De Mi Preferencia
Enviado por JE1994 • 18 de Mayo de 2014 • 1.047 Palabras (5 Páginas) • 160 Visitas
De mi preferencia
Le conocí de un modo convencional. Alguien nos presentó mientras yo buscaba un lugar para sentarme. Realmente no era la primera vez que le veía, esa fue hace unos tres años; no recuerdo con exactitud el lugar ni la escenografía del momento, pero si me piden que describa cómo lo recuerdo para esa época, sólo puedo describirlo como una imagen suya caminando por el pavimento con la mirada al frente, espalda erguida, sus manos colgadas de las tiras de su bolso estilo universitario, una expresión muy neutra pero de respiración agitada y controlada al tiempo, su cabello desarreglado que increíblemente hacía armonía con el resto de su cuerpo, y sus auriculares blancos infaltables que daban a entender su complaciente gusto por la música, mientras disfrutaba del silencio que se hace al caminar solo, paradójicamente.
Recuerdo esa imagen, pues la vi un sin número de ocasiones, y lastimosamente nunca ocurría nada diferente, hasta ahora.
Ese día su mirada estaba contagiada de nervios y alegría; fue extraño, como si hubiera leído mis pensamientos y los hubiese proyectado en sus ojos. Me sentí conforme, ese día había terminado de una manera no perfecta, más bien, diferente.
En este momento me vienen a la mente unas palabras que mencionó un amigo mío y hasta el día de hoy, no las he olvidado: “Primero dices que estás con el amor de tu vida, luego sufres, y entonces si llega la persona indicada”. No recuerdo exactamente cuál era el tema de la conversación con él, creo que de ese día sólo recuerdo eso.
De una forma muy interesante, esa frase me retumba en la mente desde hace unos días. No sólo eso, también cuando intento recordar alguna otra imagen del chico de los auriculares, me viene un cosquilleo extraño debajo del mentón que me hace reír; lo describo así porque fue exactamente como él lo dijo; lo dijo en el momento que yo lo estaba sintiendo, invadiendo de nuevo mis pensamientos y proyectándolos en los suyos.
“Yo sólo siento un lindo mentón”, dijo cuando con sus dedos palpaba mi quijada intentando encontrar con delicadeza mi cicatriz, la que casi todos tienen, una marca de infancia.
Desde unos días atrás mi mente se transporta con facilidad hacia un gran libro tridimensional donde sólo veo fotografías, unas imaginarias, otras que son recuerdos de su rostro perfectamente estructurado. Su tez morena natural, sus cejas pobladas y oscuras, sus ojos… Sus ojos, una mirada compleja e inevitablemente atrayente, algo exótico que aún no logro describir con exactitud, es fresca y llena de pasión, profunda pero a la vez tranquilizante; resumirla me resulta imposible; sencillamente no puedo resistir más de unos cuantos segundos frente a él, pues cuando le veo, me veo en sus ojos y siento que todo a mi alrededor se vuelve nada, el silencio se vuelve un aliado en mi contra y por eso interrumpo tan sublime momento con mis palabras en ocasiones muy subidas de tono y en nada acordes al último tema tratado. Continuar relatando la increíble perfección
...