Discurso público

Estimada profesora, estimados compañeros y más que compañeros amigos.

Tengan ustedes muy buenas tardes

Sabemos que todo llega a su fin, que todo lo que empieza termina. Pero en fin los nervios de decir “¡quiero salir del colegio!” ya estamos a muy pocos pasos de estarlo y estudiar lo que nosotros queramos. Hoy se cierra un capítulo más en su vida, un capítulo en el que quedaron sembrados esfuerzos, preocupaciones y desvelos y que al final termina en una cosecha de triunfos y satisfacciones.

Con el tiempo, ya hombres y mujeres, nos encontraremos por la calle; unos nunca se habrán separado, otros habrán seguido un camino distinto pero todos tendremos algo en común: la educación, la sensibilidad y el compañerismo que nos enseñaron en nuestro colegio.

Para la mayor parte de ustedes, su vida estudiantil está ligada desde los más tiernos años de la infancia al Colegio, al cual llegaron por la acertada decisión de sus padres. Estoy seguro que ahora llegan a su memoria las primeras clases, los deseos para el cumplimiento de las tareas diarias, los instantes plenos de nerviosismo durante los períodos de pruebas, la sensación de bienestar por el feliz resultado de los exámenes, las divertidas conversaciones con los compañeros y los profesores, los momentos de disfrute y convivencia en los recreos; todo ello para que, al final, se forme el cuadro de su venturoso paso por estas salas estudiantiles.

A partir de hoy su mirada comenzará a divisar nuevos horizontes; la vía que han seguido juntos se separa y cada uno escogerá la suya. Independientemente del camino que escojan, tengan siempre y en todo momento como lo más importante en la vida, los verdaderos y permanentes valores humanos: la verdad, la solidaridad, el amor al semejante, la honestidad, la tolerancia, la comprensión, el respeto, la defensa de la vida y la dignidad humana. Palabras que de a poco van desapareciendo de nuestro vocabulario pero que el Colegio las ha insertado en su conciencia como las mejores armas que les permitirán enfrentarse a la realidad cotidiana. Una realidad herida gravemente por la injusticia de la corrupción, la deshonestidad, la pereza y el camino de las ganancias fáciles. Sigan adelante en su formación, recuerden que sin educación no hay forma de comprender la problemática de nuestra compleja sociedad ni de poder encontrar las soluciones. Sin educación es imposible seguir un camino y llegar a las metas proyectadas.

Nunca se conformen, nunca pierdan sus ideales, ilusiones y sueños. Gracias a ellos tenemos razones para vivir. Piensen más en ser que en tener, lo más valioso no es lo que tienen o van a tener es sus vidas, sino a quién tienen en sus vidas.

Tengan siempre una mirada de agradecimiento y apoyo para el Colegio que les ha brindado todo lo que estuvo a su alcance. Él mismo se mantiene por la voluntad de quiénes apuestan a

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