Carta Severiana
Enviado por solymarea • 24 de Septiembre de 2012 • 2.755 Palabras (12 Páginas) • 617 Visitas
Hace tiempo que comenzaron a ocurrir ciertos tipos de actos muy diferentes a los comunes de la ciudad, ya pasaba de media noche todos los vecinos ya estaban a punto de ir a sus casas después de una gran velada, cuando de pronto, pasaron algunas camionetas muy distintas a las que pasaban habitualmente por aquí, todos los vecinos estaban muy confundidos por que no sabían lo que ocurría, pasaron algunos días y todo se había normalizado, cuando de pronto alguien grito ¡cuidado! Todos al suelo y en ese instante se escuchó un gran estallido fue algo que jamás había escuchado estaba confundida no sabía lo que ocurría cuando de pronto alguien se acercó y me pregunto:
-¿Esta todo bien? En eso llego mi mama muy asustada y me dijo ben Alison vamos adentro para que te tranquilices y se te pase el susto. Los vecinos se preguntaban: ¿qué fue lo que ocurrió? todos estaba muy desconcertados se hacían muchas preguntas que al fin ninguna tenia respuesta .
Al día siguiente por la tarde un vecino preocupado fue a mi casa y me pregunto: -¿sabes dónde se encuentra Valeria? Yo le respondí ¡No!, Señor Antonio ¿Por qué? ¿Ocurre algo? El respondió con una voz llena de tristeza -No, no pasa nada.
Al día siguiente nos enteramos de que Valeria había desaparecido después de aquel suceso, todos los vecinos preocupados tenían miedo al salir de sus casas sin embargo mi familia y yo apoyamos a los padres de Valeria.
Después de dos semanas aun no sabíamos nada de Valeria todos los vecinos se preguntaban: ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo estará? ¿Estará bien? ¿Dónde estará?; un día por la noche llamaron y dijeron que Valeria estaba en malas condiciones y colgaron. Esto provocó que los familiares y vecinos se preocuparan mas ya que no sabían dónde se encontraba .
Pasaban los días y no se sabía nada de Valeria la incertidumbre cada vez era más grande; pero al fin los agresores llamaron nuevamente, pero solo decían que Valeria estaba mejor.
“Todo parecía un sueño… o quizás una pesadilla…” Así se decía a sí mismo el señor Antonio, con el cuerpo tembloroso por los nervios y su conciencia bombardeándolo con imágenes de lo que le podría estar pasando a su hija. En medio de la fría madrugada, él iba conduciendo su auto por un camino que se perdía entre medio de las sierras, un callejón cada vez más fangoso, intransitable debido a esa llovizna fina pero persistente.
Una y otra vez repasaba mentalmente lo que estaba pasando se preguntaba: ¿Hice algo mal?, ¿Por qué me está pasando esto? Si todo marchaba tan bien eran muchas preguntas las que se hacía pero, no encontró respuesta a ninguna de ellas.
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