Cuento de literatura

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Una brisa de aire congelado recorre la habitación de la todavía joven Alison Miller quien se ha despertado al percatarse que su habitación está prácticamente congelada, se levantó lentamente para cerrar la ventana por la cual entraba el aire frio, se envolvió en su manta y se detuvo frente a la ventana por un momento; tan solo para contemplar la suave caída de los copos de  nieve que se quedaban atrapados en el vidrio de la ventana, ver esa imagen le hizo recordar tantas cosas de su niñez que la pusieron ligeramente melancólica.

-Es muy diferente vivir sola- dijo mientras se envolvía en su manta.

Cerró la ventana y se volvió a dormir viendo la delicada danza de los copos de nieve al caer; Alison y su familia vivían en un pequeño pueblo cerca de los  bosques. Vivía sola ya hace pocos años,  se mudó a una vieja casa cerca del bosque al principio todo le parecía perfecto pero un año después ella se comenzó a sentir sola poco a poco, después que sus padres se mudaran de ciudad ya no le quedaba nadie a quien visitar así que le dio tiempo suficiente para trabajar medio tiempo después de clases en un camión de comida con una amiga y los fines de semana daba clases privadas de violín, además la paga que recibía de ambos empleos no era mala así que podía mantenerse sola

        En esa misma mañana de sábado no tenía que dar clases ya que le cancelaron la clase de violín a último minuto a causa que al niño a quien le enseñaba iría de campamento durante todo el fin se semana y de pura suerte no tenía tarea, así que básicamente no tenía nada que hacer en su soledad.

Poco a poco se comenzó a sentir como se hundía en su misma soledad así que hizo lo que siempre hacia cuando se sentía mal, ir al bosque, no tenía que hacer mucho para llegar a él, solo tenía que ir un poco más que ir más allá de su propio jardín para adentrarse en él. se puso unos jeans y una gabardina negra en la cual tenía un pequeño cuaderno de dibujo, salió de su jardín trepando la cerca y comenzó caminar entre el bosque, tocando los arboles oliendo las flores, eso sí que le animaba no necesitaba de nadie, veía a lo lejos a los magníficos venados, a los búhos, a los conejos, hasta podía ver a los zorros que brincaban en un agujero en la nieve para entrar a su madriguera, el bosque todo era más tranquilo había menos ruido y se sentía mas casa  que estar encerrada entre cuatro paredes se sentó por un momento en la nieve recostándose en un viejo tronco, podía sentir el frio en sus dedos congelados pero no le importaba ella se sentía feliz, aunque sea por un par de horas o aunque sea por un momento pero ella era feliz.

Se quedó torpemente dormida en medio del bosque.

Un joven se encontraba merodeando por el bosque cuando vio la extraña figura de Alison congelándose en la nieve se acercó para despertarla,  o si no moriría de hipotermia.

-Oye, ¿estás bien?- dijo mientras la movía de un hombro.

Alison no esperaba encontrarse con alguien así que se sorprendió cuando lo vio. A ella no parecía preocuparle que se había quedado dormida en la nieve ya que ya se había quedado dormida un par de veces antes y sabía exactamente qué hacer.

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