¿Cómo Crear Estrategias Para Fomentar La Lectura Y La Escritura
Enviado por • 23 de Mayo de 2014 • 4.674 Palabras (19 Páginas) • 444 Visitas
Algo que parece preocupar a una buena parte de los coordinadores de los círculos de lectura es la cantidad de estrategias que conocen para trabajar con sus lectores. Hay que decirlo claramente: nunca serán suficientes, porque los lectores y los textos son una diversidad en movimiento.
Existen muchos manuales de estrategias de lectura y escritura. Aunque algunos pueden ofrecernos algunas ideas que nos servirán en la práctica, por lo general no se corresponden con los enfoques de promoción de la lectura.
Por eso, en lugar de ofrecerles un compendio de actividades, queremos compartir con ustedes una propuesta que podría ayudarlos a crear sus propias estrategias. La clave siempre será: leer, estar informado, ser creativo, arriesgarse y compartir experiencias con otros mediadores.
Estén tranquilos. La metodología de trabajo de un círculo de lectura no se traduce en el hacer y hacer actividades, constantemente, inflándolas de forma innecesaria. Después de todo, lo más importante que hacemos como mediadores es generar encuentros y compartir experiencias.
Leer: la única forma de empezar
Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda de sueños. Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció encantada con el juego. Como nadie se decidía a comenzar, el organillero contó el primer sueño. Anoche, dijo, soñé con unos tipos que tomaban sopa en una posada. La mesa estaba oscura y sólo se veían tres o cuatro caras rojas. De pronto uno de los tipos lanza al aire una cucharada de sopa, y la sopa vuela fuera del sueño y vuelve a caer entera en la cuchara como si fuera un dado. Entonces el hombre se la toma, y dice: seis. Y así con cada cucharada. Eso, conjeturó Álvaro es que usted estaba pidiendo suerte. No digas tonterías, replicó Reichardt, ¡eso es que tenía hambre! Yo, contó Hans el último sueño interesante que tuve fue la semana pasada. Soñé que estaba en una isla. Pero era una isla rara: no tenía mar alrededor. ¿Sin agua?, se interesó Lamberg, ¿cómo es eso? Ni mar, contestó Hans, ni agua ni nada. Alrededor de la isla había un vacío inmenso. Entonces, dijo Lamberg, ¿cómo sabes que era una isla? Buena pregunta, dijo Hans, y no lo sé, pero yo sabía que era una isla. Y quería salir, quería ir a otras islas que se divisaban a lo lejos. Pero era imposible, no sabía cómo llegar a ellas y me asustaba. Entonces me ponía a correr en círculos, a correr sin sentido, hasta que la isla empezaba a hundirse poco a poco. Y tenía que elegir entre saltar y caer al vacío o hundirme con mi isla. ¿Y qué carajo elegiste?, preguntó Reichardt. Despertarme, sonrió Hans. ¡Bueno!, aprobó el organillero, ¡muy bueno!, ¿y ustedes, queridas señoritas?, ¿no tendrán un sueño que regalarnos? Elsa negó con la cabeza y bajó la vista. Sophie lo miró un poco avergonzada y dijo: No sé, en fin, nunca sueño gran cosa, anoche, en realidad es una tontería, pero anoche…
El texto es un fragmento de la novela El viajero del siglo del escritor argentino Andrés Neuman. Leí la novela y debo decir que me gustó mucho, quizá demasiado. Lo cierto es que nunca antes había subrayado y escrito tantas notas en los márgenes de un libro.
Seleccionar fragmentos en un texto a lo largo de la lectura es algo que hacemos los lectores. Como lector, suelo marcar una frase que me gustó, una bella descripción o un pasaje que me pareció divertido. Además, sobre todo desde que soy mediador de lectura, me pasa que encuentro algunos fragmentos que me sugieren estrategias. Éste es el caso del texto que ahora les comparto: en él descubrí todo lo necesario para diseñar una estrategia para promover la lectura.
La estrategia podría titularse “La ronda de sueños” o “El círculo de los sueños”, y puede esquematizarse de la siguiente manera:
1.- El mediador introduce la actividad hablando sobre el tema de los sueños.
2.- Se invita a los participantes a hacer una Ronda de sueños: cada uno debe contar un sueño que haya soñado recientemente.
3.- Se hacen comentarios, se proponen interpretaciones, se conversa sobre cada participación.
Hasta aquí la actividad pareciera ser muy sencilla. Sin embargo, como se verá en la siguiente descripción, es compleja porque implica la consideración de varios aspectos.
Descripción de la actividad
Utilizo algunas frases del texto de Andrés Neuman para ilustrar las reflexiones sobre las distintas partes de la estrategia:
Una vez consumada la merienda, el organillero propuso hacer una ronda de sueños.
Como se puede observar, hay una parte previa (la merienda) a la realización de la actividad (La ronda de sueños). No es recomendable comenzar una sesión directamente con la actividad. Hay que introducir a los participantes a la estrategia. En este caso podríamos iniciar hablando sobre el tema de los sueños.
Hay que observar que el verbo utilizado es “proponer”, que es distinto a “imponer”. Todas las actividades que se realizan al interior de un círculo de lectura son propuestas, y puede darse el caso de que haya alguien que no quiera participar. Si esto ocurre no hay que obligarlo, hay que negociar: puede permanecer como observador o escucha, o podemos sugerirle otras actividades como leer en silencio.
Hans le explicó a Sophie aquella costumbre y ella pareció encantada con el juego.
Aunque la actividad realizada por los personajes es una “costumbre”, hay alguien en el grupo que no la conoce. Podemos suponer que Sophie se integró al grupo en un momento distinto al de los demás y por eso Hans tiene que darle explicaciones.
En los círculos de lectura todos los lectores acuden de forma voluntaria, pueden ir y venir a sus anchas y nadie debe obligarlos a permanecer en las sesiones. Si tenemos cuidado al seleccionar los textos y si las actividades son atractivas, los lectores, como Sophie, “encantados con el juego”, permanecerán en las sesiones sin necesidad de coacción.
Como nadie se decidía a comenzar, el organillero contó el primer sueño.
El organillero, que a mí me gusta imaginar como un magnífico mediador, ha propuesto la ronda de sueños. Y como nadie se decide a comenzar, él toma la palabra.
Puede ocurrir, cuando proponemos una actividad en el círculo de lectura, que los integrantes se muestren poco participativos en un primer momento. Si esto ocurre podemos insistir pero nunca obligar. Muchas veces, por timidez, los jóvenes prefieren no ser los primeros en tomar la palabra. Una forma de animarlos es que seamos nosotros, los mediadores, los que tomemos la iniciativa.
En las actividades que estamos acostumbrados a realizar en las escuelas con nuestros alumnos es común que nosotros no participemos. En un círculo de lectura esto rara vez ocurre:
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