Cuento - El Fabricante De Ilusiones

“Ilusiones para el alma” así se hacía promocionar una tienda solitaria cerca del metro, tenía un aspecto serio y silencioso, pero la pintura que accidentalmente se dejaba ver de su interior hacía creer lo contrario, se notaba su antigüedad por los rasguños en el margen, era algo abstracta y aullaba alucinaciones utópicas. De cierta forma hacía alusión a su nombre, aún así provocaba dudar sobre el por qué de su existencia. Día a día podías ver como las personas se enfrentaban a ese lugar, sin embargo nunca consideraban rellenar su espacio.

Todos los viernes a pasadas horas de la noche, cerca de ese local, se encontraba un hombre que parecía nunca acabaría de fumar, siempre se sentaba en una añeja y colorida banca, nadie lograba iniciar una conversación con él y por lo general optaban por colocarse los audífonos y fingir soledad, pero una noche aquella joven fue la excepción, era algo extrovertida para su edad, para aquel hombre solo una chica fastidiosa, ella le hablaba acerca de cómo le gustaba ir a la escuela, pero que sin embargo anhelaba mucho las vacaciones para tachar su lista de aventuras por hacer, se podría decir que era una chica bastante ilusionada. En un momento detuvo sus historias y se dirigió a él para preguntarle acerca de sus ilusiones, él se quedó anonadado pues no tenía nada en su vida por lo cual ilusionarse, un trabajo, un talento, una novia o incluso una aventura como las de la chica a su lado. Después de un silencio incómodo él solo dijo “no”, la chica no lograba entender como alguien en el mundo podría no tener razones para ilusionarse. Por suerte para ambos llegó su medio de transporte y ahí concluyó la conversación.

Había algo que la joven notó antes de montarse al metro, vio él aspecto de aquel hombre, su piel era pálida, ropa formal, pero desarreglada, cabello oscuro y despeinado y algo de lo que probablemente ella jamás se olvidará, era en su rostro o más bien en su ausencia.

Cuando llegó a su casa se encerró en su cuarto y abrió su ordenador, trató de encontrar una respuesta de lo que había visto, se encontró con una página que relataba acerca de la experiencia de muchas almas que se quedaban sin ilusiones y, en las noches cuando la luna muestra su resplandor, su rostro se desvanece como el viento.

Requerían de fabricantes de ilusiones, alguien que los llenara de deseos que alimentaran su alma. De eso se trataba aquel lugar cerca del metro, habían muchas pinturas abstractas y coloridas, reflejaban mucho la historia de ese lugar, tenía varias habitaciones y en cada una había una cama con un casco bastante extraño, la persona se lo pone para que el creador de ilusiones ingrese en su mente y pueda hacer que el cliente sueñe profundamente, con un pincel, hojas y acuarelas el artista dibuja diversas razones para vivir, la más común es viajar, algunos dibujan grandes edificios, otros una torre de libros y algunos hasta

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