El Aborto

Centrándonos en el tema del aborto inducido, nos es evidente que la sociedad se ha encargado de hacer de él un tema polémico, si bien es cierto que el tabú se ha reducido considerablemente, muchos individuos, aún en el siglo XXI, tienden a tener su cabeza teñida de ideales netamente conservadores, que no les permiten pensar de manera más abierta ante este hecho plenamente amplio.

En Colombia, el aborto está permitido: cuando existe peligro para la salud de la madre, cuando existe una malformación en el feto que hace inviable su vida y en casos específicos de violación. Ahora bien, según un estudio del instituto Guttmacher de Nueva York: "anualmente ocurren 412.000 abortos inducidos en nuestro país. Visto de otra forma, cada año una de cada 26 colombianas en edad reproductiva (15 a 44 años) tiene un aborto, de acuerdo con la última investigación realizada en 2008".

Estos abortos, que se realizan clandestinamente, ante la inexistencia de legalización, ponen en riesgo la vida de las madres, apreciando el hecho de que las garantías sanitarias son muy pocas o nulas. De este modo, se afirmaría que por la gran cantidad de mujeres que practican la interrupción voluntaria del embarazo, lo mejor sería hacerlo legal para que así las damas de esta sociedad contemporánea, no se expongan a dichas condiciones tan precarias.

En la actualidad, existen infinidad de movimientos feministas que están en contra de las políticas que les cohíben practicar el aborto. Estas féminas, exigen educación sexual para decidir, realizan una serie de manifestaciones en pro de su libertad y argumentan que el feto está en su cuerpo y que el hecho de que sea prohibido no asevera que las mujeres lo dejen de practicar, sólo agrava la tasa de mortalidad.

Antagónico a ellas, está la iglesia, regida por la moral y lo tradicional, éstas han sido por eso mismo, víctimas de algunas de las concentraciones que se dan, especialmente por las integrantes del FEMEN, a quienes llaman sextremistas; han sido promotoras del aborto y han interrumpido catedrales semidesnudas, con mensajes en sus pechos, bastante controversiales.

Tanto la iglesia como las feministas empedernidas, se van a los extremos ¿es eso lo correcto o debemos buscar un equilibrio? Muchas otras personas, opinan que es decisión de cada quien, pero como siempre estamos inmersos en el sistema y en el poder político y como nuestro pensamiento nunca coincidirá con el del otro, porque todos tenemos percepciones distintas, vamos a quedar inmersos en el tema, por generaciones, ojalá no sean demasiadas.

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