"CÓMO APRENDÍ A LEER. UNA EVOCACIÓN DE LA INFANCIA A LA JUVENTUD".

Nuestro país, se ha caracterizado por ocupar los últimos lugares en comprensión lectora, tal es el caso de que en el año 2009, según el INEGI, México se posicionó en el lugar 48 entre los 66 países pertenecientes a la OCDE. Este resultado, brindan un panorama general de las grandes deficiencias que se han venido arrastrando de años atrás y que aún no se superan.

Por lo anterior, resulta ineludible que como docentes, nos autoevaluemos para verificar hasta qué punto se tiene desarrollada esta competencia, debido a que no se puede propiciar algo de lo cual se carece. Ciertamente, la familia juega un papel primordial ante la formación de lectores, por ello, se debe involucrar a los padres en las actividades pedagógicas y concientizarlos de los grandes beneficios que trae la lectura tanto para ellos, como para sus hijos.

Ahora bien, remontándome un poco a mi infancia, recuerdo que mis papás nunca me leyeron algún cuento, mi madre era la que en ocasiones me ayudaba a hacer la tarea cuando algo se me complicaba, generalmente se la pasaba realizando aseo y por las tardes se dedicaba a la confección de vestidos; en cuanto a mi padre, la mayor parte del día trabajaba, cuando llegaba a casa preparaba sus clases y de vez en cuando lo veía leer la revista: “Proceso” o incluso el periódico; Sin embargo, nunca me compró algún tipo de literatura. Ya en la primaria la maestra Bertha fue la que me enseñó a leer, me impartió clases tres años consecutivos (1°,2° y 3°) durante su clase nos ponía a leer en voz alta, sólo calificaba la fluidez de la lectura, pero jamás tomó en cuenta la comprensión y lo mismo ocurría con los demás profesores. Ya como en tercero o cuarto grado de primaria, constantemente me elegían para declamar poesías, era algo que me agradaba, tenía la facilidad de aprenderme las cosas de memoria, de vez en cuando uno que otro profesor me proporcionaba algún libro de cuentos para leerlo en el aula.

Respecto a mi educación secundaria, no sucedió algo relevante, sólo en mi familia, ya que mi padre compró unos libros del autor Carlos Cuauhtémoc Sánchez y me llamó la atención ver que mis papás, así como mis hermanos permanecían horas y horas leyendo, por tal motivo decidí leerlos y me agradaron. En cuanto a mis profesores, ninguno me motivo a leer, la maestra de español sólo pedía láminas del Cantar del Mío Cid y de Don Quijote de la mancha, las cuales transcribía, tratando de hacer la letra bonita y un margen a la hoja del cuaderno para así obtener buena calificación, desafortunadamente lo mismo pasaba en las demás asignaturas.

Ya en el C.B.T.I.S., una catedrática nos indicó, que en su asignatura teníamos que leer el libro titulado: “El mundo de Sofía”, sinceramente al verlo me asusté, ya que su volumen era amplio y no estaba acostumbrada a leer tantas hojas, lo peor fue que pidió un ensayo del libro, pero nunca nos enseñó las características

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