ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Cuento Cambiado De La Caperucita Rosa


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  627 Palabras (3 Páginas)  •  547 Visitas

Página 1 de 3

Cuento cambiado es de la Caperucita Roja

Había una vez una niña que se llamaba Caperucita Roja. Su sonrisa alegre y su mirada risueña ocultaban su triste realidad.

Esa mañana, Caperucita despertó con los acostumbrados gritos matutinos de sus padres. Escuchó pisotones en las escaleras. La niña miró el cielo raso con preocupación. Su padre entró de un portazo.

—¡Levántate holgazana! —gritó con mal carácter.

Caperucita asintió con la cabeza y bajó temblando de la cama.

Su madre apareció enseguida.

—¿Por qué en vez de gritarle a tu hija no te preparas para a ir a trabajar? —exclamó enojada —Si no te tomas el trabajo más enserio lo perderás ¿quién mantendrá a esta familia entonces?

Su padre se giró y la miró furioso.

—¿Así que ahora la culpa de que nuestra situación económica esté tan mal es mía? ¡Dile a tu madre que deje de depender de nosotros! ¡Sus benditas medicinas valen un ojo de la cara!

La madre de Caperucita calló gravemente y salió de la habitación. El padre la siguió.

—¡Vístete, vamos! —le gritó a Caperucita antes de cerrar la puerta, aún mas fuerte que antes.

Caperucita se puso su blusa blanco marfil y su falda celeste de verano. Aún con la puerta cerrada, los gritos de sus padres en el piso de abajo retumbaban en su alcoba.

Su padre, harto de gritar “¡Baja de una buena vez, niña inútil!”, en medio de los chillidos de su madre, subió las escaleras y tomó a Caperucita del brazo. La llevó a los tirones por las escaleras.

—Puedo bajar sola —murmuró Caperucita, sin poderse contener.

—¿Qué has dicho? —bramó su padre encolerizado. Caperucita se puso pálida y no respondió. Entonces su padre la sacudió violentamente —¿Qué has dicho maldita?

Caperucita casi cae por las escaleras, si no fuera por que su madre se le acercó y la agarró enseguida. La abrazó fuertemente.

Su padre refunfuñó algo incomprensible, se puso el rifle en el hombro y un pedazo de pan duro en el bolsillo de su ancho saco verde, y salió con ímpetu al bosque.

La madre de Caperucita se tapó la cara porque no pudo ocultar más sus lágrimas. Sus manos sangraban, ahora se había dado cuenta Caperucita. Pero no se animaba a preguntar que le había pasado. Ya lo sabía. Intentó abrazar a su madre, pero ésta le puso una cesta en sus manos.

—Caperucita querida —dijo mirándola esperanzada —, llévale estas medicinas a tu abuela.

—Claro —contestó Caperucita y se colocó su larga caperuza roja. Se colgó la cesta en el brazo y saludó a su madre quién le acarició sus bucles rubios.

—Escucha hija —advirtió su madre desde la puerta —, no hables con nadie que no conozcas ¿me oíste?

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com