EVALUACIÓN LENGUAJE Y COMUNICACIÓN.
Enviado por kmy_iz • 23 de Marzo de 2016 • Tarea • 1.410 Palabras (6 Páginas) • 546 Visitas
EVALUACIÓN LENGUAJE Y COMUNICACIÓN Nombre: ________________________________________________ Curso: 6° ___ Fecha: _________ Puntaje Real: ______ Puntaje Obtenido:______ Nota:___________ |
Objetivo de Aprendizaje: Evaluar los aprendizajes trabajados durante el semestre mediante ejercicios de los contenidos.
TEXTO 1
El emperador bandido
Escena I
El emperador Carlomagno aparece durmiendo en su lecho del castillo.
Espectro: ¡Despierta, emperador! ¡Atiéndeme! Quiero advertirte que a tu alrededor están sucediendo hechos preocupantes. Tú, entre estas cuatro paredes, pareces no ser consciente del peligro que corre el imperio. Debes actuar cuanto antes o te arrepentirás. Prepárate, sal de aquí tú solo, sin la compañía de ninguno de tus servidores. Tendrás que cometer un robo. Haz lo que te digo.
Carlomagno: (Se despierta sobresaltado). ¡Oh! ¡No ha sido más que un sueño! (Se levanta. Desconcertado, empieza a pasear por la habitación). Pero... ¡No! Todo era demasiado real. ¿El imperio en peligro? ¡No puedo consentirlo! Tengo que obedecer para averiguar lo que está pasando.
(Se viste con ropas sencillas para que nadie pueda reconocerlo. Abandona el castillo a caballo).
Escena II
Es noche de luna llena. Carlomagno va atravesando el bosque que rodea el castillo. De pronto aparece un hombre sobre un caballo blanco que intenta no ser descubierto.
Elbegasto: (Con voz enérgica, cerrando el paso a Carlomagno). ¿Quién va? ¿Adónde te diriges a estas horas? ¡Habla!
Carlomagno: (Sin sentirse intimidado). ¡Solo el emperador tiene derecho a interrogarme! ¡No responderé a nadie!
Elbegasto: ¡Ahora verás! (Desenvainando su espada). ¡Te pesará lo que acabas de decir!
Sin desmontar de sus respectivos caballos, los dos empiezan a luchar. En un lance, Elbegasto cae al suelo y pierde su espada.
Carlomagno: (Descabalgando y sujetando a su rival por las muñecas). No voy a acabar con tu vida. Te dejaré libre, pero antes dime tu nombre y qué es lo que haces aquí.
Elbegasto: (Desde el suelo). Me llamo Elbegasto. Hace un tiempo, por culpa de un traidor, el emperador me desterró. Desde entonces, estoy escondido y me veo obligado a robar para subsistir.
Carlomagno: (Soltándolo). Bien. Me servirás de gran ayuda. Quiero robar en el castillo del emperador.
Elbegasto: (Interrumpiéndolo). ¡Jamás haré una cosa así! ¡Nunca traicionaré a Carlomagno! Muchos levantaron calumnias contra mí y él me desterró. Pero estoy seguro de que podré limpiar mi honor. Te propongo ir al castillo del conde Egerico. Él ha arruinado a mucha gente: su codicia no tiene límites.
Carlomagno: (Con expresión de sorpresa). Bueno, ¡vayamos allí entonces!
Escena III
Carlomagno y Elbegasto escalan el muro del castillo de Egerico, entran en una habitación y roban unas alhajas. Oyen pasos y se ocultan tras las cortinas.
Conde: (Llega con su esposa). ¡No puedo dormir! ¡No puedo!
Condesa: Cuéntame lo que te preocupa.
Conde: (Cabizbajo). Lo haré. Hasta ahora he tenido que guardarlo en secreto, pero ya ha llegado el momento esperado. Dentro de unas horas, algunos caballeros y yo acabaremos con el emperador. Nos ha prohibido cobrar nuevos impuestos y no estamos dispuestos a consentirlo.
La condesa abraza a su marido. Carlomagno y Elbegasto aprovechan para abandonar su escondite.
Elbegasto: (Ya fuera del castillo, con indignación). ¡Rápido! ¡Hay que alertar al emperador!
Carlomagno: Yo lo haré. ¡Adiós! Volveremos a vernos.
Escena IV
En un salón de su castillo, Carlomagno está rodeado de un grupo de consejeros.
Carlomagno: Señores, el conde Egerico y otros nobles no tardarán en llegar. Vienen dispuestos a matarme.
Todos: ¡Oh! ¡No puede ser!
Consejero: (Con rabia). Ese traidor... Señor, no lo permitiremos. ¡Soldados, venid! Un grupo de soldados toma posiciones en la estancia. Entran Egerico y sus hombres. Los soldados los prenden y se los llevan.
Carlomagno: (Dirigiéndose a dos servidores). Ahora id en busca de Elbegasto y traedlo a mi presencia. Podréis encontrarlo en el bosque que rodea el castillo.
Al poco, entra Elbegasto en el salón. El emperador se levanta para recibirlo.
Elbegasto: (Estupefacto). Así que... ¡Erais vos! ¡No os reconocí con esas ropas!
Carlomagno: (Abrazándolo y dirigiéndose a todos los presentes). Gracias a él estoy vivo. ¡No sé cómo pude dudar de su lealtad! Desde hoy serás uno de mis consejeros.
Elbegasto: (Bajando la cabeza en señal de respeto). Gracias, señor. Estaré siempre a vuestro lado.
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