ESTÚPIDO PAÑUELO BLANCO

ESTUPIDO PAÑUELO BLANCO

Sebastián de 6 años era un niño muy hiperactivo, demasiado de hecho, saltaba en el sofá, se trepaba a los muebles, corría por toda la casa y a veces ignoraba las órdenes de sus padres, e incluso en la escuela lo hacía, en fin no se mantenía quieto. Sus padres estaban por perder el control con él porque pensaban que solo hacía berrinches pero a la hermana mayor de Sebastián, Sara de 18 años, no le parecía normal el comportamiento de su hermano, ya que ella trabajaba de niñera y había conocido a muchos niños de la edad de Sebastián que eran de igual de hiperactivos pero a diferencia de él, estos si acataban las órdenes que se les daban y le extrañaba que su hermano no se comportaba de la misma manera. Ella no creía que fueran rabietas, de ser así, Sebastián estaría gritando y llorando todo el día y eso la preocupaba aún más. Sara recientemente había sabido del caso de la hermana menor de su mejor amiga Jenny, era más pequeña pero básicamente hacía lo mismo que su hermano y la diagnosticaron con Síndrome de Déficit de Atención, decidió comentárselo a sus padres y en base a todas las observaciones de Sara era muy posible que su hermano tuviera este síndrome.

Visitaron a un psicólogo recomendado de los padres de Jenny, el proceso de revisión fue complicado ya que Sebastián corría por todos lados y no cooperaba, después de unos minutos se confirmó que tenía Síndrome de Déficit de Atención. Mientras que sus padres hablaban con el doctor de que tratamiento debería llevar más a su nivel, Sebastián había estado hurgando en la caja de juguetes que estaba en la esquina del consultorio y encontró un objeto que le llamó mucho la atención: era un pañuelo pequeño parecido a una manta de color blanco, el niño quedó fascinado con el objeto porque era demasiado suave y se sentía feliz cuando lo mantenía cerca. A sus padres les sorprendió que Sebastián no hubiera molestado en un buen rato, luego lo miraron y vieron que sostenía un pequeño pañuelo blanco al que estaba abrazado, le preguntaron al doctor si los niños con esta complicación hacían esas cosas y les explicó que era bastante normal que los niños con déficit de atención se aferraran a distintos objetos, en el caso del niño era ese pañuelo blanco.

Pasaron las semanas y todo se volvió bastante normal, a Sebastián se le permitió quedarse con el pañuelo y se le dio un tratamiento al que estaba respondiendo muy bien y diariamente se le veía en paz pero aferrado al pañuelo, se encariñó tanto con el que lo llamó “Fuffy” Sara supuso que ese pañuelo mantenía tranquilo a su hermano cuando recibía su medicamento y estaba contenta de que pudiera ser un niño “normal” en su opinión. Un día, sus padres habían salido y dejaron a Sara a cargo, estaba relajándose escuchando música cuando un llanto la hizo saltar de repente y sabía de quien era ese llanto, salió de su cuarto y corrió al cuarto de su hermano, estaba sentado en el suelo llorando incontrolablemente, Sara se acercó cuidadosamente a su hermano y lo abrazó tratando se consolarlo.

-“Shh ¿Qué pasó Sebastián? ¿Qué tienes?” Preguntó Sara.

-“¡Perdí a Fuffy Sara! ¡No puedo encontrarlo! ¡Quiero a Fuffy!” Lloró Sebastián.

-“Aw Sebas, tranquilo osito shh shh, lo vamos a encontrar, busquemos a tu Fuffy ¿de acuerdo?

Sebastián asintió y Sara comenzó a buscar a su Fuffy por todos lados.

Había pasado un buen rato con Sara frustrada buscando el pañuelo y porque Sebastián empezó a llorar otra vez porque no podía estar separado de su Fuffy más tiempo y a Sara le dolía mucho escuchar a su hermanito tan molesto.

...