Dos: el doble en Una flor amarilla
Enviado por danielpujol • 4 de Abril de 2016 • Ensayo • 1.864 Palabras (8 Páginas) • 829 Visitas
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Dos: el doble en Una flor amarilla
Narrativa Hispanoamericana
14/10/2015
Licenciatura en Letras Hispanoamericanas
Jairo Alberto Cárdenas López
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Dos: el doble en Una flor amarilla
Por Jairo Alberto Cárdenas López
Fue un poco como si también la flor me mirara,
esos contactos, a veces… Usted sabe, cualquiera
los siente, eso que llaman la belleza.
Una flor amarilla – Julio Cortázar
En este trabajo se pretende observar la manera en que se presenta e influye el evidente tema del doble en el cuento “Una flor amarilla” (1956) del argentino Julio Cortázar (1914-1984). El desdoblamiento de este texto se llevará acabo primeramente contextualizando al lector de algunos datos básicos sobre la vida y obra del autor del relato en que en esta ocasión se centraliza la atención, seguida por una breve descripción de la obra, al igual que mostrando algunos ejemplos de otros autores retomando el tema del doble en algunas de sus obras, para así dar paso al demostración del tema en el cuento antes mencionado.
Julio Florencio Cortázar nace en Bruselas, Bélgica el 26 de agosto de 1914 y muere en Francia, París el 12 de febrero de 1984. Fue un escritor, intelectual y traductor cuya vida se desarrolló mayormente en Argentina, por lo cual, se le considera argentino, sin embargo, en sus últimos años de vida residiendo en Francia optó por la nacionalidad de dicho país. Al ser un gran exponente de la literatura fantástica se le relaciona también con el realismo mágico, que nos remite directamente con colombiano Gabriel García Marquez, y con el surrealismo que a su vez no direcciona a nombres, dentro de otros ámbitos artísticos, como Salvador Dalí y André Breton.
Entre su muy diversa obra podríamos mencionar Rayuela (1963) su novela más reconocida, dentro del género teatral se encuentra la obra Los Reyes (1949) publicada bajo el seudónimo de Julio Denis, en poesía, bajo el mismo seudónimo está Presencia (1938). Cortázar en vida se desarrolló mayormente como cuentista, por lo tanto, podemos indicar algunos libros como Bestiario (1951) que contiene entre otros relatos a “Casa tomada” uno de los más conocidos, Las armas secretas (1959) que por su lado incluye a “El perseguidor” considerado por Cortázar como su mejor cuento, “orillado” a confesar esto durante una clase-conferencia impartida en la Universidad de California en Berkeley y por último Final del juego (1956) en donde podemos rescatar los cuentos: “El ídolo de las Cícladas”, “Axolotl” y “La noche boca arriba”.
El cuento “Una flor amarilla” fue incorporado en Final del juego hasta su segunda y definitiva edición en 1964.[1] Al inicio del cuento el narrador nos revela que todas las personas son inmortales y lo sabe porque se lo contó el único mortal, a quien se le reveló la inmortalidad al encontrarse con un joven que en todos los aspectos se parecía a él tanto en el físico como en los hechos que se suscitaban en su vida, sin embargo, el chico llamado Luc muere y es entonces cuando la primera persona en saber que somos inmortales se da cuenta de que ahora es el único mortal, sabiendo esto, durante un simple suceso, el contacto con una flor amarilla, se le revela el gran valor de la vida.
El mito del doble en la literatura ha sido un tema recurrente desde el Romanticismo[2] tratado desde varias perspectivas de muy distintos escritores reconocidos tales como Edgar Allan Poe con “William Wilson”, Robert Louis Stevenson con El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, Oscar Wilde con El retrato de Dorian Gray, Jorge Luis Borges con “El otro” y claro está el mismo Cortázar con distintos relatos como: “Lejana”, “El ídolo de las Cícladas”, “Isla a mediodía” y “Una flor amarilla”.[3] Con estos ejemplos del autor francés podemos percibir que este tema es tratado con bastante frecuencia en sus cuentos.
Juan Herrero Cecilia dice que «para todo sujeto humano, la realidad más misteriosa es sin duda el enigma de su identidad y el enigma de la relación con el otro, con el cosmos y con el destino de la vida universal. Esto es así porque, desde el dinamismo de su conciencia, cada individuo se siente un «yo» íntimo, separado y distinto. Él es un sujeto perceptor del mundo y del otro, de los otros que están ahí como un «objeto» con el que tiene que establecer relaciones que pueden resultar eufóricas y constructivas o disfóricas y destructivas.» (Herrero, 2011, p. 18)
Con las palabras anteriores tenemos ya un panorama más amplio de tema del doble o el «otro» en un nivel fuera de lo literario, que por lo contrario, atiende a una problemática psicológica o espiritual que sufrimos nosotros como personas. Dejando a un lado lo literario, pero que servirá como motor de arranque para todos estos textos antes mencionados y así manifestarlo desde diferentes puntos de vista.
El perfil del mortal, lo llamaremos así para tener una referencia directa, se nos presenta de la siguiente manera: «Era un tipo nada viejo y nada ignorante, de cara reseca y ojos de tuberculoso.» Además, jubilado, abandonado por la esposa y que «Realmente bebía para olvidar, y lo proclamaba a partir del quinto vaso de tinto.» Con esto podemos observar la imagen que refleja “el mortal”, una imagen de decadencia que poco más adelante tendrá relevancia.
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