Comienzo de una lagrima

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Todo empezó con una llamada, una enfermedad, un mar de lágrimas.

Ese día mi niñez se fue derrumbando poco a poco, dejándome un vacío en el corazón, uno que nunca se recupera, sino que se aprende a sobrellevar hasta que la pena alcanza el límite.

2

La muerte de mi papa fue lo que comenzó todo, un cáncer al hígado, etapa 4. Ya no había vuelta atrás, él se iría de este mundo con su cáncer terminal. Recuerdo muy bien el día en que mi abuelo escuchó cantar un zorzal en la madrugada y dijo “Cristian se fue”, mi mama no sabia como decírmelo, pero yo ya había escuchado a mi abuelo hablar. Todo ocurrió muy rápido comenzando con el velorio y después el crematorio. Ese día se fue una pequeña parte de mí.

3

Mi abuelo se convirtió en mi papa, me enseño todo lo que aprendí, el fue mi confidente. No todas las cosas buenas duran para siempre. Hasta que un sábado 12 de octubre, mi abuelo se desvaneció y falleció de un paro cardiaco. Su muerte fue la mas dolorosa e intensa que me marcara de por vida, siempre que cumple 1 año mas en esa fecha, la tristeza es enorme, ojalá supiera cuanto lo hecho de menos. No hay día en que no me acuerde de él. La vida parece que me tenia deparado mi destino, eso solo fue el principio. Todos tenemos limites hasta donde podemos sobrellevar, pero el destino me lanzo mucha más carga adelante.

4

Transcurrieron los años, mi familia seguía igual de unida, hasta que en el año 2016 a mi abuela paterna le diagnosticaron cáncer a los huesos y sus enfermedades crónicas. Fueron miles de tratamientos, pero no funcionaban, sabíamos que debíamos aprovecharla. En el relativo de seis mese que transcurrieron a mi abuela materna también le diagnosticaron cáncer, un sarcoma en la pierna izquierda, la operaron parecía que todo iba bien, hasta que la herida nunca sanó. Ese año estuvo lleno de tristeza, incluyendo que teníamos que ir a los tratamientos de mis dos abuelas al oncológico.

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Al empezar mi año escolar el 2017 pensé que todo iba a mejorar, pero resulto ser peor de lo que pensé, mis dos abuelas fallecieron el mismo mes, con una semana de diferencia. Ahí mi cuerpo exploto, tuve que tener sesiones con un psicólogo, no demostraba mis sentimientos me lo había guardado todo. Mi única salida de la tristeza que sentía era leer, además de llorar casi todas las noches. Hay que aprender que uno no tiene que guardarse nada, por más mínima que sea la situación. No puedes contenerte si uno no sabe como va a ser la repercusión.

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Hoy en día agradezco que me hayan pasado todas estas cosas, gracias a estos eventos renací de las cenizas, gracias a eso soy como soy. Durante estos años me he hecho muchas preguntas como ¿estoy actuando bien? ¿mi papa, abuelo y abuelas, cumplieron su tiempo de estar presentes y por eso se fueron?, y la respuesta es que si, ellos cumplieron su tiempo, me enseñaron todo lo que tenían para darme, me hicieron una mejor persona. Lo mas importante que me dejaron es que uno tiene que disfrutar de la familia mientras aún están con nosotros, por lo menos decir un “te amo” todos los días a nuestras madres. Porque uno no sabe lo que depara el destino. Sin mi familia yo no podría haber salido sola en el mundo que me hallaba, su apoyo y amor incondicional me hicieron fuerte. Yo pase todo lo que tenía que pasar. Todo eso fue por algo.

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