ENSAYO La Formación Valoral Como Parte Funcional Del Docente Del Siglo 21

La formación valoral como parte funcional del docente del siglo 21.

Los valores son la conciencia de nuestra cultura.

En la sociedad del conocimiento, es difícil imaginar que no se tengan claras las reglas del juego, dentro de las aulas o que un docente no tenga claro cuáles son sus funciones y responsabilidades, además, de no conocer la historia que lo precede; pero en muchas ocasiones, esto es una realidad y no por eso, se puede decir que no es funcional.

Sin lugar a dudas, somos una sociedad muy particular, de la cual se pueden apreciar hasta nuestros días los usos y costumbres de corte colonial y monárquico, en los que imperan los roles discriminatorios de género, pobreza, etnia o raza diferente, por ser indígena o tener creencias y costumbres diferentes o simplemente por verse diferente; y en todo este bagaje intervienen muchos factores, pero el que nos ocupa abordar es el que el docente sea el menos capacitado para poder diferenciar, criticar y por supuesto dar solución cuando le es presentado.

Durante muchos años, se ha presenciado un innumerable cumulo de situaciones, que han requerido de la intervención de un docente perspicaz, para dar solución a problemas políticos, sociales y/o culturales, acordes a situaciones particulares, sin dejar de lado la época y sobre todo el contexto; en dichas situaciones, se ha intervenido, entendiendo el valor como la significación socialmente positiva (Fabelo, 1989). Siendo objetivos y claros en lo que en esos momentos requería la sociedad. Puesto que no se puede ir en contra de sus tradiciones, usos y/o costumbres, ya que no es posible contravenir u ofuscar a la misma, por más que un valor, sea expresado en una condición inversa.

Los valores no son pues el resultado de una comprensión y, mucho menos de una información pasiva, ni tampoco de actitudes conducidas sin significación propia para el sujeto. Es algo más complejo y multilateral pues se trata de la relación entre la realidad objetiva y los componentes de la personalidad, lo que se expresa a través de conductas y comportamientos, por lo tanto, sólo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valoración, reflexión en la actividad práctica con un significado asumido. Se trata de alcanzar comportamientos como resultado de aprendizajes conscientes y significativos en lo racional y lo emocional.

El fenómeno de cómo desarrollar y formar valores es un proceso de enculturación (Aguirre, 1995; 498), que dura toda la vida, en el que inciden los cambios sociales que se producen y que provocan transformaciones en las interrelaciones humanas, en las percepciones, y en las condiciones materiales y naturales de vida, es decir, en la calidad y sentido de la vida. Los valores son razones y afectos de la propia vida humana la que no se aísla de la relación de lo material y lo espiritual y, entre lo social y lo individual. Sin olvidar que en nuestra sociedad, gran parte de nuestro rezago en este ámbito, es debido a la poca inversión que se le ha heredado a la práctica educativa ya que esto infiere directamente en la actualización del

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