EL OJITOS

TITULO: EL OJITOS

La razón de todo lo que ocurre es que las tropas mercenarias no tienen

otro incentivo ni otra razón que las mantenga en el campo de batalla que un

poco de sueldo, siempre insuficiente para

conseguir que mueran por ti.

Nicolás Maquiavelo. El príncipe.

Era marzo del 2015, cuando apenas pasaban las cinco de la tarde, que en el estacionamiento de concurrido centro comercial, se escuchaban las detonaciones de armas de fuego, unos decían que eran dos los agresores, otros que eran tres, el resultado es que yacían dos cuerpos sin vida entre los vehículos, uno en particular con bastas provisiones como para pasar sin hambre la incipiente primavera y el siguiente verano.

Una patrulla estatal circulaba por las inmediaciones y escucho el vivo estertor del rugir de las armas, a la vista un automóvil negro, que huía trepidante del lugar, siendo de inmediato perseguido con códigos luminosos y sonoros encendidos, dándole alcance en apenas siete minutos, tan cortos y tan largos dependiendo de qué lado lo vean, seguidores y perseguidos, siete minutos o cuatrocientos veinte segundos. Hay flagrancia dicen los que saben.

Dejo a un lado este acto de la detención, para relatar el objeto de interés de un hecho acontecido en una ciudad “tal” de una entidad federativa “tal”, que importa, pudo haber sido cualquiera en esta vorágine de violencia en que se ha convertido nuestro País.

Minutos después, estamos en las celdas de detención, para elaborar la puesta a disposición, con equipos de cómputo con sus impresoras; tres estancias, para precisar de 2x2, pintados en azul claro, con sus barrotes robustos y su candado “MASTER”, y una reja de seguridad de cortina metálica; ahí tuve a la vista a una persona del sexo masculino, era apenas un muchacho, dijo tener 22 años y venir de BADIRAGUATO, no de Sinaloa, dijo muy horondo: DE BADIRAGUATO, - cuál es su nombre, pregunte, PA’ QUE, - tiene algún apodo: “EL OJITOS”, soy “EL OJITOS” … y levanto su cara para que yo entendiera el porqué, y también para que dejara de preguntar, se aferraba a los barrotes, me daba la impresión de que evitaba caer al vacío o para sujetarse mejor a la realidad de su situación, o ambas cosas….

Los oficiales requisitaban la puesta, “EL OJITOS” traía una cartera de tela con una hoja de marihuana bordada en un verde muy reluciente, en su interior una copia fotostática de una credencial de elector, en blanco y negro, que no correspondía a la persona detenida, una  imagen enmicada de san juditas, dos billetes de cincuenta pesos, un celular de cacahuatito, por cinturón traía un listón, era apenas un jirón de tela en color negro; se embalaba un cuerno de chivo algo cuya empuñadura estaba rota, una pistola colt calibre 0.380”, se tenían los datos completos del vehículo honda Accord, en color negro; se ignoraba el paradero de los demás presuntos agresores….

El italiano César Lombroso, considerado el padre de la criminología, nos ha legado un estudio profuso que desde el punto de vista evolutivo y antropológico ha dado lugar a una clasificación de delincuentes que tienen en cuenta características físicas: Criminales natos, Delincuentes dementes o Criminaloides, unos ofensores primitivos caracterizados por un proceso de degeneración evolutiva que podían ser descritos por determinadas características físicas, otros ofensores que padecen patologías mentales acompañadas o no de físicas y otros que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores, pero determinadas circunstancias les han llevado a delinquir (1); el OJITOS, no lo sabía, como lo hubiera sabido, además es lo que menos le hubiera interesado -ser objeto de estudio de algún Lombroso contemporáneo.

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