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EL LENGUAJE SEGUN SU ORIGEN


Enviado por   •  6 de Febrero de 2013  •  2.986 Palabras (12 Páginas)  •  603 Visitas

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MATERIA: LINGÜISTICA

ENSAYO

“EL ORIGEN DEL LENGUAJE”

NOVIEMBRE DEL 2012.

R E S U M E N

La hipótesis divina del origen del lenguaje nos dice, que Dios le otorgó al hombre la capacidad de dar nombre a todos los seres de este mundo. La teoría onomatopéyica afirma que el hombre comenzó a hablar imitando los sonidos de su alrededor, como los que producían los animales o los distintos elementos que estaban a su alcance. Para los filósofos griegos, el origen residía en que las palabras o sonidos asignados, eran similares a lo que se quería representar, y entonces era algo “natural”. Así pues, cuando se requería repetir tal esfuerzo físico, se cree que se comunicaban imitando el sonido que espontáneamente salía al hacerlo.

Introducción

La cuestión del origen del lenguaje ha cautivado desde hace muchos años a la humanidad. Entre los aspectos filosóficos de esta búsqueda comenzaré aportando noticias sobre la más antigua investigación acerca del origen del lenguaje que ha llegado hasta nosotros; después trataré de expresar por qué nos interesa esta cuestión y describiré sumariamente algunos de los hechos más importantes de los autores principales de esa investigación filosófica; además proyectaré algunos enfoques contemporáneos y como punto final terminare con un enfoque filosófico personal.

LA INVESTIGACION DEL ORIGEN DEL LENGUAJE

La más antigua investigación sobre esta materia de la que se tiene noticia es la que nos cuenta Herodoto (484-420 a. de C.) acerca del rey egipcio Psamético I (663-525 a.c.):

Los egipcios, antes de que Psamético reinara sobre ellos, se consideraban los hombres más antiguos del mundo, pero desde que Psamético, al ocupar el trono, quiso saber que pueblo era el más antiguo, consideran que los frigios son más antiguos qué ellos, y ellos más antiguos que todos los demás. Resulta que Psamético, como no podía hallar, pese a sus indagaciones, ninguna solución al problema de quiénes eran los hombres más antiguos, puso en práctica la siguiente idea. Entregó a un pastor dos niños recién nacidos, hijos de las personas que tenía más a la mano, para que los llevara a su apriscos y los criara con arreglo al siguiente régimen de vida: le ordenó que nadie pronunciara palaba alguna delante de ellos, que permaneciesen aislados en una cabaña solitaria y que, a una hora determinada, les llevara unas cabras y que, después de saciarlos de leche, cumpliese sus restantes ocupaciones. Psamético puso en práctica este plan y dio esas órdenes porque quería escuchar cual era la primera palabra que, al romper a hablar, pronunciaban los niños, una vez superada la etapa de los sonidos ininteligibles. Y, en efecto, así sucedieron las cosas. Dos años llevaban ya el pastor en este menester, cuando un día, al abrir la puerta y entrar en la cabaña, los dos niños, lanzándose a sus pies, pronunciaron las palabras becós al tiempo que extendían sus brazos. Como es lógico, la primera vez que la escuchó, el pastor no le dio importancia, pero como en sus frecuentes visitas para cuidar de ellos, ésta palabra se repetía insistentemente, acabó por informar a su señor y, por orden suya, condujo a los niños a su presencia. Entonces cuándo Psamético los hubo escuchado personalmente, se puso a indagar que pueblo daba a algún objeto el nombre de becós y, en sus indagaciones, descubrió que los frigios llaman así al pan. Por lo tanto, y sacando deducciones de este hecho los egipcios convinieron en que los frigios eran más antiguos que ellos.¹

El relato de Herodoto es realmente sugestivo y se remonta a hace dos mil quinientos años. Como el propio Herodoto no está del todo seguro de la exactitud histórica de su narración, ya que corresponde a un suceso qué acaeció doscientos años antes, añade a renglón seguido: «Que así sucedió, lo escuché de labios de los sacerdotes de Hefesto en Menfis. Sin embargo, algunos griegos dicen, entre otras muchas tonterías, qué Psamético mandó cortar la lengua a unas mujeres y dispuso que los niños se criaran con ellas en esas condiciones».

Este largo relato ilustra acerca de varias cosas:

1. La primera, es la necesidad de arrancar de la experiencia, del trabajo experimental en el estudio del lenguaje, también en la investigación filosófica. Para progresar decisivamente en la comprensión de un fenómeno tan rico y polifacético como es la comunicación humana necesitamos una articulación disciplinar de lingüística, filosofía y todas las demás ciencias que se ocupan del lenguaje: si estudiamos aisladamente la comunicación lingüística con unas categorías particulares súper especializadas, ese fenómeno tan rico y complejo se nos escurre, como el agua entre las manos, casi sin darnos cuenta.

2. El segundo comentario tiene una cierta carga política. Psamético acometió aquella investigación porque quería saber que pueblo era el más antiguo y por tanto el más honorable. Llega a la conclusión de qué los frigios son más antiguos que ellos por la palabra becós que brota espontáneamente de esos niños criados por cabras y por un pastor silencioso. Pero lo sorprendente es qué de éste experimento parece concluir también que los egipcios, después de los frigios, son un pueblo más antiguo que todos los demás. Como es obvio del experimento no se desprende esa consecuencia, sino más bien se desprende una consecuencia contraria: Psamético pensaba que unos niños educados en silencio prorrumpirían espontáneamente en palabras egipcias, demostrando así que el egipcio era la lengua natural y primigenia de los seres humanos.

La búsqueda de la lengua primitiva, la lengua del paraíso, la lengua perfecta, es una investigación realmente fascinante. Remito al libro de Umberto Eco la búsqueda de la lengua perfecta en la cultura europea para quienes estén interesados. Algunos textos de los cruditos vascos de siglos pasados dicen qué «demostraban»

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