Cuento de Literatura. Todo comenzó hace aproximadamente 20 años
Enviado por Fer334 • 2 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 1.200 Palabras (5 Páginas) • 145 Visitas
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Todo comenzó hace aproximadamente 20 años, una hermosa historia que terminaría de muy mala manera. Era una mañana calurosa de verano, no muy diferente a todas, pero ese día para mí sin saberlo se convertiría en uno de los días más especiales en mi vida, uno que jamás olvidaría.
Esa mañana comenzaba mis clases en la Facultad de Ciencias en la UANL, yo me encontraba con mis amigos platicando sobre que esperábamos al terminar la carrera cuando yo decidí alejarme y dar una vuelta por la Universidad.
Cuando pase frente a la Facultad de Arquitectura, la vi, era una mujer tan hermosa que podía hacer suspirar a cualquiera, con su cabello negro como el color de sus ojos, un negro tan profundo como el fondo del mar, simplemente era una mujer hermosa. Yo, tomando valor durante algunos minutos, me decidí por fin a hablarle.
-Hola, ¿cómo te llamas?- le pregunté, la clásica pregunta para romper el hielo.
-Hola, yo me llamo Elena, ¿y tú?- a lo que yo respondí
-Yo soy Alfredo- y de esta manera comenzó una larga charla con ella, en la cual reímos y hablamos de muchas cosas. Después de esta charla cada uno fue a sus clases normales.
Al terminar las mías, pasé para ver si ya había salido, y afortunadamente, la encontré y la invite a salir para seguir platicando, a lo que ella acepto. En ese momento comenzó toda una historia que terminaría siendo una una novela trágica.
Pasaron unos meses para que ella y yo fuéramos novios y tan solo 1 año para unirnos en sagrado matrimonio. Un año más tarde, Elena y yo procreamos nuestro primer hijo, lo llamamos Alejandro. Y un año y medio después tuve a mi primera hija, para decidir su nombre fue un poco más complicado, pero al final decidimos llamarle Amelia.
Actualmente mis hijos tienen 19 y 18 años respectivamente, mientras que yo tengo 40 años. Ha pasado ya mucho tiempo desde que nuestra historia comenzara, y las peleas de pareja eran más constantes y más difíciles cada vez, siento que esa magia, ese encanto se extinguía día a día, y más aun con nuestras discusiones.
En un intento desesperado para salir de todo esto, recurrí a una vieja relación que había tenido antes de Elena, su nombre era Bertha. Lo nuestro solo eran encuentros casuales, nada serio, solo era algo pasional para poder escapar de los problemas en casa. Aunque esta relación ya llevaba un tiempo, para ser exacto la primera vez que nos vimos fue entre los meses en que supe que tendría a mi hija, después de esto ya no nos volvimos a ver. Pero ahora, en estos últimos encuentros que hemos tenido, me di cuenta que en esa relación pasajera de hace 18 años, ella termino embarazada también… y ahora yo debo mantener 2 familias en secreto, yo simplemente no podía, mis recursos económicos no me alcanzaban y los problemas emocionales con mis esposa me obligaron a tomar una dificilísima decisión. Tuve que pedirle el divorcio a Elena, ella aceptó y me dijo:
- Lo firmaré, solo porque ya no quiero estar a tu lado, apenas ayer me di cuenta de tus encuentros con Bertha y ya no puedo más con esto, prefiero continuar sola con mis hijos que estar con alguien como tú- a lo que yo respondí
- No lo hago por Bertha, es por un error que cometí hace más de 18 años, ella terminó embarazada y yo ahora no puedo con 2 familias y nuestros problemas me hicieron tomar esta decisión-
Yo la vi días después destrozada, mientras yo ya vivía con Bertha y tenía una relación bonita, algo como lo que no tenía desde ya hacía mucho tiempo. Pasadas solo unas semanas, alguien toco mi puerta, y exactamente, era Elena, esta vez acompañada de un abogado que me entrego una demanda por pensión económica, la cual obviamente perdí. Ahora otra vez tenía que mantener a dos familias aunque en lo emocional, yo era sumamente feliz.
Han pasado ya 2 años desde que tome esa difícil decisión, y a mis 42 años asistí a mi examen de próstata rutinario. Después de ese día, supe que nada iba a ser lo mismo, ese día me entere de algo que rompería todas mis ilusiones y esperanzas en un futuro, me diagnosticaron cáncer en la próstata. Después de esto, se vendría una oleada inmensa de malas noticias.
Yo no sabía cómo hablar de esto con Elena ni con Bertha y mucho menos con mis hijos, era una noticia muy dura, así que lo hice de la manera más tranquila y madura que pude. El día de mi primera quimioterapia, ellos ya estaban conscientes de esto, así que tanto Elena como Bertha y mis 3 hijos fueron al hospital, minutos después el doctor me informo que acababan de tener una fuerte discusión entre Elena y Bertha involucrando a mis hijos, así que Elena se tuvo que ir.
Apenas terminando el tratamiento fui con Elena y me disculpe por todo lo que había pasado.
Y de esta forma mi vida seguía transcurriendo de una forma “normal” hasta que un día sin querer, escuche a Bertha hablando con su amiga, de un tema que la verdad no entendía, ellas hablaban de una verdad que yo no sabía.
Terminando su conversación yo le pedí una explicación a Bertha, y creo que fue la peor decisión que tomaría en mi vida. Ella aceptó a contarme, y me llevo a la casa de sus padres. Estando ahí, ella saco un álbum de fotos, todo era muy raro ya que solo eran fotos de sus papás con un niño más y ella no tiene hermanos. Ya no podía más y le grite exageradamente que ya me contara que es lo que pasaba...
- Esta bien, te diré de una vez, el de las fotografías soy yo- simplemente no podía creerlo
- ¿¡Qué!?¿¡Cómo!?- era imposible
- Si, mi nombre real es Luis Castillo, y comenzó mi transformación cuando cumplí los 16 años, con todo el apoyo de mis padres- a lo que yo conteste atónito
- ¡No puede ser! ¡Esto es imposible!-
- Y si te preguntas acerca de Alberto nuestro hijo, la verdad es que en efecto es nuestro pero no nació de la manera que piensas, la verdad es que tuve que rentar un vientre.
Esta noticia fue suficiente para mí, ya no podía más con esto… ¿Por qué? ¿Por qué todo me estaba pasando a mí?, ya no sabía qué hacer, no encontraba otra opción.
Salí corriendo y me subí al carro para regresar a mi casa, me despedí de Alberto. Después fui a la casa de Elena, e hice lo mismo, se notaba en sus caras que no entendían nada, y solo les di un beso, les pedí perdón y salí de ahí.
Ahora me encuentro en la azotea de unos departamentos donde me hospedaba cuando estudiaba, esta se encuentra a más o menos unos 6 pisos de altura. Perdón Elena, perdón Amelia, perdón Alejandro, en verdad estoy tan arrepentido de lo que hice, y de lo que hare pero ya no puedo más.
- ¡Los amo con toda mi ser!- las últimas palabras que escucharan de mí. Y mañana cuando despierten sabrán de esto y no espero que me lo perdonen, solo quiero que me comprendan.
...