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Diferencias Entre Educar Y Enseñar


Enviado por   •  20 de Marzo de 2014  •  2.703 Palabras (11 Páginas)  •  548 Visitas

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Manuel Ramírez en su Periódico Aragón dice que educar es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu críticos sin caer nunca en adoctrinamientos; es promocionar los valores de la ciudadanía y el respeto de la autoridad.

Parece que una normativa sobre todo el sistema educativo puede ser realidad en fechas no muy lejanas. Bien es verdad que, tras padecer durante no pocos años de dedicación exclusiva a la Universidad, resulta casi imposible evitar la desgana ante tantos y tantos experimentos en este terreno, pero me parece que hay que “hacer de tripas el corazón” y volver sobre el tema.

Vaya por delante la afirmación de que el nuevo intento cae en los mismos pecados que varias veces hemos puesto en manifiesto se cae, ante todo, en la dichosa precipitación que conlleva dos defectos: no se concede un cierto tiempo un pequeño “respiro” necesario para comprobar la bondad o maldad de lo bien poco intentado y, en segundo lugar, se vuelve al conocido refrán del maestrillo y el librillo. Con la necesaria variante de que el ser los que profesan la meritoria profesión de maestros quienes ninguna culpa tienen en el evento y siendo posiblemente las principales victimas del frenesí legislativo de antes y de ahora, acaso el refrán debería tener distinta letra: cada ministrillo pone su librillo. Se vuele, una vez más, a la nefasta ausencia de una amplia y documentada consulta previa con los sectores afectados. Ni el “exponer” ante rectores, ni el veredicto de los sindicatos me parecen vías suficientes. Y, fundamentalmente y es lo que vemos en estos párrafos, se confunde, también una vez más, dos menesteres que me parecen muy diferentes: ENSEÑAR Y EDUCAR.

ENSEÑAR es transmitir, con mejor o peor fortuna, una serie de conocimientos, más o menos avalados por el paso de los años y necesitados, muy de vez en cuando, de cierta puesta al día. Saberes de esto o aquello que permiten tanto su cansina repetición año tras año, cuanto su escasa lucrativa versión en el “manualito de turno”. El fruto de la enseñanza tarda más o menos tiempo en desaparecer, según la bondad del que expone y el interés de quien recibe lo que se va exponiendo. Se trata de “superar la asignatura” y engrosar el currículo, menesteres sin ninguna duda insoslayables en el especializado mundo en que vivimos. La fragilidad de la memoria tiene la última palabra. Pero, hasta que ello se verifica, lo que realmente ha valido es el repetir, a ser posiblemente literalmente, lo que quien ocupa la tarima (sea cual fuere su calidad y su cualidad) ha “soltado” en los minutos día a día.

Con resignación, sin contraste y dando velocidad al “supremos arte de tomar unos buenos apuntes”. Y poco más. La papeleta o el tablón de anuncios tienen la última palabra. La enseñanza de la asignatura ha cumplido su papel. Y más tarde la brillante oposición a lo que sea (aunque nada tenga que ver con lo enseñado) o la desilusión de los años en el paro.

EDUCAR, por lo contrario, es algo bien distinto. Se puede hacer se enseñe lo que se enseñe por que educar supera siempre al mero enseñar. Educar es formar ideas y creencias. Es transmitir valores. Es estimular el espíritu crítico del oyente, sin caer nunca en el adoctrinamiento. Es enseñar lo que corresponde, en derechos y obligaciones, por el mero hecho de vivir en convivencia.

En suma, intentar promocionar los valores de la ciudadanía: respeto a la autoridad, consideración hacia los mayores, estimulo del pudor, lealtad y no engaño al Estado, preocupación por los demás, etc, etc. Por si puede interesar, al profesor Cerezo Galán, buena cabeza en el mundo de la filosofía, acaba de edtar un valioso libro sobre este tema. Con la educación lo que se crea es una cultura cívica indispensable para cualquier clase de régimen político. Porque será luego cuando el régimen que sea (del democrático al totalitario) intentara socializar en otro tipo de valores acordes con su ideología. Pero luego. Sin la cultura cívica previa el segundo paso está llamado al fracaso.

Va de suyo que la función de educar es menester no exclusivo de la escuela, ni de ningún plan ministerial al uso. En esta gran labor se comienza en la familia y puede tener otras mil agencias. Pero algo o mucho corresponden al contexto de las aulas. En ellas predominaran la palabra y el buen maestro. Un buen bachillerato pleno de buenos maestros-educadores es algo que queda para siempre. Y me temo que, entre nosotros, nuestro país, lo que esté ocurriendo es que el mundo de la informática y los grandes avances de la tecnología, se esté superponiendo y hasta sustituyendo (adiós a las enciclopedias, a la memoria y a la lectura) a los valores de la educación que acabo de citar.

Según Elens’s Weblog,

ENSEÑANZA:

Originariamente el término enseñanza procede del latín insignare que significa mostrar o manifestar por medio de signos. Mostrar o manifestar por medio de signos un objeto cualquiera, lo que tiene lugar en la enseñanza en general, o bien un objeto de conocimiento o de estudio (lo que tiene lugar en la enseñanza escolar o académica).

La primera consecuencia que se deriva de esta acepción originaria de la enseñanza, es que enseñar consiste en la transmisión de conocimientos, informaciones. Desde el punto de vista escolar la enseñanza es el medio por el cual se transmite a las generaciones jóvenes el patrimonio cultural elaborado por las generaciones precedentes, gracias a esa transmisión cultural el grupo social continua y perpetua.

La enseñanza es una actividad de carácter transitivo, no recae sobre quien la ejerce, sino sobre el sujeto que lleva a cabo la acción de aprender. La enseñanza es un acto bipolar que requiera la presencia de dos agentes ( el que enseña o docente y el que aprende o discente). Esa relación bipolar docente-discente tiene lugar mediante un proceso de interacción personal o de relación comunicativa entre ambos.

EDUCACIÓN:

- La formación en determinadas edades y momentos requiere de una ayuda exterior. Para algunos la educación sería la ayuda que se presta a las personas para que se formen. Otros consideran que el término educación engloba el de formación (postura de la mayoría de los maestros); para otros son términos de la misma consideración: en este caso educación hace referencia a la influencia exterior y al marco de valores desde el que se forma el educando y la formación, se referiría al desarrollo de las capacidades personales. La Educación desde nuestra postura (la de los maestros) hace referencias al desarrollo de las capacidades personales (paideia) y a la influencia que se recibe desde fuera, respecto a la cultura y los valores que se transmiten, y que también aprende el educando, desde una influencia exterior, para vivir en sociedad

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