edad de 25 años, aparenta de más por su cutis algo descuidado y las ojeras de sus ojos.

-Te he dicho que descanso y no cocinó así que es la ul….- sé queda sorprendida que no es el niño que le hace los mandados cada 3er día. – disculpe lo confundí, ¿Quién es usted?-

-Sí, yo no soy Miguel, mi nombre es Alberto Padilla, y tampoco me dedico a ir al mercado, soy escritor, y si vengo aquí es porque me interesa realmente la historia de su vida, me entere que es muy conmovedora y me gustaría escribirla, y si usted no está convencida de que quiere que su vida se dé a conocer en más de 500,000 mil libros, podría usarla para un novela y basarla en hechos reales, hechos que serán los suyos. Y le digo todo esto para no mentirle, y después no tener problemas legales. Entonces ¿Qué dice señorita Carmen? –

-Disculpe, pero no comprendo, porque le interesa mi vida, no es nada exitosa, llena de tragedias, humillaciones y muchas más cosas que no quisiera recordar- dijo la mujer sorprendía.

-Exactamente por eso, día a día, hay mujeres que no son felices, o que han pasado por algo como lo tuyo, y que no han podido salir adelante por arrastrar con eso, y tú les pones el ejemplo, al estar en donde estas.

-Pase, siéntese en la sala, voy por mis zapatos.- dijo Carmen mientras cerraba la puerta y caminaba a un cuarto del fondo. Minutos después – ¿Por dónde empiezo? Se sentaba Carmen en uno de los sillones de su sala.

Sorprendido y contento el escritor, saco de un maletín negro que cargaba desde hace rato en su brazo izquierdo, un cuaderno azul no muy grande de espiral. – Muy bien, quiero que se concentre en relatar la historia, como si la estuviera viviendo, puede empezar desde que tiene uso de razón.-

-Bueno, para empezar fui hija no deseada, mi madre pensó en abortarme antes de nacer, me lo recordaba día a día lo arrepentida que estaba al no haberlo hecho, mi padre nunca lo conocí, al igual que la escuela en mi infancia y adolescencia, solo hace 3 años que asisto a una. Aprendí a leer y escribir en mis tiempos libres y a escondidas de mi madre con Doña Concha, una vecina que tenía en la vecindad, era muy buena gente conmigo, recuerdo que cuando mi mama no me daba de comer ella me cocinaba requeterico, también me decía que asearse era importante y bueno para la salud, me daba dinero cuando no alcanzaba a reunir el dinero que tenía que darle a mi madre cada semana, ya que empecé a trabajar desde que pude hablar. – Con una sonrisa en la cara y los ojos lloroso- Doña Concha fue como mi abuela o mi segunda madre, cuando fui vendida ya no supe nada de ella, creo que murió, era diabética y esas fueron las causas de que falleciera, decía que es mejor morir con un chocolate en la boca a vivir sin recordarlo.-

-Quiero que me cuentes como fue tu infancia- dijo Alberto conmovido por la pequeña reseña de la vida de Carmen María.

-Mi infancia fue

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