EL ESPAÑOL QUE SE HABLA EN EL SALVADOR
Enviado por Rony Sneyder Cruz • 20 de Mayo de 2017 • Ensayo • 3.662 Palabras (15 Páginas) • 503 Visitas
EL ESPAÑOL QUE HABLAMOS EN EL SALVADOR
La lengua Salvadoreña es una de las variantes del español que se hablan a lo largo del continente americano. Como sabemos, el español se origina en el castellano, dialecto románico surgido en Castilla. Debido a sus contactos con la lengua vasca, el castellano evoluciona rápidamente.
¿Qué idioma hablaron los conquistadores españoles? El castellano indudablemente. En las primeras islas descubiertas, los tripulantes de las carabelas se vieron en la necesidad de adoptar un amplio vocabulario de voces caribes, las cuales llevaron a España, incorporándolas rápidamente al habla popular como por ejemplo: canoa, cacique, hamaca, caribe, cazabi.
La lengua Nahuatl
Es necesario establecer la manera como dicha lengua ha influido en las modificaciones sufridas por el español que hablamos en El Salvador.
El nahuatl es uno de los llamados idiomas polisintéticos, es decir, de aquellos en que las palabras se unen entre sí para formar nuevas palabras, a las cuales se agregan también prefijos, infijos y sufijos que las modifican.
En el nahuatl original no existe lo que nosotros conocemos como artículo, aunque el Canónigo Garibay nos dice que según doctrina de algunos gramáticos, los sufijos primarios –tli e – in son un determinativo análogo al artículo de las lenguas europeas de la rama indo-germánica.
En el nahuat de El Salvador se registra un fenómeno muy interesante. En ausencia de un verdadero artículo, el nahuat original usa los demostrativos o los posesivos. Si preguntamos a un indígena como se dice “la casa” me responderá ini cali, “esa casa” o nu-cal, “ mi casa”. Entre los pocos hablantes de la lengua nahuat que aún se encuentran en nuestro país, este prefijo posesivo nu- se ha convertido en ne y constituye actualmente un verdadero artículo. Hay en nahuat pronombres completos semejantes a los del español. Naja, yo; taja, tú; yaja, el; tejemet, nosotros; anmejemet, vosotros; yejemet, ellos. Estas son unidades lexicográficas autónomas. Existen también varias series de prefijos que los lingüistas, por razones de comodidad, han llamado semipronombres, aunque algunos de ellos no lo sean, los cuales no pueden operar como entidades autónomas sino que siempre van unidos a un nombre, a un adjetivo, a un verbo, a un adverbio o a una posición, que en el nahuat hacen las veces de las preposiciones españolas. Los semipronombres posesivos; en realidad adjetivos, son: nu-, mi; mu, tu; i-, su; tu-, nuestro; anmu-, vuestro; in-, de ellos.. Los semipronombres verbales son: ni- ti-, cero, ti-, an-, cero. Con cero indicamos que no existe semipronombre para la tercera persona. Y no hay confusión posible entre la segunda persona del singular y la primera persona del plural ni entre las terceras personas, ya que los plurales agregan el sufijo pluralizante -squet.
No existe en la lengua nahua el infinitivo de los verbos. Para enunciarlos se usa la forma más simple: la tercera persona del presente indicativo. Tampoco existen los verbos ser y estar, los cuales se sobrentienden en las construcciones. Todos los verbos nahuas son regulares con excepción de los verbos ir y venir, que tienen una conjugación especial.
Los diminutivos desempeñan un importante papel para matizar el idioma. Existe una gran variedad de diminutivos, cada uno de ellos con un significado especial, pudiéndose agregar dos o tres diminutivos de una palabra.
Las palabras pueden unirse unas a otras y agregar prefijos, infijos y sufijos para formar nuevas palabras. Esta unión no es arbitraria sino que obedece a rígidas reglas gramaticales, entre las cuales es indispensable señalar las siguientes:
- Cuando se unen dos sustantivos, el primero pierde su terminación, quedando integro el segundo, el cual califica al primero que permanece genitivo.
- Si el sustantivo se une a un adjetivo, este va en primer lugar. Solo en contadas ocasiones, por razones eufónicas, se coloca el adjetivo después del sustantivo.
- Cuando uno o más sustantivos se unen a un verbo, este va al final.
- Los numerales van siempre en primer lugar.
Nahuatización del español
La primera corriente asimilación de vocablos nahuas al español fue provocada por los propios conquistadores, quienes al tropezar con plantas, animales y cosas que les eran totalmente desconocidos y para los cuales no había nombre alguno en español, se vieron forzados a adoptar el nombre nahua para designarlos, especialmente cuando se trataba de alimentos. Los españoles traían ya un extenso vocabulario de palabras caribes y aztecas, adquirido a su paso por México y en su larga estancia en las Antillas. Como es natural, los nombres nahuas fueron deformados en mayor o menor grado por los conquistadores. Existen en esta lengua fonemas no usuales en el español, como ts, sh, tl y terminaciones en t, tl, o c, que los castellanos no lograban pronunciar debidamente. Adi, el fonema sh se transformó en j y se dijo Acajutla en vez de Acashutla, ejote, por eshut, jilote por shilut. El fonema ts cambio a z y tsaput fue zapote, tsunte cambio a zonte y tsupilot a zopilote. Las terminaciones en t, tl o c, agregaron una e: elot-e, jocot-e, chicot-e, tepequ-e. El Cuscatlán de nuestra actual Republica de El Salvador le fue impuesto por los mexicanos, ya que en el nahuatl no existe el fonema tl. El nombre original fue si acaso, Cuscatlán.
La segunda corriente, la más importante y la que más decisiva influencia ha ejercido sobre el español que hablamos en El Salvador, se produjo cuando loa indígenas, ya establecida la Colonia, comenzaron a hablar español. Como se sabe, no lo estudiaron en escuelas, gramaticalmente, sino en el diario contacto con los conquistadores. Comenzaron también por deformar las palabras castellanas, pronunciándolas, a su manera y cambiando algunos fonemas por los del nahuatl. En primer lugar, suprimieron toda diferencia entre s, c y z, sustituyéndolas por el fonema nahua velar, fricativo, no sonoro que suena como una j suave, que aun usamos al decir, por ejemplo, nojotros, y que tan notorio es en el habla de los nicaragüenses. La ll se cambió por una Y muy marcada, que no solo substituyo a aquel fonema sino que se introdujo donde no existe. No solo decimos cabayo, estrella, etc., sino que la pronunciamos separando el diptongo ia y decimos diya, habiya, teniya, etc.
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