Carta a morrie

                                                                                                              Apodaca N.L a 08/06/2015.        

Apreciado entrenador Morrie:

Escribo esta carta para él más grandioso entrenador con él que la vida me dio el placer de coincidir, son innumerables todas aquellas cosas que usted me ha enseñado, y todas y cada una de ellas son igual de importantes; usted me ha enseñado a atarme las agujetas de mis zapatos para no tropezar en esta difícil vida… ¿Recuerda cuando nos conocimos?, yo no era más que una simple pequeñez que lloraba por cualquier mínima circunstancia, y sin embargo ahí estaba usted, en el momento más oportuno y difícil usted llegó a mi vida y sostuvo mi mano para enseñarme  a afrontarme a la vida, desde aquél tiempo hasta ahora usted no me ha dejado solo, para nada; y al contrario, pareciera como si usted supiese cuanto lo necesito. Como cualquier persona la vida me ha dado golpes pero gracias a mi gran entrenador he salido adelante… recuerdo cada uno de todos esos innumerables consejos que usted me ha brindado, más que un profesor, usted ha sido más bien un consejero de vida para mí y lo considero parte importante de mi vida.

Hay algo que jamás olvidaré, algo que siempre tengo presente y que me ha ayudado infinitamente en la vida, ¿Sabe de qué estoy hablando verdad?, aquella vez en la que me sentía enojado por no haber podido ganar en aquella competencia por la que practiqué tanto tiempo, usted estaba ahí justo en ese momento, yo estaba tan enojado conmigo mismo y recuerdo claramente mi pregunta hacia usted -¿ De qué me sirve esforzarme tanto por algo si el triunfo siempre lo obtienen quienes no lo desean tanto como yo?-, entonces usted me consoló y me dijo, que no pensara que nada pasaba simplemente porque no veía mi crecimiento, me dijo que las grandes cosas crecían en silencio y que no dudará nunca en dar lo mejor de mí, porque al final la satisfacción no era ganar, si no haberlo dado todo…  no tiene idea de lo que aquél consejo me ha servido, no sólo en ese momento si no siempre, y es algo que atesoro mucho.

 En ningún momento de nuestra gran experiencia juntos he dudado en ayudarlo, apoyarlo, porque usted forma parte de mí, no importa lo que pase de ahora en adelante, estemos donde estemos usted me tiene a mí y yo lo tengo a usted… no me alcanzaran las palabras para expresar todos los sentimientos que siento en este momento, quisiera decirle gracias, gracias por todos esos momentos memorables para ambos,  por todos esos consejos,  por todas esas lecciones, gracias por todo el amor y el cariño,  por esta amistad indestructible, pero sobre todo  gracias por formar parte de mi vida; entrenador, usted es el mejor, no lo dude nunca.

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